Draco llegó al colegio la mañana del sábado, no tenía humor de ver a nadie, por lo menos no aún. Solo quería llegar a su nueva torre y descansar un poco. Dumbledore no le había dicho con quién tendría que compartir torre, pero no le importaba ya nada; antes el apellido Malfoy imponía respeto en el mundo mágico, pero después de tanto, eso solo causaba disgusto en la gente, al menos esperaba que sus serpientes siguieran obedeciéndolo como siempre lo habían hecho.
˂˂ Facta, non verba ˃˃ (del latín "Hechos, no palabras") era la contraseña de la torre, Draco entró y no vio a nadie en la sala común, estaba aliviado de eso, subió las gradas y se detuvo al ver el nombre de Hermione Granger en una de las puertas, creyó que se había equivocado de torre pero al ver su nombre en la puerta contraria comprobó que ese definitivamente era el lugar que compartiría todo un año con la sangre sucia, debió imaginarlo, ella era la sabelotodo del colegio, el otro premio anual.
Hermione había pasado todo el día con sus amigos, Ron seguía extraño, no sabía por qué se portaba así, aún no había encontrado un momento a solas con él para hablar de todo aquello que le sucedía, porque siempre estaban todos juntos y cuando por fin creía que podría conversar con él, parecía que la evitaba, cuando estaba de muy buen humor la abrazaba y besaba, pero la mayoría del tiempo ya no hacía eso.
Extrañaba al Ron de antes, al que besó aquel día en la cámara de los secretos y que estaba muy enamorado de ella, estaba muy confundida con su comportamiento indiferente y no sabía qué hacer, aún no se lo había platicado a nadie, pero cuando viera de nuevo a Ginny se lo contaría.
Al llegar la tarde se dirigió hacia su torre para adelantar un par de deberes que les dejó la Profesora McGonagall, así que fue por sus libros y unos pergaminos a su cuarto y luego a su sala común, al pasar no se había fijado que la puerta del otro cuarto estaba un poco entreabierta, Dumbledore le había dicho que Draco llegaría la otra semana, así que por lo menos podría disfrutar el fin de semana antes de que él llegue a molestarla y a insultarla como siempre, tendría un poco de tranquilidad hasta que él aparezca por ahí.
Hermione después de pasar un buen rato haciendo sus tareas, comenzó a tener hambre, así que prefirió recoger sus cosas e irse por un bocadillo al comedor, aunque aún le faltaba mucho por terminar se daría un pequeño descanso.
- Así que eras tú – Hermione se sobresaltó al escuchar esa voz tan familiar que provenía de las gradas y su reacción fue apuntarle con su varita, él hizo lo mismo.
- ¡Malfoy, me asustaste! ¿En qué momento llegaste? Ni si quiera supe que estabas aquí –Estaba enfadada y nerviosa a la vez ¿Cómo se le ocurría hacerle asustar de esa manera?
- Tranquilízate Granger, apenas llegué esta mañana – dijo Malfoy riendo al ver la expresión de ella - ¿emocionada por mi llegada?
- Jamás Malfoy, estaría loca si así fuera – Hermione lo fulminaba con la mirada, había empezado su pesadilla un poco antes de lo previsto.
- No entiendo por qué a Dumbledore se le ocurrió ponernos en la misma torre, no por ser los premios anuales debemos convivir tantos meses juntos – Malfoy también estaba molesto, la risita se le pasó muy pronto al darse cuenta ante la situación que se encontraba.
- ¿Crees no poder conmigo, Malfoy? – sonrió Hermione - ¿Acaso el gran Draco Malfoy no puede soportar convivir un año con una sangre sucia? – Ella ya se había resignado a que el director la cambiara de torre, así que al menos le quedaba disfrutarlo, verlo enojado.
- Por supuesto que no Granger, yo puedo con lo que sea. ¿Vas a bajar tu varita o acaso esperas que tengamos un duelo? – Al parecer Hermione no había conseguido su objetivo esta vez y tampoco se había dado cuenta que su varita seguía apuntándolo.
- Así me gusta, obediente con tus superiores – lo dijo en un tono muy arrogante mientras él también bajaba su varita.
- ¿Acaso no te has dado cuenta que no te tengo miedo y que nunca obedecería tus órdenes? No eres más que un niño consentido que cree que todo gira a su alrededor, tu apellido ya no impone nada en este lugar.
- No te atrevas a hablar de mi apellido, Granger, tú no sabes nada, solo eres una niña caprichosa que cree que por ser una sabelotodo está en el centro del universo, San Potter y la Comadreja solo son tus amigos porque te utilizan para que les resuelvas las tareas, al igual que el resto de tus amiguitos. No te creas tan especial, que para nada lo eres.
Hermione estaba realmente enfadada con Malfoy, y sentía que unas lágrimas querían correr por sus mejillas de la rabia que sentía hacia él, prefirió que él no la viera llorar y quería retirarse ya a su cuarto.
- Eres tan inmaduro Malfoy, solo olvídalo y déjame en paz, imagina que no existo y yo imaginaré que tú no existes. – Hermione se marchó a su habitación, ya se le había quitado el hambre y sentía que el corazón se le iba a salir del pecho por la pelea con Draco – Ah, y recuerda que no puedes traer a nadie más a la torre, no quiero más serpientes en este lugar, solo tú debes saber la clave.
- No puedes imponerme nada Granger, esta torre es tanto mía como tuya y haré loque quiera – Se lo dijo mientras ella desaparecía por las escaleras.
Draco estaba molesto, le había hecho enfadar el comentario de Granger ¿Quién se creía esa sangre sucia, que puede molestarlo cuando a ella se le plazca o darle órdenes cuando le apetezca? Pues no, ya vería como se la devolvería.
ESTÁS LEYENDO
Si me enamorara de ti... [Dramione]
FanfictionLos Malfoy han logrado manchar su apellido por la fidelidad que tenían con el señor tenebroso, tanto así, que la comunidad mágica ya no los respeta para nada. Narcissa Malfoy deberá reparar eso por su bien y el de su hijo, por lo que lo obligará a c...