Notas 3.0

Kiiyan y Mamo

—Entonces ¿Los dejaras a cargo de ella? ¿Confías en ellos? —pregunto Kari antes de probar el pastel de manzana que había preparado su amiga.
—Son mas que confiables y responsables, nunca fallan en sus trabajos.
—¿Soldados del reino? —esta vez fue Nana.
—No. Mercenarios de los más temidos.

Ambas casi se ahogan en el te y miran a Carol con unas caras de pánico a la vez que se escuchaba un ¡QUE! por el jardín.

—¿Estas segura?
—Bastante..
—¿Y si le pasa algo por culpa de esos trabajos?
—No lo creo. Son responsables y buenos cuidadores, Mila esta mas que segura, esta en excelentes manos.

Matías, el hijo mayor de Carol, siempre estaba en el Reino Estelar entrenando y aprendiendo. Su deseo era ser el jefe de la armada estelar y proteger a su familia de ese modo.  Nunca le importo ser alguien quien lleve la responsabilidad de gobernar, prefería ser testigo de luchas y revueltas pequeñas o grandes.

Alma, quien llevaba unos años de diferencia a su hermano, prefería tomar su vida como una humana normal olvidando esas cosas pero amaba estar en el Reino solo por los vestidos y las Damas que, como siempre se ha visto en los mundos fantasiosos, son divertidas y llenas de alegría. Amaba el estudio y su sueño es ser doctora o profesora de medicina. Su padre, John Cusack, le hizo amar siempre el estudio aunque muchos pensaban que le exigía hacer tareas extras. También amaba los libros como su madre, mas los de magia y con ello aprendió la habilidad que llevaba en ella, controlar almas y saber donde están si llegan a pasarles algo, también leerlas y conocer a las personas a través de sus almas.

Aun falta para saber de Mila, es una bebe que aun comenzaba a gatear pero tenía una curiosidad peor que su padre y una inocencia como su madre. Sus ojos perfectamente azules derretían a cualquiera de sus tíos (mas los de Ultravox que la llenaban de regalos y la consentían siempre). Pronto se despertarian sus habilidades y eso temía Warren, no quería que también tuviera una parte de Fernir como herencia y eso lo ponía nervioso.

Mientras tanto... Hablemos de sus cuidadores, dos mercenarios temidos y fuertes.

Mamoru era... Un buen... Según su compañero, un flojo bueno para nada con una habilidad muy especial queda envidia a cualquier hombre. La de la voz. Controlaba a quien lo escuchase cantar (si el quería controlar a una sola persona de todo el público, podía hacerlo). Estaba aprendiendo arte marcial por obligación pero era excelente planeando ataques y emboscadas.

Kisho o Kiiyan (amaba que le llamen así, actuaba un poco galán si una chica se lo dice) era el mejor espadachín y todo un experto en artes marciales y boxeo. Amaba el combate cuerpo a cuerpo y odiaba no tener la altura suficiente para haber entrado a un equipo de baloncesto (su pasatiempo especial si no estaba de misión al contrario de Mamo, quien se escapaba con chicas).

—¡Es increíble! Sabes armar tácticas y trampas pero un simple andador de bebe no —Kiiyan se golpeaba la frente al ver a su compañero tratando de leer las instrucciones y no entender como iba.
—No me presiones.. Esto es toda una ciencia.
—Lo mismo dijiste de los pañales—aguantó la risa recordando que no sabía como iban.
—¡No te rías de mi desgracia! No entiendo porque nos toco ser sus guardianes.
—Lo mismo me pregunto pero por tí porque yo soy muy bueno cuidando a Mila.
—Y... ¿Dónde está? —Preguntó Mamoru al no verla en sus brazos.

Ambos miraron hacia ambos lados, al no verla comenzaron a correr a buscarla.

Mila era toda una traviesa que amaba escaparse de sus cuidadores e ir a... Ya sabrán.

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Yo quiero dos niñeros así... Bueno uno de ellos jajajajajq

Ojala les guste mucho ya que tuve un ataque de risa en la mitad de la noche al escribir esto pero va quedando y quieto volver a mis viejas historias para sorprenderlas.

Besos y saludos 💚

Las adoro!

#Heilig

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