Capítulo 12

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Narra Kate:

Abro los ojos y me encuentro a Adam dormido a mi lado.
Sonrío y disfruto de la calma que transmite y de lo adorable que está así.

Miro el reloj que marca las 9:24h y aunque odio madrugar, soy consciente de que deberíamos levantarnos ya si queremos ver la ciudad antes del concierto.

—Adam -Susurro. Adam -repito más alto esta vez.

Él sonríe y abre los ojos, durante un segundo.
Después vuelve a cerrarlos y murmura:

—Cinco minutos más.
—Son las nueve y veinticuatro.
—Si, si... ¿espera qué? -Se levanta sobresaltado de un bote.
—¿Qué pasa?
—Habíamos quedado con los demás a las nueve y media.
—Ah, no lo sabía.
—Mierda, se me olvidó decírtelo, y también poner la alarma lo siento, soy imbécil. Vamos a vestirnos.
—Tengo la ropa en mi habitación, ahora vuelvo.

Genial.
Odio tener que ir con prisas de buena mañana, y encima suelo tardar en vestirme.

No me queda otra que correr.

Entro en mi habitación, me cambio y me pongo un mono negro, conjuntado con zapatos blancos, voy al aseo y me peino, me pongo perfume y cojo las gafas de sol y el móvil además de un poco de dinero por si acaso.

Tocan al timbre de Adam y después al mío.

—¿Adam? -Es James.
—¡Un momento! -Responde él.

Puedo oírle desde mi habitación.

Salgo y saludo a los chicos.

—Hola.
—Buenos días. -Dicen todos, menos Sam que está pendiente de su móvil.

Adam abre la puerta.
Sale versito con una gorra azul en la que pone "LA" camiseta azul, vaqueros y deportivas negras.

—Creo que lo llevo todo. -Dice.
—Tío, pareces un mapache. ¿Estabas durmiendo verdad? -Comenta Jesse riéndose.
—Bueno, no sé qué sueles hacer tú a las nueve de la mañana después de un viaje de once horas, pero sí, yo estaba durmiendo.

Jesse ponen los ojos en blanco.

—Capullo. -Se ríe James.

Adam le coge de la mano, y le dedica una sonrisa forzada aunque adorable a su amigo.

—Creo que les has ganado. -Sonrío
—Pues claro, yo siempre gano.

Salimos del hotel todos juntos y planeamos adonde vamos a ir.
Adam mira su reloj.

—¿Vamos a desayunar? -Propone Morton. -Estoy muerto de hambre.
—Yo sin un café no soy persona. -Admito.
—Me gusta como piensas. -Me dice el moreno.
—Tiene que haber algún Starbucks por aquí cerca. -Dice Adam.
—Vamos. -James da el tema por zanjado.

Yo busco el Starbucks más cercano en Google Maps y dirijo al resto del grupo.
Minutos después cada uno llevamos un vaso con café con nuestro nombre en la mano.

El sol pega fuerte, pero no tanto como el de Los Ángeles.
Pasamos por unas calles realmente bonitas y enseguida pienso que no quiero que se me olvide esta imagen.

—¿Nos hacemos una foto? -Pregunto entusiasmada.

Adam sonríe y asiente.

Le dejo mi móvil a James, ya que es el que mejor me cae de los cinco y le pido que nos la haga.

Adam me agarra por la cintura y me estrecha hacia él para que le bese.
Nos fundimos en un beso y subo la pierna como una princesa.

Tardo un momento en reconocer lo cursi ha sido eso.

Stay (Adam Levine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora