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A pesar de las intenciones de Woojin esa visita inesperada de sus padres le giró todos los planes. Le tuvo que decir a Chan que no podrían verse en esa semana ya que su madre, como muy bien declaró, sabía exactamente todo acerca de él ―bueno, todo en un sentido muy superficial porque realmente no conocía a su hijo―. Chan entendió las razones y no le reclamó nada, tuvo que volver a su vida solitaria a la fuerza.

Durante esos días Woojin había estado ocupado en el despacho con su padre hablando de la empresa y presentándose delante de muchos empresarios y ejecutivos relacionados con el negocio familiar. Todos lo felicitaron por su ascenso al reinado familiar a su temprana edad y le deseaban la mejor de las suertes. Woojin solo hacía que sonreír y asentir, agradecer los halagos y desear que en un futuro pudieran seguir trabajando juntos; almenos repitió eso en 6 idiomas distintos.

Muchas gracias presidente Chong, deseo en un futuro poder entablar nuevos negocios juntos. Un saludo cordial ―se despidió Woojin del presidente a cargo en la sucursal que tenían en China. El señor Chong le correspondió con una reverencia y procedieron a finalizar aquella llamada de cordialidad.

―Tendrás que mejorar tu chino ―dijo su padre, el señor Kim Seokwoo, mientras hacía un ademán a su asesora personal para que se acercara. ―Avisa al profesor Lee que venga en cuanto pueda para darle clases a Woojin ―la asesora asintió y rápidamente desapareció por la puerta del despacho.

―Padre, ya hemos terminado. ¿Puedo retirarme? ―preguntó Woojin con una reverencia.

―Has hecho todas la tareas correctamente, puedes retirarte hasta mañana ―permitió su padre mientras le hacía un gesto con la mano indicándole la puerta.

―Gracias padre ―agradeció y sin parecer que estuviera muriendo por salir de ahí Woojin escapó de ese pequeño cuarto en el cual había pasado los últimos tres días.

Solo con poner un pie fuera lo primero que hizo fue marcar el número de Chan. Esperaba a que contestase mientras se encaminaba hacia su cuarto. El australiano justo descolgó en cuanto Woojin cerró la puerta de su habitación.

Hola Woojin ―contestó Chan alegre. Solo con oír su voz una sonrisa surcó el rostro de Woojin.

―Hola Bang, te he extrañado estos días ―dijo Woojin inconscientemente. Al cabo de unos segundos se dio cuenta de lo que había dicho pero aun así no intentó corregirse sino que todavía sonrió más. Chan por su lado se quedó totalmente en blanco, sin saber muy bien que responder a eso. ―Ya he terminado con mis tareas.

¡Qué bien! ―exclamó contento Chan. ―Eh... Entonces... ¿Estás libre esta tarde? ―preguntó dudoso.

―Exacto, hoy estoy para ti ―repuso Woojin gracioso. El otro se sonrojó y aunque Woojin no lo viera estaba seguro de que se había sonrojado. ―De hecho, quería llevarte a un sitio... ¿Me permites?

Uhm... Estos días se me ha acumulado mucho trabajo... Ya me había acostumbrado a tener mi esclavo particular ―dijo gracioso Chan mientras llevaba su mirada hacia el salón repleto de cajas a medio abrir, como siempre.

―Déjame llevarte... ―suplicó Woojin con un tono infantil. ―Te prometo que luego de que se hayan ido mis padres compensaré todo el tiempo perdido.

¡Aah...! ―suspiró Chan mientras dejaba ir unas cuantas risitas. ―Está bieeeen... ¿Dónde nos vemos?

―Estaré en tu casa en media hora ―declaró Woojin colgando el teléfono y sin oír la respuesta de Chan.

Con rapidez fue a su extenso armario y empezó a mirar que conjunto sería el mejor. Al final se decantó por algo simple como una camisa blanca y pantalones negros, pasó por el baño unos instantes para arreglarse el pelo y luego descendió las escaleras para ir a buscar el coche y poner rumbo a casa de Chan.

¿Hacemos yaoi? || SKZ ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora