Capítulo 2

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(Narrador externo)
-Eso es... Triste-Jimin no puede evitar sentirse mal ante el relato que acaba de contar la chica. Huía de una ruptura que no había terminado demasiado bien.
-S-se que... Nos conocemos hace unas horas pero... ¿Puedo abrazarte?-cuestiona el chico algo avergonzado. Corea no es un país en el que el contacto físico fuese muy común, menos entre casi desconocidos, pero realmente quería darle un abrazo a esa chica. No podía creer que hubiese dejado tantas cosas atrás queriendo olvidarse de todo lo que había sufrido.
Pensó que haría él en su caso. No sabía, pero estaba seguro de que no llegaría a tales extremos, aunque no podía juzgarla por eso, claro que no. Cada persona es un mundo y afronta las cosas de formas muy distintas; lo mejor para ella había sido huír, pero para otros quizás sería buscar otro clavo, o ahogar sus penas en alcohol. Nunca había pasado por un desamor y se sentía tonto por no encontrar unas palabras que pudieran consolarla.
-Esas cosas no se preguntan Park-ella sonríe con los ojos algo húmedos. No había ni pasado un mes desde ese tedioso día en el que se enteró de todo, y aún le dolía; le dolía el pecho, le dolía el alma, el corazón... Todo le dolía. Deseaba no haber estado tan ciega, que ni supo ver lo evidente: cuando su actitud hacia ella comenzó a cambiar, cuando comenzaba a estar más ocupado, cuando trabajaba más horas, cuando quedaba más con sus amigos, cuando no le contestaba las llamadas porque siempre se ''quedaba sin batería'', cuando ya ni si quiera tenía ganas de tocarla... El cambio había sido radical, pero para la chica tan solo se trataba de cansancio acumulado.

Y en ese momento pensó que tendría que pasar mucho tiempo; mucho tiempo en el que tendría que volver a amarse a sí misma antes de dejar que otra persona lo hiciera, tiempo para volver a encontrarse a sí misma, tiempo para volver a aparender a amar de la forma más sana posible, sin dejar que su pasado afectara a su futuro.

Tras fundirse en un abrazo digno de amigos de toda la vida, Park rompe el silencio.

-Yo... nunca me he enamorado. Quisiera poder decirte algo reconfortante pero no tengo palabras... solo se que eres demasiado valiente, Estel. Fuera quien fuese ese imbécil, no te merecía. Eso me queda demasiado claro.

-Muchas gracias, Jimin. Ojalá yo me hubiese dado cuenta antes-suelta un suspiro melancólico y el mayor piensa que ya va siendo hora de cambiar de tema. No quería que la chica se deprimiera aún más-.

Pero por otro lado, en la mente de Estel, no paraban de reproducirse todas aquellas accciones que había hecho mal y que si no hubiese sido tan patosa, igual su ex no se hubiese ido con otra.

Sacude la cabeza recordando las palabras de su mejor amiga, Meritxell. Ella no tenía la culpa, nadie puede culparse por una infidelidad. Existen las palabras, y si simplemente ya no había amor, Albert, su ex, debería de haber acabado con la relación de la manera más sana posible. Hablando se entiende la gente, pero se ve que esa posibilidad no había pasado por la cabeza del chico ni por un segundo.

-¿Y tú?-Estel sale de su trance. Jimin le estaba hablando y ella como estúpida por estar pensando en cosas que ya deberia de dejar atrás, no le prestó atención al joven.

-Sí, ¿qué decías?

Jimin rió.

-¿A qué te dedicas? Es decir... ¿estudias? ¿terminaste ya tu carrera? o quizás... ¿qué edad tienes, Estel? pareces mucho menor que yo, ahora que lo pienso-eso último salió de la boca del joven más bien como un susurro para sí mismo-.

-Oh bueno... tengo 21. Y lo cierto es que dejé mis estudios para venirme a Corea, pero pienso renaudarlos según vuelva a mi hogar. Estudiaba comunicación audivisual. Me encanta filmar y la fotografía-sonríe ilusionada hablando de una de las cosas que más amaba hacer. ¿ Y tú? Lo siento, estaba en mi mundo.

Jimin hace un ademán con la mano, en señal de que no le importaba repetir sus palabras.

-Yo bailo-un leve sonrojo llenó sus mejillas y el corazón de Estel se hinchó ante tal bonita imagen, pero no de manera romántica si no como quién ve a un bebé recién nacido-.

-¡Dios!- no pudo evitar soltar un pequeño gritito. No lo diría en voz alta, pues no quería que Jimin se sintiera incómodo, pero sentía una gran atracción por los chicos que bailaban. Es algo que le parece jodidamente sexy. Y una vez más, Albert llegó a su mente. Se habían conocido cuando Estel acompañó a uno de sus mejores amigos a una competición, Albert formaba parte de su grupo y ahí...surgió la magia.

-Por favor dime que me bailarás algún día-la chica, ya entrando en confianza, hace un puchero lo cual hace soltar una gran carcajada al mayor-.

-¿Crees que porque te hagas la linda voy a dejar que me veas bailar?-una mirada juguetona fue lanzada a la joven, ahora, algo avergonzada por su repentino acto.

-Oh yo...

-Es broma tonta- Jimin sobó su espalda soltando una risilla- aún sigo aprendiendo, pero puedes ir a verme bailar siempre que quieras. Mamá tiene un restaurante y mi mejor amigo y yo bailamos todos los sábados. Queríamos audicionar para alguna compañía pero supongo que estamos mejor así...

-Estoy segura de que sois los mejores-le sonríe sincera-.

Jimin echa una ojeada a su movil, dándose cuenta de que ya son casi las ocho de la noche. Las horas junto a Estel habían volado.

-¿No tienes hambre?

-Mmmm, un poco, pero puedo aguantar hasta llegar a casa-vuelve a sonreír-.

Le extrañaba como alguien que estaba tan roto, podía sonreír de una forma tan auténtica, pero no era nada que él no hubiese hecho en el pasado.

-Se me ocurre una idea mejor-el mayor sonríe emocionado-¿y si le hacemos una visita a mi madre? Estará encantada de ver que tengo una nueva amiga.

La joven ríe, definitivamente a cada minuto que pasaba se cuestionaba si Jimin verdaderamente era el mayor de los dos. Parecía un niño de 11 años y junto a ese pensamiento le entraron unas ganas enormes de apretar esos mofletitos tan lindos que tenía.

-Me encantaría, Jimin-y sin aguantarse las ganas acerca sus manos a los mofletes del mayor, apretándolos haciendo que se le formara boca de pez. Soltó una gran carcajada.

-Te ves adorable así-jueguetea con su cara y el mayor, con el ceño fruncido, lo disfruta. Hacía mucho tiempo que no conectaba tan rápido con alguien, fuese chico o chica, y un calor llenó su pecho. Cuidaría a Estel por encima de todo, como nadie, excepto Hobi, lo había hecho con él.

n/a: Holiiiiii, estoy de vuelta por fin! no pensaba actualizar tan pronto pero viendo que esto está recibiendo lectoras me ha motivado para hacerlo.

Quiero agradecerles enormemente, con todo mi corazón, a toda la gente que se ha pasado y le ha dado una oportunidad a la novela. Espero no defraudarles!

Dejad un voto y comentario si os va gustando, también agradecería que la compartierais con vuestrxs amigxs armys para ir creciendo!

De nuevo mil gracias, de verdad<3

Hasta la próxima bebés

Abrazos around da worlddddddddd

-C






Abroad-Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora