Capítulo 3

1.7K 99 21
                                    

(Narra Estel)
Miércoles
Todo marchaba demasiado bien. Tres semanas se habían cumplido desde mi estadía en Busan y las cosas habían mejorado considerablemente. Gracias a Jimin y también a las clases a las que asistía, había mejorado mucho mi coreano en un tiempo record; también me encontraba más suelta, pues conocía mejor la ciudad y había hecho un nuevo amigo gracias a Jimin, Hoseok, quien bailaba con él cada sábado en el restaurante de su madre, tal y como me había contado el día que nos conocimos. Desgraciadamente aún no había tenido el placer de verlos bailar, pero lo haría el próximo sábado. No es que tuviese muchas cosas que hacer, pues no es noticia para nadie que en lo único en lo que estoy ocupada son las clases de coreano, de momento, pero mi casera quiso enseñarme a hacer kimchi y no pude negarme, así que la visita a mis dos nuevos amigos había sido aplazada.
Ahora me encuentro dando saltitos sentada en la cama. Me han aceptado para realizar un curso no muy largo de fotografía y edición en una escuela de arte no muy lejana a mi casa y, aunque no creo que vaya a aprender algo nuevo, ya que estudié una asignatura exactamente con el mismo nombre mientras estaba en la carrera, no puedo evitar sentirme emocionada. No quiero dejar olvidada mi vocación y lo que más amo hacer.
Mi móvil suena avisándome de que me ha llegado un nuevo mensaje. Jimin está abajo esperando por mi, pues en estas dos semanas se ha convertido en tradición vernos todas las tardes para pasear al pequeño y adorable perrito que comparte junto a Hoseok, Mickey.

(...)

(Narrador externo)

La quedada se había alargado, llevando a los dos jóvenes de vuelta en casa de Jimin, bueno, más bien la casa que Hoseok y Jimin compartían. Parecían una pareja: casa compartida, mismo trabajo, mismo perro del que los dos se hacían cargo...pero Estel tenía bien claro que solo eran amigos, además, Jimin no pudo evitar soltar el pequeño secreto de su hyung; este parecía sentirse atraído por Estel, pero ella, no estaba lista para empezar una nueva relación, y no lo estaría en un buen tiempo.

Se sintió alabada por el chico y lo cierto es que Hoseok o Hobi, como Jimin lo llama, es todo un partidazo: risueño, divertido, maduro, con los pies en la tierra, humilde... y encima, una belleza oriental en toda regla. Adoraba su nariz, haciendo que este tuviese un perfil perfecto, casi de infarto y se prometió a sí misma que cuando estuviese lista, Hoseok sería el primero al que le daría una oportunidad siempre y cuando él no tuviese la mente enfocada en otra persona.

-¿Por qué serás tan bueno Jiminssi?-Estel, como de constumbre, volvía a apretar los cachetitos de su amigo haciendo que este rodara los ojos de manera divertida-. Le había contado como salvo a tres gatitos bebés que había encontrado en la basura algún tiempo atrás.

-Tienes un corazón que no te cabe en el pecho.

-Ya ni si quiera se si tengo de eso-suelta el mayor entre risas, risas cargadas de amargura y dolor escondido con el paso de los años, pero Estel no supo captar su ironía y la forma tan despectiva con la que soltó sus palabras.

-No seas tonto, claro que tienes y cada día me lo demuestras más. Eres adorable-lo abrazó de lado haciendo que el corazón del chico latiera despavorido; no de forma romántica, Jimin jamás vería a Estel con esos ojos, pero esas palabras habían hecho que Jimin se sientiera demasiado bien, no como el monstruo que todo el mundo decía que era algunos años atrás.

Quería contarle lo ocurrido. Quería que ella también supiera sobre sus demonios, que viera que confíaba en ella como ella lo hacía en él,  pero no sabía si estaba listo para abrir el cajón de mierda. Porque sí, cierto, esos tiempos estaban presentes cada día en su mente; pero no era lo mismo pensarlo que hablarlo, en alto, escuchando sus palabras y recordando cada detalle como si hubiese pasado una mísera semana cuando lo cierto es que ya se habían cumplido seis años. Seis años y seguía destrozado, aunque Hoseok lo hacía todo un poco más fácil y su psicólogo, Namjoon hyung, quien lo ayudó por un tiempo, hasta que Jimin se resignó a asistir más. No por él, pues verdaderamente notaba como iba mejorado y dejando todo ese mal atrás, sino por su madre. No estaban pasando por una buena situación económica; el restaurante necesitaba muchos arreglos para ponerlo en marcha de nuevo, arreglos para nada baratos y papeles que poner en regla si no querían llevarse una buena multa, y como siempre, Jimin pondría al resto por delante de sí mismo, pero sobre todo a su propia madre que le había dado la vida.

-Me alegro mucho de haberte conocido, Jimin. Estás haciendo todo mucho más fácil de lo que me imaginé. Siento que por una vez Dios me ha envíado a un ángel de la guarda para no cagarla aún más.

Después de sus palabras suelta una pequeña risita, sin saber que eso había llegado a lo más profundo del corazón de su mayor.

Este sin previo aviso la abraza de lado, tal y como ella hizo antes.

-Ya te lo dije el primer día Estel, estaré aquí para ti siempre que lo necesites y más sabiendo lo rota que estás. Te veo como si fueses mi hermana pequeña, esa que siempre deseé pero nunca llegó-suelta una risilla baja-así que a lo único que me voy a dedicar a partir de ahora va a ser a cuidarte, te guste o no.

Los ojos de la menor se llenan de lágrimas. No sabe si es por que su periodo está a punto de llegar o porque está enormemente agradecida de haberse topado con alguien con un corazón tan grande como el que tiene Park Jimin.

-De verdad gracias-una vez más, lo abraza, pero esta vez más fuerte, como si se fuera a ir cuando lo suelte o incluso despertar de un sueño, volviendo a la realidad donde no existe ningún Park Jimin, su angelito de la guarda-.

Insadong, Seúl.

8:23 am
Un día nuevo comienza y lo primero que cruza la mente del joven es estampar el móvil contra la pared. Dichosa alarma.
Se revuelve en en el edredón, haciéndose bolita y sonriendo debido a la comodidad que siente en su pequeña cama, negándose mentalmente a levantarse y, cuando siente que va a dormirse de nuevo, vuelve a sonar.
Gruñe, frustrado, sentándose sobre la cama.
Frota sus ojitos, ahora no tan grandes debido al sueño y revisa las notificaciones de su móvil contestando algunos mensajes de su mejor amigo Taehyung y su madre, siempre preocupada de que su pequeño estuviese comiendo y descansando bien. Madres.
Es su tercer año en la universidad y aún parece no querer acostumbrarse a madrugar. Como diría su hyung, Yoongi, ''dormir debería considerarse la octava maravilla del mundo, tengo pruebas y ninguna duda.'' Ríe en alto.
Hoy sería un día bastante ajetreado y de sólo pensarlo ya estaba deseando que llegara la noche para volver a unirse a su querida cama. A pesar de que sólo tenía dos clases en la universidad y además le habían cancelado sus clases privadas de inglés, aún así tenía varios recados por hacer.

En ocasiones como estás odiaba haberse independizado, solo quería volver a casa de sus padres, su hogar. Despertarse con los golpes de su madre en la puerta a las ocho de la mañana mintiendo, diciendo que eran las 10 o que algún amigo estaba de visita con tal de que su hijo abandonara la cama, volver de su entrenamiento de natación y que su madre hubiese hecho su plato favorito para la cena o simplemente las calles de su hermoso Busan.

-Prometo que pronto tomaré un descanso-se dijo a sí mismo mientras se arreglaba frente al espejo, aún con los ojos entrecerrados-.

n/a: Holaaaaaaaaa, estoy de vuelta. Perdón por no haber subido capítulo ayer como dije, pero estuve todo el finde sin wifi y me fue imposible. Ahora estoy subiendo esto desde la biblioteca de la universidad, temiendo que alguien me vea jajajjajaja.

Espero que os guste mucho y lo disfrutéis. Quisiera poder decir que Jungkook aparecera en la vida de Estel muy pronto pero ni si quiera yo estoy segura.

Abrazos around da worldddddddddddd.

-C 

Abroad-Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora