Capítulo 17

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Abelia pestañeó varias veces antes de reaccionar.

-¿Disculpa? -se limitó a decir, sin darle créditos a sus oídos.

Elise aún tenía esa sonrisa en su rostro. William sonrió un poco, de manera que su rostro parecía aún más firme.

-Es el hijo mayor del rey Stradamus -escupió las últimas palabras como si le quemara pronunciarlas, pero sin dejar de sonreír y fingir esa voz alegre chillona-. Se casarán.

Abelia entrecerró los ojos. ¿Se fue unos meses y cuando vuelve, estaba comprometida?

《Es tu madre, tonta. Lo hace de forma de castigo》pensó.

Volteó para mirar a Ethan. Su rostro parecía débil. Sin duda tampoco aprobaba esto, y quizás eso era lo que le quería advertir.

Por primera vez en su vida, Abey se arrepintió de no haberle hecho caso a su hermano.

-Un gusto, Abelia -dijo William, para romper el silencio y trayendo su atención de vuelta.

-Eres un demonio -dijo ella levantando los brazos en modo de resignación-. Yo soy un ángel. ¿Esto no es ilegal?

Elise y William rieron al mismo tiempo.

-William en cuanto se case será rey -explicó Elise rodando los ojos como si fuera algo obvio- ¿Eso en qué te convierte a ti? En una reina. Los reyes pueden eliminar y cambiar algunas reglas.

-No drásticamente -habló Ethan.

Su madre lo fulminó con la mirada.

-Creo que te deberías ir, Ethan -dijo y señaló el pasillo que dirigía a otra habitación.

Él dudó unos segundos, pero al final cedió y se fue, no sin antes mirar a su hermana a manera de perdón.

Cuanto odiaba en estos segundos ser impulsiva y haberse ido del lado de Luke.

-No tendremos hijos -contestó Abelia, buscando cada excusa para que su madre se diera cuenta que eso estaba mal o William renunciara.

-Por los hijos no se preocupen -sonrió-. En realidad los ángeles y demonios pueden tener hijos, sólo esperando que sean castigados después de nacer. Y como ya les dije, las reglas cambian.

Tardó unos segundos en adivinar que castigados se refería ser caídos.

-Aparte, que gran noticia. Mañana es tu cumpleaños, Abey... ¿Saben? Los dejaré unos segundos solos -prosiguió hablando y sin dejar de mirar a Abelia, se dirigió al largo pasillo, hasta perderse totalmente de vista.

-¿Estás de acuerdo con esto? -preguntó Abelia mirando al chico de cabello rubio.

Él se encogió de hombros.

-Esto es por el tratado de paz. Lo sabes ¿No es así? -cuestionó con ojos burlones.

Maldijo en voz baja.

-No te quiero insultar, pero yo no me voy a casar -respondió ella sin pensar las palabras que salían de su boca-. Y mucho menos contigo.

-Eso no me preocupa. Si no lo haces, los ángeles y demonios estarán en guerra eterna -empezó a caminar en círculos alrededor de ella-. Y por lo consiguiente los brujos, hadas, caídos, vampiros y todo lo que respire también lo estarán. Dudo que quieras eso.

Se quedó en silencio. ¿Cómo podía responder a eso?

-Los vampiros no respiran -se limitó a decir.

Él puso los ojos en blanco.

-Cómo quieras. La decisión es tuya -caminó por el pasillo y salió de la habitación.

In the Darkness (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora