Ocho

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Los Supremos Kaiosama en contienda se encontraron en medio de la plataforma. Sus puños chocaron causando una leve brisa que barrio la arena. Retrocedieron al mismo tiempo. Iru dejando una docena de ilusiones suyas y Kuro dejando caer sobre esas imágenes algunos cubos de un material semejante a la roca. Pronto el verdadero Iru quedó al descubierto, pues saltó para evadir aquel bloque que por poco lo aplasta. Tomó distancia o eso pensó porque aquellos bloques se transformaron en una masa que Kuro manipulaba mediante movimientos que hacían con su mano e Iru se vio atrapado por aquel material.

—Oye Supremo Kaiosama— lo llamó Bills— Eso que hace el kaio-shin del universo cuatro ¿No es trampa?

Shin lo miró. Estaba sentado en el barandal y levantó el dedo índice de su mano izquierda para formar allí un bloque de un material oscuro. El objeto quedó girando sobre la mano del shin-jin.

—La materialización instantánea es una de nuestras habilidades básicas y la manipulación de materias no orgánicas también lo es, señor Bills— le respondió Shin y luego hizo desaparecer el cubo sobre su mano— Lo mismo la desmaterializacion...somos dioses de la creación no lo olvide.

— Sí ¿Cómo olvidarlo?— exclamó Bills y miró a otro lado.

Se suponía él debía saber cosas como esa, pero nunca se interesó demasiado en los Supremos Kaiosama.

Iru se estaba viendo en problemas para salir de esa trampa y fue peor cuando fue alzado, por medio de la telequinesis, a varios metros del suelo.

—Este es un material muy peculiar, Iru— le dijo Kuro— Una vez que abandona su forma sólida y se convierte en esa cosa viscosa, libera una sustancia corrosiva que puede ser muy dañina para el organismo de cualquier ser.

—¿Recuerdas que no puedes matar a tu oponente, Kuro?

— No te preocupes, no es letal...

—No es letal— remedo Iru, mientras intentaba quitarse esa cosa de encima.

Un aroma dulce brotaba de esa cosa que se le adhería más a cada instante. El olor resultaba empalagoso. Pronto Iru comenzó a sentirse muy aletargado. La vista se le nubló y sentía la boca algo seca. Debía hacer algo y adoptó una posición fetal para acumular en su abdomen su ki y luego expandirlo. Logró abrir el espacio suficiente para escapar, pero Kuro seguía manipulando esa materia y formo una red para lanzarla sobre Iru. Estaba cansado. Esa sustancia tenía algún efecto somnifero y volvió sus movimientos algo torpes. Cayó al suelo mientras veía esa cosa sobre él, pero consiguió ver también que Kuro estaba distraído manipulando esa cosa viscosa y aprovechando eso le arrojó una esfera de ki. Fue en cosas de escasos segundos. El Supremo Kaiosama del universo cuatro apenas si logro esquivar el ataque, pero entonces su cuerpo se paralizó por completo y la esfera de energía que había evadido dio un giro y lo golpeó en la espalda.

—No lo viste venir ¿verdad?— se burló Iru.

El Supremo Kaiosama del universo ocho, trataba de mantenerse en píe. Parecía un borracho y así se sentía. Apenas evadió la patada de Kuro, pero no tuvo la misma suerte con su puño. Se volvió todo un intercambio de golpes en que Kuro parecía tener la ventaja y como no iba a tenerla si esa materia seguía allí, adherida a la plataforma. Kuro parecía inmune a ella.

Claro que eso no sorprendió a Iru, pues era evidente que si uso aquello era porque estaba familiarizado con esa cosa, pero Iru también tenía sus trucos. Básicamente no podían emplear dos cosas. La primera era armas y la segunda sustancia que aumentarán su fuerza o poder, todo lo demás estaba permitido. No había siquiera que emplear una fuerza desmedida para ganar. En un momento en que Iru tomo suficiente distancia de Kuro puso su mano sobre la plataforma y está se expandió. El espacio entre la superficie en la que peleaban y las gradas desapareció por completo.

—Bien, ahora solo hay una posibilidad Kuro...que tú te rindas— le dijo el Supremo Kaiosama del universo ocho.

Kuro no respondió y adoptó una posición de defensa en la que permaneció por un buen rato. No iba a atacar. Quería que fuera Iru quien lo hiciera o eso fue lo que este pensó, pero no lo iba a hacer. Tomó una posición de defensa también, eso hasta que la mirada de Kuro se desvió a la derecha por un pequeño instante haciendo que él también viera en esa dirección. Iru vio otra vez esa masa viscosa ir hacia él y se teletransporto arriba, sobre la plataforma. Lo que a muchos le pareció la peor de las ideas pues en esa posición, sería incapaz de eludir esa cosa y así fue. Quedó atrapado en ella, pero Iru no estaba ahí realmente fue sólo una ilusión de la que se valió para engañar a Kuro y así golpearlo dejandolo incrustado en el muro. Fue un golpe potente que hizo al Supremo Kaiosama del universo cuatro,caer de cara a la plataforma.

Era todo si actuaba rápido. Iru se inclinó para volver la plataforma a su tamaño normal esperando así que Kuro cayera fuera de ella, cuando una patada por poco le parte la espalda. Su adversario cayó sobre él con una fuerza brutal que lo dejó boca abajo en la enorme depresión que causó el impacto bajo su cuerpo. Astutamente, Kuro se escondió tras aquella masa y luego solo cayó sobre Iru concentrando toda su fuerza y gran parte de su ki en sus pies. Descendió tan rápido y letal como una saeta. Fue un golpe devastador.

El kaio-shin del universo ocho, estaba inconsciente. Todo lo que tenía que hacer Kuro era sacarlo de la plataforma. Levantó a Iru por la ropa al tiempo que regresaba la plataforma a su tamaño original para así poder arrojarlo fuera. Lo arrastró hasta el borde y lo levantó para lanzarlo, pero se sujetó de su brazo tomándolo por sorpresa. Fue un giro rápido que hubiera acabado con Kuro descalificado, sino es porque rápidamente este usó la teletransportación para volver al centro de la plataforma, pero sin lograr liberarse de su oponente.

—Asi que tú también tienes una motivación para luchar ferreamente, Kuro— le dijo Iru mientras le apretaba el cuello en una especie de llave— Dime ¿Qué es? Es que también quieres cambiar de díos? ¿Es eso?

—Mis razones no te importan— logró decirle Kuro.

—Tenes razón. Los motivos de los demás no nos interesan. Tampoco sus problemas y en realidad nada ajeno a nuestro labor y universo, pero resulta que tus motivos...ahora si me importa.

Kuro logró escapar del agarre de Iru. Intercambiaron varios golpes y mientras lo hacían el Supremo Kaiosama del universo ocho, no dejaba de preguntar la motivación que tenía Kuro, mas este solo lo ignoraba, aunque la insistencia de este lo estaba molestando.

—Quiero deshacerme del señor Quitela— dijo al fin.

Iru lo miro a los ojos. En parte era verdad lo que le decía, pero había algo más y en un determinado momento,
aprovechando la ráfaga de ki que le lanzó Kuro, Iru salió volando de la plataforma y cayó fuera.

Daishinkan anunció al ganador mientras Kuro veía a Iru con desconcierto. El Supremo Kaiosama del universo ocho se levantó calmado y sacudiendo sus ropas para luego con un pañuelo secarse el sudor de su frente.

—¿Por qué lo hiciste?— le preguntó Kuro desde el borde de la plataforma.

—Llamemoslo compañerismo— le dijo Iru y gallardamente se retiró.

—Se dejó ganar. Que torneo más aburrido— exclamó Bills.

—Por el contrario es muy interesante— manifestó Whis— Y estoy seguro el Supremo Kaiosama opina igual.

—¿Interesante?— exclamó Shin— No emplearía esa palabra para definirlo, sin embargo, para el siguiente combate queda mejor esa definición. Después de todo...conoceré a mi próximo rival— agregó el Supremo Kaiosama con una tranquila sonrisa— ¿Será Kai o será Ogma? Muero por saber...

SupremacíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora