Título: Tarde.
Advertencia: final muy sad.×××××××××××××××××××××××××
– No quiero tu lástima.
Fueron las únicas palabras que escupió con dolor la morena que veía a McCoy alejarse, sin tener la menor idea de lo que la mutante sentía por él, todo lo contrario de Charles, que se encontraba tras ella y al que iban dirigidas sus palabras.
Se giró para enfrentar al telépata, que la miraba con tristeza, pues podía sentir el dolor de Evie, quien tenía el corazón roto.– Deberías decírselo.
– ¿Para qué? Eso no cambiaría absolutamente nada. Él nunca me mirará como mira a Raven.
En el fondo Charles sentía que tenía razón, pero también sentía que Bestia la amaba más que a la mismísima Raven y que lo escondía verdaderamente bien.
– Evie...
– No quiero oír ni una sola palabra, Charles. Estoy cansada de tanto dolor.
Dejando al mencionado con las palabras en la boca ella desapareció, pues podía teletransportarse hacia dónde deseara. Y en ese momento, se teletransportó a su rincón, dónde podía ser ella misma y podía dejar que sus sentimientos fluyeran libres: su habitación.
Ahí fue dónde pasó el tiempo, días enteros en los que no salió del cuarto en ningún momento, cosa que empezó a preocupar a Charles. En más de una ocasión intentó hablar con ella, pero le respondía con evasivas si es que respondía.Casi una semana después, Charles estaba histérico con la idea de que Evie no salía del cuarto y tampoco dejaba entrar a nadie, le preocupaba pensar que si seguía así su salud peligraría. Entre todos sus pensamientos la voz de Hank apareció, devolviéndole a la realidad.
– ¿Decías? —Preguntó Xavier frotando su tabique nasal con cansancio—.
– Decía que si tenías alguna idea de dónde está Evie, hace tiempo que no la veo y me resulta extraño.
Un suspiro resonó del telépata mientras cerraba los ojos con frustración.
– Está encerrada en su cuarto desde hace casi una semana.
– ¿Qué? —Preguntó alarmado y preocupado—. ¿Y por qué lo has permitido?
El ojiazul le lanzó una mirada ofendida y enfadada, pues había probado de mil maneras y no había dado nada resultado.
– ¿Crees que no lo he hecho? —Preguntó molesto—. Un corazón roto no se cura con un par de palabras, Hank.
– ¿Corazón roto?
Al instante se golpeó mentalmente por decir aquello, estaba tan frustrado que no se percató que hablaba con él cuando dijo aquello. Los ojos de McCoy estaban tan abiertos que amenazaban con salirse de sus órbitas en cualquier instante, desde luego no esperó aquella confesión.
– ¿Evie está... Enamorada? —Su pecho se hinchó de pena y celos, cosa que lo sorprendió de sobremanera—.
– Sí. Y el muy estúpido no ha captado aún la indirecta. Ella piensa que está enamorado de otra.
– ¿Cómo? Pues si es así él se está perdiendo a una gran chica. Evie es dulce, es inteligente, es divertida, luchadora, es maravillosa y cualquier persona estaría encantada de tenerla como pareja. —pronto sintió como si se quitara un gran peso de los hombros—.
– Qué curioso resulta que digas eso cuando eres tú la persona de la que ella está enamorada.
Bestia casi se atragantó con su propia saliva, ¿podía ser eso posible? Por un instante pensó que únicamente la había visto como una amiga, pues él estaba cegado con Raven. Pero sabía que tenía fuertes sentimientos hacia Evie, y no fue hasta escuchar los que ella sentía por él que comprendió el porqué su corazón se paró unos instantes para luego brincar de felicidad. Él la quería, claro que la quería. Tanto o más que ella.
Echo a correr ignorando las miradas confusas o sorprendidas de los estudiantes y aporreó la puerta del cuarto de la joven, entrando sin esperar una respuesta y allí la encontró. Tendida en el suelo con un sobre en la mano y los ojos abiertos mirando el techo. La mano de Hank voló hacia su boca, incapaz de creer lo que sus ojos veían. Esparcidos cerca de su otra mano habían algunas pastillas y un frasco vacío.
Se acercó lentamente hacia su cuerpo sintiendo la culpa, la pena aplastarle el pecho y las lágrimas escurrir por sus mejillas. Dejó caer sus rodillas al lado del cuerpo inerte de su amada y la abrazó dejando que un sollozo rebotara en las paredes, sentía frustración, sentía en aquel momento un odio infinito a sí mismo por no haberse atrevido a expresar sus sentimientos. Un sofocado grito de dolor quemó su garganta y llamó la atención de muchos. En la puerta apareció un rápido Peter que quedó en shock y un Kurt que se tapó la boca con ambas manos horrorizado.
Erik apartó a ambos jóvenes, ordenándoles volver a sus cuartos, a todos los presentes. Charles, que estaba acercándose entró en la cabeza del que menos le convenía, sintiendo una lágrima escurrir por su mejilla por la imagen que se ilustraba en su cabeza y los sentimientos que lo embargaban. Después de todo y como decía el dicho, no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde.[...]
Hicieron un entierro precioso, todo el colegio asistió. Muchos lloraron, algunos dijeron unas palabras y cuando todos regresaron a sus cuartos, McCoy se quedó frente a la lápida dónde relucía el gravado del nombre de su amada. Dejó a los pies del mismo una rosa azul, la favorita de ella.
– Nunca supe porqué te gustaba tanto la flor... —Murmuró con un deje de sonrisa.— Y nunca hubiese imaginado que fuese por mí. —Y de nuevo, lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos cansados, había leído la carta que ella había dejado, era para él dónde confesaba cada sentimiento y pensamiento que había guardado.— Si no hubiese sido tan idiota y tan ciego, tal vez ahora estarías aquí conmigo, Evie.
Acarició lentamente la lápida y se dirigió hacia el interior de la escuela, un lugar que sentía vacío ahora que ella no se encontraba en él.
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Marvel Stuff
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