v e i n t i s i e t e

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Mi cuerpo aún seguía adolorido por la noche anterior, había sido una "noche loca de reconciliación" o por lo menos así la nombró Harry. Realmente extrañaba sus caricias, sus besos, y su cuerpo sobre el mío. Creo que había sido la mejor noche de mi vida o por lo menos mi mejor cumpleaños hasta ahora, es decir, tuve una fiesta sorpresa realizada por mis mejores amigos (fue todo un éxito), volví con Harry, arreglamos nuestros asuntos (o por lo menos la mayoría de ellos) y tuve sexo o mejor dicho hice el amor con la persona que más amo en el universo, aunque suene extremadamente cliché.

Me senté sobre el cómodo colchón y logré inspeccionar la habitación, era realmente hermosa.

Tenía unas grandes ventanas que mostraban toda la vegetación del bosque a donde nos adentramos, parecía que la cama se encontraba en el suelo pero tenía unas pequeñas patas de madera que la sostenían, aun que ahora el dueño del lugar deberá cambia...

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Tenía unas grandes ventanas que mostraban toda la vegetación del bosque a donde nos adentramos, parecía que la cama se encontraba en el suelo pero tenía unas pequeñas patas de madera que la sostenían, aun que ahora el dueño del lugar deberá cambiarlas por unas más reforzadas (fue todo culpa de Harry), la luz clara del día resaltaba los colores fríos de la habitación. Era espectacular este lugar, desearía poder vivir en un lugar así. Hasta el olor en el ambiente era diferente, era parecido a la tierra mojada y madera a la vez, una rara combinación, muy exótica.

Harry, aún se encontraba a mi lado era tan lindo verlo dormir, con su cabello desparramado, sus ojos cerrados mostrando unas largas pestañas oscuras, y su boca entreabierta que largaba pequeños sonidos, casi inaudibles, y ni hablar de los calientes tatuajes que portaba. Me acerqué a él, sosteniéndome de mis brazos, y besé su cuello. No como un acto sexual, si no cómo un cariño. Instintivamente sonrió y se acomodó quedando a mi costado.

Quería sorpréndelo, por lo que agarré mi tanga, su camisa y sin hacer ruido salí de la habitación. Ya podía ver la cantidad de vasos, botellas y cigarrillos que habían tirado la noche anterior, aunque no había mal olor lo que me pareció extraño.  Comencé a bajar las escaleras quedándome sorprendida, no había nada en el suelo, la casa brillaba por la limpieza. Seguramente habían llamado a alguien para que la pusiera en condiciones.

Fruncí mi ceño, y levante mis hombros, no quisiera ni imaginar cuánto les habrá costado a mis amigos pagar una casa así. Comencé a andar por la sala para luego llegar a la cocina, allí se encontraba una mujer de unos 60 años, de baja estatura, cocinando waffles, huevo revuelto, con tiras finas de tocino y fruta cortada en trozo.

Al escuchar mis pasos la mujer se dio vuelta, sobresalta.

—¡Ay señorita Emily! que susto ha me dado — dijo con una mano en su corazón.

—Perdón, no fue mi intención asustarla — dije acercándome, mire mi fachas y quería morir allí mismo.

—El señor Styles, me ordenó que hiciera el desayuno para usted, y dijo que lo más seguro es que se levante antes, perdón por no poder hacer algo más elaborado.

Daddy's kitten' |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora