Título: Problemas fuera.
Dedicado a: Florenciastan Espero que te guste, aunque siento que no me ha salido demasiado bien. :(×××××××××××××
Tensión sexual. En eso se simplificaba todo. En la sede no había un alma que no se diera cuenta de aquella tensión, claro está salvo los propios involucrados. Tony en ocasiones había estado apunto de gritarles que fueran a un hotel y arreglasen aquello, solo había logrado más de un problema. No es que se tratase de miradas furtivas o comentarios fuera de contexto. Más bien todo lo contrario, siempre parecían estar enfadados con el otro, cualquier comentario generaba una tonta discusión y aquello había acarreado más de un serio problema. El último que pudieron soportar fue el de la última misión, cuando una pelea por el comunicador casi logra hacer que aniquilen a Natasha, así que ella misma decidió tomar cartas en el asunto.
A Katherine le dijo que la esperase en la habitación, que tenía algo importante que contarle. Por supuesto, ella no opuso objeción alguna, le tenía demasiado respeto. A James le dijo que debía seguirla, simplemente.
─ ¿Qué hacemos aquí, Romanoff?
─ Tú entra.
Con el ceño fruncido, Barnes entró en la habitación de la vengadora, quién se cruzó de brazos ante la presencia de la persona a quién menos lograba soportar.
─ Hasta que no os aclaréis no váis a salir de ésta habitación.
Y con ello cerró la puerta antes de que cualquiera de los dos lograse poner el pie aunque fuese. La rubia golpeó con firmeza la puerta repetidas veces sintiendo la furia crecer en su interior.
─ ¡Romanoff! ¡Sácanos de aquí! ¡Ahora!
─ Ni lo sueñes. Tenemos que ser un equipo, y hasta que no sentéis vuestros culos y habléis no váis a lograr nada.
Wildes gruñó enfurecida, golpeando una vez más con el pie la puerta antes de tomar asiento a los pies de la cama cruzada de brazos. Observó al soldado que se había quedado estático junto a la puerta como si hubiese quedado petrificado. Lo hubiera pensado de no ser por la suave respiración que escuchaba en el silencio de la habitación.
─ ¿Vas a quedarte ahí hasta que acabemos muertos o qué?
La mirada que le lanzó el soldado de invierno le hizo sentir un escalofrío en su espalda, mas no dijo nada. Mantuvo su postura erguida e indiferente, cruzando sus piernas cuando Barnes decidió sentarse a su lado.
─ ¿Por qué me odias?
Su ronca voz resonó en los oídos de la fémina. Aquella pregunta le resultó tan sorprendente que se giró a mirarlo con las cejas alzadas.
─ ¿Yo odiarte a tí? Si casi te falta apuñalarme cuando me ves, James.
─ Eso no es cierto.
─ Claro que lo es. Desde el momento en el que nos conocimos.
─ Nunca te he odiado, Katherine.
Se quedó momentáneamente en blanco ante la azulada mirada que le dirigió el varón. Exhaló con dramatismo intentando volver a la realidad, girando su cuerpo hacia él para encararlo.
─ Por eso no podemos ni vernos, ¿verdad? Déjalo, Barnes. Ya tengo claro que nunca voy a caerte bien y...
No pudo seguir sus palabras, los labios de Bucky impedían su habla. No cabía en ella de la impresión, y él se alejó con aspecto avergonzado viendo que no estaba siendo respondido.
─ Yo... Disculpa no...
Esta vez fue ella la que le impidió seguir hablando. Ignoró toda sutileza, añoraban demasiado probar los labios impropios. Ella alzó una pierna quedando a horcajadas en las caderas del soldado, que llevó inmediatamente sus manos a las nalgas de la agente, que le apremió con un ahogado gemido sobre sus labios. Sus lenguas batallaron en una guerra en la que ambos estaban ganando. Las pequeñas manos de ella se colaron bajo la camiseta de Barnes, delineando sus abdominales y bajando la boca hasta su cuello, el cuál llenó de besos y mordiscos, ganando, orgullosa, los suspiros del varón.
Podía notar cómo se mostraba dubitativo sobre dónde colocar su mano metálica, así que ella decidió darle un incentivo. Rodeando su muñeca metálica, deslizó su mano bajo sus pantalones, sintiendo un escalofrío ante el frío de su articulación sobre su húmedo montículo.
Bucky entendió al instante la indirecta, cuando comenzó a jugar con su botón sensible haciéndola estremecer. Decidió no quedarse atrás, cuando se deshizo tanto de su camiseta como de la de él, disfrutando en primera persona de su escultural cuerpo.Volvió a unir ambas bocas en un beso necesitado mientras enhebraba sus dedos en el suave cabello del soldado. Segundos después la elevó agarrando sus muslos para cambiar las posiciones, repartiendo besos en la piel expuesta de Katherine provocándole pequeños suspiros temblorosos. No podía negar que había soñado en más de una ocasión con hacer algo como eso, tanto él como ella, pero eran demasiado orgullosos para admitirlo. Las manos de Barnes se deshicieron de los pantalones de la agente mientras ella alzaba su cadera para facilitarle el trabajo y así quedar en ropa interior frente al hombre que tanto parecía odiar.
─ No estoy para juegos, soldado. Te necesito. Y te necesito, ahora.
Aquellas palabras le parecieron todo un reto por la mirada que le lanzó. Se deshizo a una velocidad de vértigo de la ropa que le faltaba, admirando su cuerpo antes de quitarse su propia ropa y encontrar sus labios una vez más, mientras su mano humana agarraba el muslo de Wildes, introduciéndose en su interior sin avisar. La fémina dejó caer la cabeza hacia la almohada, cerrando los ojos casi al mismo tiempo que sus labios se abrían con una amplia sonrisa.
─ Maldita sea, Kat. Eres hermosa.
Hizo contacto visual a la par que rodeaba su cuello con ambos brazos acercándolo más a su cuerpo y rodeando sus caderas con ambas piernas.
─ Hazme tuya, James.
Susurró sobre sus labios apoyando la frente contra la ajena, ahogando un gemido cuando Barnes empujó contra ella. Uno, dos, ocho, doce. No fue capaz de seguir contando las veces que sus caderas chocando con un húmedo sonido. Sentía tocar el cielo con sus pies, y no únicamente por el placer que el soldado le estaba entregando, sino por los sonidos que producía sobre su oreja, que erizaban su piel.
─ Estoy... Ya casi...
─ Vamos, pequeña... Llega conmigo.
Su cálido aliento chocó contra la curvatura de su cuello, unido al tono de su voz y el delicioso choque de sus caderas, la mandó a la cima seguida por él casi al instante. Él se desplomó con sutileza sobre el cuerpo de ella recuperando la respiración sobre su cuello, con una sonrisa que no cabía en su rostro.
Wildes se mantuvo en silencio mientras acariciaba la cabellera de su amante. Ella también con una gran sonrisa surcando sus labios.─ ¿Véis cómo no era tan difícil, chicos?
La voz de Natasha sorprendió a ambos, quiénes, por instinto, se taparon. Ella con las sábanas y él tapándola a ella.
─ ¿Qué demonios, Romanoff? ¿Has estado escuchando todo el tiempo?
─ No sólo ella.
El sonido divertido de la voz de Stark molestó a Katherine, que estuvo por salir y golpearles a todos.
─ Lo lamentamos, pero realmente pensábamos que escucharíamos una pelea.
─ ¡Clint! ¿Tú también?
Bucky se tumbó al lado de ella con sus mejillas teñidas de rojo. Wildes se tapó la cara con una mano negando con la cabeza y respiró hondo.
─ ¿Sabes qué te digo, Buck?
El mencionado la miró con el ceño levemente fruncido, esperando a escuchar lo que tenía en mente.
─ Ya que siguen ahí, démosle un buen espectáculo.
Se acercó a él con una traviesa sonrisa, sentándose sobre su regazo mientras él se contagiaba por su sonrisa rodeando sus caderas con ambas manos, uniendo ambas bocas en un lento beso apasionado. Pasaron del odio al amor en una tarde. Una larga y satisfactoria tarde.
ESTÁS LEYENDO
Marvel Stuff
RandomOne Shots, types of, preferencias y mucho más de algunos de nuestros personajes favoritos de Marvel. © Portada creada por: @getyouthemuke