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Chan se sentía en la mierda. Él seguía con su rutina de siempre, ahora sí sin sentir una presión constante, aunque se había acostumbrado tanto a la presencia del mayor rondando su casa y su alrededor que echaba en falta sentirlo.

Cuando estaba con sus amigos intentaba aparentar que estaba bien en la medida que podía. No quería que le recriminaran nada ni le echaran en cara que lo habían avisado ―sobretodo Felix quien había intentado más que nadie que no volviera a caer―, sabía que ellos nunca lo harían sentir peor pero sin embargo ahora se sentía inseguro de todo lo que hacía. Pausó sus actividades en su negocio alegando que estaba pasando por momentos difíciles y no quería hacer las cosas a desgana porque realmente amaba su trabajo. Anunció que todos los pedidos que estaban hechos hasta ahora serían enviados pero que dejaría de hacer más pedidos hasta que pudiera recuperar un poco su estabilidad. Por suerte, todos sus compradores entendieron muy bien la situación y le dieron muchos ánimos para que pudiera seguir adelante.

Siempre que llegaba a casa solo tenía ganas de tumbarse en su cama y desaparecer. Tenía ganas de llorar pero no siempre lo lograba y solo acababa haciendo estúpidos sollozos descontrolados. Se odiaba a si mismo por haber sido tan estúpido y también odiaba ―o eso quería creer― que Woojin le hubiera dado falsas esperanzas.

El australiano había observado al mayor en esos días y parecía bastante bien, un poco más distraído, pero nada del otro mundo. Y aunque por fuera Chan lo viera así, Woojin se sentía casi en igual grado de desolación.

Kim había estado los últimos días después de haber hablado con sus amigos rompiéndose la cabeza pensando una manera de poder solucionar las cosas con Chan. Creía que todo estaba perdido pero no, no se daría por vencido todavía. Chan le había afirmado que sus sentimientos por él nunca cambiarían y aunque Woojin hubiera pagado un precio muy alto por no haber sido capaz de poder dejar atrás todo el orgullo y los inconvenientes y asumir de una vez por todas que estaba enamorado de Chan, ahora más que nunca estaba seguro de lo que su corazón sentía. No más filtros, no más muros, al fin tenía la sensación que podía mostrarse con total seguridad al mundo. Así que más que nunca quería luchar de nuevo e ir a recuperar ese australiano que lo traía loco.

―Recuerda que el sábado tienes una rueda de prensa para oficializar la toma de poder ―avisó su padre a través de la pantalla hacia Woojin quien escuchaba atentamente al otro lado.

―Y que dentro de una semana es tu graduación final ―añadió su madre al lado del señor Kim.

―Ya sé cuando me graduo, madre ―contestó con recelo Woojin.

―Solo... No hagas tonterías Jinnie, es un paso importante ―recalcó Yunsuk con una mirada penetrante que solo Woojin pudo interpretar correctamente.

―Tranquilos, haré lo correcto ―finalizó Woojin la llamada con una sonrisa irónica. Colgó a sus progenitores y dejó en la mesilla la tablet la qual fue retirada rápidamente por uno de sus sirvientes.

Tiró su cabeza hacia atrás y pasó sus manos por el pelo, nervioso. Tenía que pensar en algo, rápido, antes de que se acabara la universidad; porque sino luego perdería cualquier contacto con Chan y no tendría otra oportunidad de hacer un intento de recuperarlo sin tener alguna excusa válida. Sus amigos entraron entonces, abriendo las puertas de roble de par en par. Habían estado afuera esperando a que Woojin acabara sus asuntos sobre negocios para poder seguir pensando una manera de que el mayor pudiera hablar con Bang sin que este saliera por piernas o lo ignorara por completo.

―Entonces... ¿Qué tenemos hasta ahora? ―preguntó Seungmin sentándose delante de su hyung en el sillón opuesto.

― ¿La verdad? Nada ―contestó impasible Hyunjin dejándose caer en el sitio libre del sofá biplaza que ocupaba Jeongin también.

¿Hacemos yaoi? || SKZ ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora