Capítulo 8

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-¿Dónde se la llevaron? -preguntó Luke apuntando amenazadoramente al caído con un cuchillo.

Él estaba atado a una silla de plástico. Aún seguían en la cafetería. El ambiente estaba cargado y olía a sangre y sudor. El cabello rubio del caído estaba totalmente mojado. Le habían tirado agua para que despierte.

-No lo sé -el tono de éste todavía se veía seguro. Estaba tan seguro de sí mismo que a Luke le dio lástima.

Elliot frunció el ceño.

-¡Donde se la llevaron! -exigió Luke gritando.

-No lo sé... no lo sé.

-¡Dinos! -gritó interrumpiéndolo.

Elliot interfirió. Sentía que estaba jugando a los roles de policía bueno y malo. Luke era el malo. Él era el bueno, pero no sabía hasta qué punto estaría bien.

-Si cooperas te soltaremos -añadió Elliot.

El caído pareció relajarse. No le extrañó a ninguno de los dos, era evidente que era de la clase de persona que vendería a sus amigos por unos dulces.

-Seguramente se la llevaron a la guarida -musitó mientras se sacudía discretamente en la silla, las manos estaban atadas y le estaban quitando la circulación.

-¿Dónde se encuentra eso? -intervino Elliot con calma.

Luke se preguntó cómo podría estar así de calmado. Abelia, la que se suponía ser su mejor amiga, estaba quién sabe dónde y no sabían siquiera si seguía con vida.

-En la Octava Avenida... -hizo una breve pausa- Es un portón de fierro, color azul oscuro.

-¿Cómo sabemos que no nos mientes? -preguntó Elliot y se acercó al hombre con lentitud.

-Yo... no lo sé. No les miento.

Elliot asintió con la cabeza. Tenía su mano izquierda en los labios, pellizcándolo levemente, y su mano disponible estaba colocada en su bolsillo.

Luke mantenía una pose relajada.

-Bien -rió maniáticamente y apartó a Elliot-. Ahora... ¿Qué haremos contigo? -se acercó al caído.

Elliot se estremeció. Había algo siniestro en la voz y la mirada de Luke, parecía un total desconocido, sujetando firmemente el cuchillo detrás de su espalda.

Sus ojos azules se veían más oscuros que nunca, y tenía algo en su mirada que anunciaba que estaba loco. Poseído por la ira, quizá.

Pero, ¿Por qué? Abelia era una simple chica que conoció hace una semana.

El caído empezó a rogar.

-Cállate -dijo Luke en un tono muy calmado-, ahora ya no nos sirve. ¿Sabes qué significa eso?

Sin esperar respuesta, Luke alzó el brazo y clavó el cuchillo donde se encontraba el corazón del caído.

***

Abelia nunca había tenido tanto frío.

Ni siquiera cuando se cayó en el mar cuando estaba jugando con Ethan en la laguna en invierno. Ni cuando encontró a Elliot en el suelo de las oficinas centrales, había sentido en su corazón aquella terrible parálisis gélida.

Ahora sólo sentía frío, un frío helado de cabeza a los pies.

La habitación resultaba desconocida, estaba sola, lo cual resultaba más escalofriante.

Intentó pararse, pero unas cadenas de metal estaban atadas a sus piernas, apegándola forzosamente a la pared.

Rogó en silencio para sí misma que Luke y Elliot estuvieran bien.

In the Darkness (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora