Capítulo 1

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-¿Sigues molesta?

Abelia, recostada en el ascensor, lanzó una mirada asesina a Elliot.

-No estoy molesta.

-Por supuesto que lo estás -respondió Elliot, haciendo un gesto acusador a su mejor amiga.

-No, sólo porque me dejaras caer unos veinte metros en una misión no significa que esté molesta.

-¿Tan molesta estás? -dijo él, pasándose la mano por su cabello rubio.

Abelia puso los ojos en blanco y se movió para darle un golpe a Elliot. El gesto hizo que le doliera el cuerpo. Estaba magullada y su pálida piel estaba llena de moretones.

-No fue mi intención dejarte caer, pero ya casi tenía al demonio -repuso él.

-No fue tu intención -repitió Abelia-. Claro, el demonio te apuntó con una espada para que lo terminaras de matar. Lo cual, por supuesto, te impidió ayudarme -bufó y lanzó un suspiro de indignación-. Pobre de Elliot.

Elliot estaba a punto de replicar cuando un chirrido anunció que el ascensor había parado.

Él se acercó y le ofreció una mano a Abelia, para ayudarla a pararse. Ella la rechazó con un golpe suave. Elliot respondió al golpe con risas.

Abelia se paró despacio y salió lo más rápido que pudo al pasillo. Moría por cambiarse sus ropas de combate y darse un baño caliente.

Ella bajó la cremallera de la cazadora y la colocó sobre unos ganchos que había en la pared.

Abelia se acercó cuidadosamente a la orilla de la pared, ocultando todo su cuerpo. Elliot siguió caminando, y ella le puso rápidamente la mano sobre el torso, dándole la señal de que detuviera.

-¿Qué haces?

-Cállate, Elliot -todavía tenía su mano en el torso de su mejor amigo.

Elliot asomó su cabeza por el hombro de Abelia.

Había un grupo de personas paradas en la mitad del pasillo.

Él pudo distinguir a dos personas.

Una mujer alta de cabello color rojizo se hallaba dándoles la espalda.

La reina Elise Callister, supuso él. Algunos la llamaban directora Callister, otros la llamaban señora Callister, otros, reina Callister. Abelia la llamaba mamá.

A su lado, estaba un hombre, que no pasaba de los veinticinco años. Tenía el cabello oscuro y ojos verdes.

Él adivinó que se trataba de Ethan Callister. En ese momento se veía tan imponente, tal y como él quería.

Las demás personas resultaban desconocidas.

Elliot y Abelia intercambiaron miradas.

-¿Cuándo resolveremos aquel problema? -se escuchó la voz de Ethan.

La reina Callister suspiró y se llevó la mano a cabeza. Abelia reconoció ese gesto. Era el mismo cuando la pescaba leyendo a altas horas de la noche. Resignación.

-No lo sé. Lo encontraremos y los mediadores tendrán que decidir el castigo.

-Pero ¿Por qué simplemente no se le impone muerte? -el señor desconocido de cabello grisáceo habló.

-Los mediadores lo decidirán -dijo con los dientes apretados- ellos dirán que hacer con él. Y antes que ver el castigo, tenemos que encontrarlo. No se les olvide que todavía anda suelto.

In the Darkness (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora