Veinticinco años y medios después.
Regresar a casa sé que me hará bien. Este último año ha sido muy difícil para mí. Extraño tanto a Jorge, aun lloro su ausencia. Aún recuerdo esa fatal noche, como que fue ayer. Creo que nunca la podré olvidar. Así como no podré olvidar cuanto me amo. Mis dos hijos menores están en la universidad y Andrey en Europa teniendo su propia vida. No es que no extrañen a su papá, pero me dicen que la vida debe continuar, es lo que su papá querría. Sé que tienen razón. Durante todos estos años, lo único que Jorge quería era mi felicidad. No le gustaría verme a como estoy.
La casa me parece tan grande. Antes hasta me parecía muy pequeña. Me siento en la terraza y recuerdo todas las fiestas que aquí celebramos. Los primeros cumpleaños de nuestros hijos.
Decido salir, el estar en la casa no me está ayudando. Así que pido un taxi, al inicio no sé a dónde ir. Luego decido ir al Molino. Doña María y don Pedro, ya no estarán ahí, para atenderme, hace mucho que están cuidándonos desde el cielo.
Al entrar puedo ver como Luis, el hijo de mis viejitos lindo, ha modificado y modernizado un poco el lugar. Me quedo en el stand haciendo fila, para pedir mi orden. Ya no llevan el servicio a la mesa. Busco a Luis con la vista, pero no logro verlo. Un mochaccino frozen por favor, con un panini de pavo, ordeno.
- Señorita, disculpe, se encuentra Luis, el dueño del lugar?
- El Sr. Luis, acaba de salir. Pero creo que no demorará.
- Muchas gracias.
Me aparto de la fila y me quedo de pies observando el lugar, mientras sale la orden. Mochacino Frozen, con Panini de pavo. Grita la joven que entrega las órdenes.
Camino hasta donde esta ella, meto mi celular en la chaqueta que llevo, extiendo mi mano derecha, para alcanzar el Café y en eso siento una corriente eléctrica que recorre mi piel. Levantó la mirada y puedo ver a Paolo.
Sí, es Paolo, se nota el paso de los años, pero aún sigue siendo un hombre muy sensual y apuesto. A mí también se me nota el paso de los años, aunque las cremas de belleza, el maquillaje y los tintes son algo que me ayuda a ocultar. Me quedo helada reponiéndome de la descarga eléctrica y asimilando el hecho de que estoy frente a frente con Paolo.
- Andrea!
- Paolo!
- Que feliz coincidencia - Me dice mientras me abraza- No sabes el gusto que me da verte.
- Créeme que también a mí me da mucho gusto. Querés sentarte conmigo?.
- Me encantaría.
Por instinto caminamos hacia mi lugar favorito del Molino. Pero ya no es lo mismo. El mural que yo había hecho, ya no está.
- Si. Luis lo quito cuando renovó el lugar. Me dice Paolo, cuando me ve de pies tratando de asimilar que ya no este mi mural. Yo le pedí que no lo borrara, pero él me dijo que ya no iba con el lugar y debía hacerlo.
- Gracias, le digo. Gracias por haber intentado salvar esa pequeña huella que había dejado en este lugar.
- Creeme que mi intención de que no borrara el mural, era algo egoísta de mi parte.
- Cómo así?
- No quería que lo quitaran, porque eso me recordaba a vos. Andrea, yo vengo aquí por lo menos una vez a la semana, y créeme que no es por el café. Es por lo que representa el lugar para mí. Este lugar te representa a vos.
- Desde hace cuánto comenzaste a venir aquí?
- Desde aquella noche que te rescate. Desde esa vez, vengo por lo menos una vez a la semana. Te acordás que antes de tu boda, aquí nos encontramos?
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Lo Que Es Para Ti, Nadie Te Lo Quita!
RomanceEs la Historia de Andrea, una joven y talentosa ejecutiva, que se enamora de un hombre mayor, casado y con hijos. Por principios no puede involucrarse y eso los lleva a...