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Los días fueron pasando e increíblemente tranquilos. Chan vivía al acecho de si la madre de Woojin decidía atacar pero parecía que de momento no había dado señales de vida. Así como Woojin tampoco, le quedaba mes y medio para hacer oficial su traspase de poderes y casi no le había visto el pelo. Estuvo ocupado en el despacho de su padre aunque esta vez con la ausencia de sus progenitores ya que no volvieron a Corea y lo manejaron todo por Internet.

Chan aprovechó eso y se dedicó de nuevo a sus amigos. El negocio iba avanzando fantásticamente bien y mucha gente había aumentado sus pedidos dado que la velocidad con la que eran entregados era mayor.

Sin embargo la tranquilidad duró eso, solo unos cuantos días. Chan se encontraba en su salón acabando de empacar los pedidos para aquella semana cuando el teléfono fijo de la casa sonó, extrañado porque nadie lo llamaba por ahí se levantó y fue a atender.

― ¿Hola? ―preguntó con cautela.

Chan ―dijo una voz al otro lado. Un dejavu cruzó su mente; la había escuchado, hace tiempo, pero desde luego reconocía esa voz como alguien que había conocido. ―No sé en que estas metido pero no nos involucres a nosotros.

― ¿Qué? ―preguntó confuso todavía. No había reconocido aún esa voz. ― ¿Quién eres?

¡Ja...! Quién soy pregunta... ―se oía como musitaba en tono de burla y soltando pequeñs risitas. ―Sé que tenías ganas de irte y desaparecer de nuestra vista pero nunca imaginé que eso incluyera el hecho de olvidarnos, porque, ¿quién olvida a la mujer que le dio vida?

― ¿Mamá? ―Chan se quedó de piedra. Hacía tal vez... ¿6 años? Que no sabía nada de sus progenitores.

¿Cuántas mujeres más te parieron? ―preguntó con desdén. El austrliano formó una fina línea con sus labios, después de años sin mantener ningún tipo de contacto, ¿se atrevía a llamarlo y a tratarlo así?

― ¿Qué quieres? ―preguntó seco.

Que no nos metas en tus cosas ―respondió la mujer en la otra línea.

― ¿Qué? Dejé de meteros en mi vida hace años ―dijo Chan con un deje de molestia en su tono.

¿Sí? Pues parece que a la tal Kim Yunsuk no la avisaste de ello ―replicó con el mismo tono de desagrado.

― ¿Y qué pasa con eso? ―preguntó. Ese era el nombre de la madre de Woojin. Sin embargo, en vez de sentir pánico como aquella vez solo hizo que sonreír con suficiencia.

Ha enviado un mensaje, ha dicho que si no renuncias va a desalojarnos el local. Más te vale renunciar a lo que coño sea que se refiere pero no nos metas joder. ¡Nosotros no tenemos que sufrir por tus mierdas! ―escupió la mujer al teléfono. Ahora si que Chan se encontraba en sus límites de paciencia.

― ¿¡Y!? ¡¿Acaso yo tenía culpa de ser homosexual?! ¡Joder! ¿Sabes qué? ¡Me da igual lo que ocurra al restaurante! ¡Yo tengo mi propia vida, mis ganancias y no os necesito más! ¡Os las arregláis solos como yo tuve que hacer! ―gritó al teléfono preso de la ira.

¡Chan! ¡No te atrevas a hablarme así! ¡Vas a--...! ―cortó la llamada. Bang no podía aguantar más. Se desentendió de sus padres hacía años y ahora no iba a salvarlos cuando a ellos nunca les importó, ni cuando dijo que se iba a vivir con la abuela Bang no le impidieron nada.

El chico dejó el teléfono reposando donde estaba y después de calmarse otra sonrisa surcó su rostro. Era cruel pero se sentía bien al oír que Yunsuk había atacado a sus padres, supongo que no tenía ni idea de lo poco que le importaban. De golpe el timbre de la casa retumbó por todo el lugar, Chan se dirigió hacia la puerta y abrió.

¿Hacemos yaoi? || SKZ ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora