Capítulo 15

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Abro los ojos despacio y me encuentro a Adam mirándome con la cabeza apoyada en la palma de la mano, sonriente.

—Buenos días. Ya te iba a despertar, el avión sale en dos horas.

Miro el reloj que marca las 7:30.
Abro los ojos sorprendida y después los vuelvo a cerrar.

—No es necesario que vuelva a Los Ángeles, quiero decir, se está muy bien en España. Y cómodo, y fresquito...

Adam se ríe.

—Vamos levántate bella durimente, o perderemos el vuelo.
—La bella durmiente no se despierta hasta que le dan un beso de amor verdadero. -Me encojo de hombros.

Con los ojos cerrados, noto sus labios contra los míos y no me queda otra que abrirlos.
Me siento en la cama y cuando me miro frente al espejo me tapo con la colcha rápidamente.

Se me había olvidado que estaba desnuda.
Al parecer Adam ya se vistió cuando se levantó y ha disfrutado de mi cuerpo todo lo que ha querido hasta ahora, aunque no más que anoche.

Miro mi ropa, la cual está en la silla al otro lado de la habitación.

Adam supone mis intenciones y me la pasa.

—Gracias. -Susurro y me la pongo bajo la sábana.

Adam enciende la tele.
Enarco una ceja.

—¿No teníamos prisa?
—En realidad aún tenemos tiempo, en avión sale en tres horas, pero si te digo la verdad no te hubieras despertado.

Abro la boca y le tiro una almohada en la cara.
Con lo bien que estaba durmiendo en mi cama española.

Enciende la tele y ve algo en español, así que probablemente no esté entendiendo nada de lo que dicen.

Cuando miro al chico enfrente de mi, recuerdo lo mágica que fue la noche de ayer.
Me siento algo diferente después de haber perdido la virginidad...

Aunque probablemente sólo sean cosas mías y todo sea igual que ayer.

De repente recuerdo mi conversación con Sam, esa que decidí olvidar para que no me fastidiara la mejor noche de mi vida.

Confío en Adam y sé que es un buen hombre, pero no me ha contado demasiadas cosas sobre su pasado.
Y lo cierto es que me da rabia porque, a pesar de que lo deseo con todo mi corazón, no parecía que Sam estuviera mintiendo.

Tengo que hablar de esto con él, aunque sea un tema complicado, no puedo quedarme con la duda.

—¿Puedo preguntarte algo? -Susurro.

Aparta la vista de la tele y se gira para mirarme.

—Claro. -Sonríe.
—Es sobre... tu ex.

Enarca las cejas y apaga la tele.

—¿Qué pasa?

Es didicil analizar su expresión... está, ¿confuso, nervioso?

—Es... ¿es cierto que la dejaste con un mensaje de texto? -Suelto sin más.

Él abre la boca y fuerza los labios en una línea recta.

—¿Cómo sabes eso?
—Ósea que es cierto. -Sentenció.
—Yo te he preguntado primero.
—Me salió por casualidad en internet. -Miento.

No puedo decirle que me lo contó Sam.
No pretendo crear mal rollo en el grupo.

De repente me voy cuenta de que estoy agarra a la sábana de la cama y me tiemblan las piernas.
Nunca había temido tanto una respuesta a una pregunta hasta ahora.

Stay (Adam Levine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora