1 Harry Potter: El último heredero

Capítulo 29: La Bludger Loca

A la salida de clases Ron aún seguía quejándose sobre Salazar Slytherin mientras nos habría camino por los abarrotados corredores al término de las clases, para poder dejar las mochilas en la habitación antes de ir a cenar.

Ambos, Hermione y él parecían estar de acuerdo en que no les hubiera gustado quedar Slytherin. Yo en cambio no me atreví a decir que por poco el sombrero seleccionador me mandaría a Slytherin, de hecho, era un secreto que no pensaba decirle a nadie incluyendo a mis padres. No quería ni pensar en lo que Sirius o mi padre pensarían si se enteran de ello.

Al llegar al gran comedor nos sentamos los tres, ignorando a todos los demás, quienes murmuraban desde hace mucho sobre la cámara de los secretos, la conmoción con la señora Norris había dejado a todos perplejos y dudosos de quien hubiera podido cometer semejante crimen.

--- ¿Creen que realmente haya una Cámara de los Secretos? --- les pregunte a los dos asombrados, mis amigos se miraron curiosos.

--- No sé --- respondió Hermione, frunciendo el entrecejo ---. Dumbledore no fue capaz de curar a la Señora Norris, y eso me hace sospechar que quienquiera que la atacase no debía ser..., bueno..., humano.

Al terminar de merendar nos fuimos por el pasillo donde habían ocurridos los hechos y les llame a mis amigos, para poder investigar un poco, tenía demasiada curiosidad por saber que estaba pasando en todo ello. Pude ver que había partes chamuscadas en algunos puntos, después Hermione señalo algo realmente extraño. Y es que, en la ventana más próxima a la inscripción de la pared, por la ventana se podía ver claramente como las arañas estaban escabulléndose, según parecía tratando de penetrar por una pequeña grieta de cristal. Vi como un hilo largo y plateado colgaba como una soga, y daba la impresión de que las arañas lo habían utilizado para salir apresuradamente.

--- Nunca había visto que las arañas se comportaran así --- dije dudoso, me voltee a ver a Ron para que me dijera si era un comportamiento normal de ellas en el mundo mágico.

Mi amigo había retrocedido y parecía estar luchando contra algún impulso para salir corriendo de ahí, lo más rápido posible.

--- ¿Estás bien Ron? --- le pregunto Hermione dudosa.

--- No... no me gustan... las arañas --- nos dijo Ron, nervioso.

--- No sabíamos eso --- le dije sorprendido ---. Digo, te he visto usando arañas muchas veces en la clase de Pociones...

--- Lo que pasa es que están muertas, así no me importan --- explicó Ron, quien tenía la precaución de mirar a cualquier parte menos a la ventana ---. No soporto la manera en que se mueven.

Hermione quiso simular su risa, pero no pudo tanto y Ron nos explicó un tanto molesto, como es que por culpa de Fred que había convertido su osito de peluche en una araña gigantes y asquerosa, dándole un trauma. Sentía lastima por él, pero me guarde mi comentario.

Cambiando de tema rápidamente, les comenté sobre el agua que había del suelo y si alguien sabía de donde vendría. Ron aliviado del cambio del tema señalo por donde había estado el agua y desde que altura de una puerta. Mi amigo dudo en entrar.

--- Es el aseo de chicas --- dijo bruscamente él, cruzándose de brazos.

--- ¡Por favor, Ron, si no habrá nadie dentro --- le dijo Hermione, poniéndose derecha y acercándose ---; aquí es donde se encuentra Myrtle la Llorona! ¡Vamos a echar un vistazo!

El cuarto del baño era lo más triste y deprimente que hubiera visto. Debajo de un espejo grande, quebrado y manchado, había una fila de lavabos de piedras en muy mal estado. El suelo estaba mojado y reflejaba la luz triste que daban las llamas de unas pocas velas que se consumían en sus palmatorias. Las puertas de los retretes estaban rayadas y rotas, y una colgaba fuera de sus goznes. Entonces Hermione nos pidió silencio para llamar a una tal Myrtle, una chica fantasma que se encontraba sobre la cisterna del retrete, reventándose un grano de la barbilla.