Capítulo 8

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Narra Kate:
No sé qué hubiera pasado entre Adam y yo si Peter no hubiera montado un escándalo con la música y Adam se hubiera puesto a cantar, pero me hubiera gustado descubrirlo.

Desde que le conocí le he visto cómo un amigo que me ha hecho un favor, pero algo ha cambiado hoy.

Mis ojos no le ven como un amigo, no quiero que sea sólo mi amigo.
Hasta ahora no me había dado cuenta de que siento algo más por él.

Su forma de ser (y su físico) son evidentemente una jodida maravilla.
Es la mejor persona que he conocido, y por una vez creo que me merezco ser feliz y hacer lo que yo quiera.

Entramos en la habitación y me pongo nerviosa.
¿Y ahora qué?

—No está mal. -Dice él.

Yo asiento.

—Oye, sólo quería ver la habitación, si quieres me voy, no quiero que te pienses...
—¿Qué? -Me muero de ganas de que termine la frase.
—Cosas extrañas. -Se encoge de hombros y me río.
—Por favor quédate, ya es tarde y me aburro muchísimo aquí sola. Además esta es tu habitación en realidad.

Él sonríe y yo hago yo también.

No soy consciente de que acabo de pedirle que se quede a dormir y sólo hay una cama.
O quizá sí.

No puedo evitar fijar la mirada en su cuerpo, la camiseta mojada se pega a sus pectorales.
Le enseño toda la habitación, la cocina, la terraza y el baño.

—¿Qué tal el servicio del hotel?
—Muy bien, me tratan como a una reina. Voy a cambiarme el vestido mojado.

Asiente.
Antes de que llegue al armario escucho su voz y vuelvo al salón.

—¿Has probado el jacuzzi? -Pregunta mirándolo fijamente.
—No.
—¿No lo has? ¿Qué? El jacuzzi es lo mejor de la habitación. -Se ríe.
—Ya, pero no sé, simplemente no me había dado por probarlo.
—¿Quieres hacerlo ahora?

Está loco.

—¿Ahora?
—Si quieres, claro. Sería una pena no probarlo.
—No tengo bikini, o lo que se use en los jacuzzi. -Me río.
—Vaya.
—Métete tú. -Propongo.
—¿Yo?
—Claro.
—Eres tú la que nunca lo ha probado.
—A lo mejor si te veo a ti me entran ganas de probarlo.

Él abre los ojos y después sonríe pícaro.

—Muy bien. -Se quita la camiseta empapada.
—Tú tampoco tienes bañador. -Me río.
—Lo sé.

Enciente el grifo del jacuzzi y miro su cuerpo mientras cae el agua.
La espera se hace excitante mientras imagino su cuerpo y tus tatuajes mojados.

Se me está yendo la pinza.
Y voy a dejar que ocurra.

Cuando está lleno de agua se quita los pantalones y se mete dentro rápidamente.
No sin que antes haya podido ver su bulto en sus calzoncillos de Supreme.
Entonces me pongo nerviosa.

—Está buenísima. -Aprieta un botón y empiezan a salir burbujas.

Me pregunto porqué nunca había probado un jacuzzi antes.

—¿No te apetece entrar? -Sonríe con los bordes de los brazos apollados en los bordes.

Asiento.

—Pero sigo sin tener bikini.
—Ponte mi camiseta.

La miro en el suelo.
Enserio ahora tengo ganas de meterme y darme un buen baño.

Dejo de darle vueltas y me decido a meterme.

Stay (Adam Levine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora