Capitulo 1.

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Año 1900.

A las afueras de la ciudad,muy a lo lejos,donde las zonas pobres habitan,se hallaba el basurero, donde las clases sociales iban a arrojar su basura,donde las ratas caminaban con normalidad y las aves buscaban entre los escombros objetos para construir sus nidos.

Aquel día el sol era tan reluciente que el aire era sofocante por la calor,y hacía que de la basura emanara olores tóxicos e irritantes para el olfato. Algo totalmente desagradable.

Adentro de un carruaje oxidado y sin ruedas,con la pintura gastada y los vidrios rotos,se hallaba un pequeño y delicado Omega,que hace tres días había dado a luz a tres cachorros,los cuales eran una lindura para todo aquel que los viera.

Pero había una historia aparte. Ese Omega,que alguna vez estuvo lleno de sueños relacionados con el amor,fue quien terminó con el corazón roto,y afrontando la vida de la peor manera.

Nació de una familia peculiar,de un padre Alfa y una madre Beta. Él era el hijo menor de ocho hermanos, cuatro Alfas,quienes fueron los primeros cuatro en nacer,tres que fueron Betas, quienes fueron los siguientes,y por último él,el único Omega.

Desde muy pequeño sintió que sus padres eran algo distantes con él. Un Omega era la clase más baja y mal vista,solo servía para complacer a los Alfas y darle cachorros. Y por otro lado estaban sus hermanos, quienes siempre lo menospreciarón por ser lo que era,lo golpeaban y lo insultaban, no jugaban con él y le rompían las pocas pertenencias que tenía,parecia que se desquitaban con él.

Siempre estuvo solo,aunque compartiera el mismo hogar con las personas que siempre lo maltrataban física y mentalmente. Cada día era como una batalla,tenía que ocultarse de los demás,para no avergonzar a sus padres,y debía evitar molestar a sus hermanos con su presencia, pero sobre todo tenía que aguantar los golpes que le daban sus hermanos mayores,a quienes les complacía lastimar su piel, golpeando, arañando,e incluso cortando;con tal de verlo sufrir. Eso les gustaba,ver los moretones y la sangre pintar su cuerpo;les complacia.

Llego a la edad de quince años, teniendo que vivir una infancia llena de maltratos por parte de sus hermanos,y siendo ignorado todo el tiempo por sus padres, quienes en ocasiones llegaban a olvidar que tenían a un hijo Omega,al cual no querían.

Un día caminaba por el pueblo en el cual vivían,junto a su madre,quien lo obligo a ir con ella,consideraba que su cachorro ya tenia edad suficiente para ayudarla a cargar con las bolsas de las compras. Pero el inocente Omega no se había percatado que unos ojos llenos de deseo,se habían fijado en él. Iba tan preocupado de no tirar las bolsas,pero al llevar tantas,una de ellas se le resbalo de la mano,y antes de que pudiera caer al suelo,alguien la sujetó en el aire,impidiendo que está se azotará y desparramarse lo que llevaba en su interior.

-Un Omega tan hermoso no debería cargar con tanto peso.-
Dijo aquel sujetó,muy cerca de su oído, mientras le devolvía la bolsa,dejándola en su mano.

-M-Muchas gracias,señor. -Agradeció haciendo una pequeña reverencia ante el Alfa que se hallaba frente a él.

-No soy tan viejo,como para que me llames señor.-Sonrió con astucia. Ante a él se hallaba un Omega muy hermoso,y no quería dejarlo ir.

-M-Mis padres dicen que debo respetar a los Alfas. Por ser Omega debo cuidar mis palabras ante ellos y mostrar respetó...

-Ante mi no es necesario.-Acerco su mano para acariciarle su suave mejilla. Él reaccionó con un cosquilleo. Esa era una sensación nueva y extraña.-Dejame que te ayude.

Él Omega se perdió en la verdosa mirada de aquel Alfa, él cual no parecía ser una mala persona, aunque su porte y musculatura, podían llegar a intimidar a cualquiera. Él acepto en dejar que lo ayudará,hasta llegar a la carreta en la que él y su madre viajaban.

JulienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora