Serial Killer (En Pausa)

Cap XVIII

Varios años atrás.

Una joven caminaba por los pasillos de aquel edificio viejo y deteriorado el cual había sido su hogar durante mucho tiempo.

Su cuerpo era muy delgado para su edad por lo cual su condición era muy débil, si no fuera por la ropa de gran tamaño que ella vestían podrían verse sus costillas marcadas y los varios moretones que se encontraban en su torso.

La pequeña veía a su alrededor en busca de alguno de sus amigos, había despertado y no había encontrado a ninguno de ellos acostados o jugando en la habitación, era algo tarde por lo que podrían estar desayunando. Entro al comedor pero no hubo señal de sus amigos, lo que si había eran los platos de comida en la mesa, señal de que habían estado ahí anteriormente.

Se acercó con rapidez a la mesa y busco entre ella algo que pudiera comer, sabía que no le darían de comer a esa hora por qué se había levantado tarde y la hora de servir el desayuno había pasado.

También se había extrañado de que su hermano no la hubiera ida a despertar normalmente siempre era el quien la despertaba, aunque si lo pensaba mejor, ayer había estado muy enferma debido a un resfriado por lo cual su hermano tal vez había decidido dejarla dormir un poco más.

Una vez cerca de la mesa se dió cuenta de que los platos a pesar de estar sucios no había nada que ella pudiera comer. Suspiro y comenzó a caminar hacía el patio, tal vez si caminaba un poco por el pequeño bosque que había encontraría un árbol frutal, no como las últimas 16 veces que había ido y no había encontrado nada.

Pero antes de que logrará salir de aquel lugar un ruido llamo su atención, la pequeña giro su atención hacia aquel pequeño y aterrador pasillo donde tenían prohibido entrar, no podía distinguir muy bien el sonido pero su curiosidad era muy grande y decidió dar un vistazo rápido. No sé metería en problemas si no la descubrían pensó.

Camino hacía la puerta que daba ese largo pasillo y con el más sumo cuidado que pudo abrió está, escaleras. Detrás de la puerta prohibida había escaleras, ¿Cómo es que nadie sabía que este lugar tenía un sótano? Y aunque una vocecita en su cabeza le decía que se fuera, que no entrara, la pequeña niña comenzó a bajar con cuidado los escalones, quería saber que era lo que el director escondía aquí. Tal vez juguetes nuevos que eran donados, comida o tal vez aquí era donde tenía su cuarto y vivía ahí.

Cualquier cosa de las anteriores hubiera sido mejor de lo que había descubierto.

La pequeña dió dos pasos hacia atrás una vez que había logrado adaptarse a la poca luz que entraba, además del horrible olor que el lugar desprendía, cayó sobre su trasero y cubrió su boca para detener el grito que casi soltaba.

Frente a ella se encontraba uno de sus amigos, su boca era cubierta por un trapo y sus manos se encontraban atadas y colgaba de ellas... La parte más aterradora y grotesta de la situación.. su estómago se encontraba abierto y en dónde se deberían encontrar sus ojos había huecos...

Escucho pasos pesado acercarse pero le era imposible moverse, simplemente temblaba y cubría su boca para evitar los sollozos que intentaban salir.

Está era la razón por la que ese lugar estaba prohibido..

-Twilight... Querida, no deberías estar aquí abajo. -una voz dulce sonó y ella la conocía muy bien.

Volteó lentamente hacia donde se encontraba el director de aquel orfanato, aquel hombre amigable pero estricto, aquel hombre que en esos momentos sonreía de una manera dulce y amable mientras su rostro y parte de sus ropas eran cubiertas de sangre y en sus manos sostenía lo que parecía ser un el brazo de alguien.

-Es una lastima que hayas tenido que ver esto. -dijo el hombre estirando una de sus manos y tomando del brazo a la pequeña. -No te podré dejar ir ahora.

Y aunque la pequeña intento huir, no sirvió de nada. Su infierno no terminaría pronto.

Hola, he regresado a la vida para poder continuar con esta historia y otra.

Han esperado por la continuación tanto como yo jajaja

Perdón, espero que disfruten el capítulo y parte del pasado de Twilight.

Adiós.