t r e i n t a y t r e s

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El maldito sonido de un teléfono hizo que comenzara a desesperarme, trate con todas mis fuerzas abrir tan solo un poco mis ojos, pero la resaca me lo impedía. Sabía que el sonido provenía de mi teléfono, no encontraba la necesidad de llamar tan temprano.


Un gran brazo, lleno de tatuajes, me tenía acorralada. Lo miré por unos segundo y me dio ganas de sacarle una foto para recordar lo lindo que es cuando duerme.

Mi teléfono seguía sonando.

Como pude, logré salir de los brazos de Harry. Mi celular se encontraba tirado en una esquina de la habitación. Lo tomé con mi mano derecha mientras que con la otra masajeaba mi cabeza, dolía como el infierno.

Mierda, mierda, mierda.

Tenía 18 llamadas de Matt y más de 60 mensajes, algunas llamadas de mi papá y otras de Jackson y Devon.

Mierda, mierda, mierda.

¡Eran las once de la mañana! Mi padre me mataría.


Comencé a desesperarme y a buscar mi maldita ropa, no recordaba dónde estaban mis tacones o mejor dicho ¿cuando me los saqué?... Claro, ahora recuerdo todo. Mire a Harry por unos segundo, debía de llevarme a la casa de Matt. Me acerqué a él para levantarlo, pero mis intentos fueron fallidos.

—Harry, amor, debes despertar —dije tocando su hombro, él no se inmutó.

—Harry, levántate de una vez, son más de las once —dije empujando un poco más fuerte su hombro, él simplemente cambió de posición.

Pisotée fuerte el piso con mi pie, y luego bufé. Era peor es que un niño.

—¡Maldita sea Harry! —dije saltando encima de él.

Eso logró levantarlo por completo, pero por puro reflejo me empujó dejándome tirada al lado de la cama, tenía ganas de reír por la situación y gritó.

—¡Quién eres!


Y en ese momento no pude contener más la risa —¡Soy yo pedazo de idiota!


Él me dirigió una mala mirada y me fulmino con ella. —Deja de ser una niña y vuelve a dormir, aún es temprano.

—Harry, son las once —dije cruzando mis brazos.


Abrió sus ojos a más no poder y se levantó rápido de la cama —Mierda, mierda, mierda.



—¡Hey! No robes mi frase mañanera —dije levantándome del suelo.


—Tenía una reunión a las once y con tu padre —dijo alerta. Apurado comenzó a colocarse sus pantalones, pero en el intento de buscar a la vez su camisa, cayó al suelo. —Mierda, mierda, mierda.

—¡Amor, para de una vez! —grité y él se quedó en la posición que estaba — se que es tarde para ambos, pero ya no podemos hacer nada, nos limpiaremos los dientes y luego nos iremos. Me dejarás en la casa de Matt y tú te iras a la empresa.


Él lo pensó por un minuto y asintió — Tienes razón.

Le extendí mi mano para que la tomara y una vez arriba, me acerqué más a él y comencé a abotonarle su camisa. Una vez terminado, trato de besarme, pero rápidamente me alejé de él.


—Primero los dientes y luego vendrán los besos —dije corriendo al baño.


—Eres mala —dijo entrando, y tomando uno de los cepillos que nos brindaban en el hotel, comenzó a limpiar sus dientes.


Daddy's kitten' |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora