25. Niños

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En aquel tiempo Crowley no terminaba de entender como era posible que Dios, aquel ser todo poderoso al cual Aziraphale servía con tanto fervor era capaz de ignorar a los niños, como si no le importaran.

Veía desde lo lejos aquel arca que se supone que salvaría del diluvio solo a unos pocos, ¿Pero por qué a los niños no?, ¿Qué habían hecho ellos que los condenaba de esa manera?, no sabían nada del bien ni del mal, eran criaturas inocentes, no lo merecian. Existía un Dios que se hacía llamar misericordioso, si era asi ¿Por qué dejaba que aquello sucediera?, aquello lo molestaba en gran manera haciendo que reafirmara sus dudas acerca del todopoderoso, pues no tenía sentido lo que hacia y seguirle, era hacerlo con los ojos cerrados.

No pudo hacer nada. Ni negarse, ni evitarlo, ellos eran un tema delicado para el demonio, no sabía por que, pero por más demonio que fuera eso sobrepasaba sus limites y no lo toleraba.

El tiempo pasaba, el plan inefable estaba comenzando a tomar forma, la llegada del anticristo le obligó a convertirse en la niñera de quien se supone destruiría el mundo, de cierta manera le tomó aprecio y no por que fuera el hijo de Satán, ni por que aquel fuese su trabajo, la única razón era que él era un pequeño inocente que nunca debería estar involucrado en aquel fin del mundo, o eso era lo que él creía, pues no sabía del error con el infante.

Aziraphale lo sabía, dañar o ser muy apegado a los niños no era cosa de aquel demonio, lo supo desde el diluvio y lo reafirmaba cada vez que se evitaba el tema en sus conversaciones, por eso el ángel siempre le afirmaba que en el fondo era bondadoso, por que después de tanto tiempo lo conocía bien.

Pero cuando el Armagedon sucedio, cuando encontraron al verdadero anticristo, el notarlo confundido ante todo lo que pasaba a causa suya hizo que Crowley se sintiera culpable de aquello, el había tenido la responsabilidad de cuidarlo e inclusive dió la estúpida idea de matarlo en determinado momento, aún sabiendo que el peliblanco no lo haría, el pelirrojo no quería ser el causante de aquello, no podría, jamás lo había echo y no lo haría entonces. Tuvieron que buscar otra solución.

Ver como Adam salía valientemente a enfrentar a su padre y salvar el mundo hizo que tranquilidad y ternura invadieran al pelirrojo, algo poco usual en un ser de oscuridad como él, pero le hacia sentir aliviado. Tiempo después de aquello tanto ángel como demonio frecuentaban al niño para cuidar de él o solo pasar el rato, a ambos le agradaba, inclusive llegaron a conocer a sus amigos y que juntos se hacian llamar The Them. Era agradable, ver como iban creciendo, como descubrian cosas, como se divertian, aunque tuvieran que ir dejando a un lado la inocencia que los caracterizaba era reconfortante ver que al crecer podían convertirse en una versión mejor de ellos mismos.

Good Omens #Fictober2019 #IneffableLATAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora