MORDIDA

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AVISO: EL SIGUIENTE CAPITULO INCLUYE DESCRIPCIONES DE VIOLENCIA Y SEXO, SI ERES MENOR DE EDAD POR FAVOR NO LEAS EL APARTADO 1 Y 3, EL 2 ES EL MAS APTO PARA TI (AUNQUE SI TIENES MENOS DE 15 TAMPOCO LO RECOMIENDO).

Todo estaba hecho, había ayudado a derrocar al actual jefe de su familia, más que eso al padre de su hijo. Se comportó nervioso todo el día, cada paso que daba en aquella casa le provocaba la sensación de ser juzgado, como si cada empleado le acusara con la mirada, como si ya supieran la barbaridad que había cometido.

No podía huir, por lo menos no ahora, debía esperar tres días después de la señal de Itachi, así estaba todo estrictamente planeado, solo rogaba al cielo no ser atrapado antes, debía actuar como de costumbre, aunque en sus zapatos fuera casi imposible.

Observo el enorme reloj de mármol empotrado en la pared, marcaba un cuarto para las 6, el imponente jefe Uchiha volvería en cualquier momento, y si los tribunales ya lo habían notificado volvería hecho una furia, solo esperaba que no le vinculara para nada con el hecho.

Su omega estaba terriblemente triste, odiaba hacerle daño a ese alfa, pese a que no le había marcado, al ahora esperar un cachorro suyo el vínculo era tan fuerte como uno sellado por mordida, después de nacer él bebe otra historia seria. Recorrió el amplio pasillo, internamente trataba de memorizar cada rincón, tenía claro que después de irse jamás podría volver a ese lugar donde había sido tan feliz.

En su corazón un nudo se apretujaba más con cada paso, le amaba, amaba su sonrisa fingida, la caballerosidad antigua con la que se desenvolvía ese hombre, la dulzura con la que le abrazaba por las noches. Tal vez era duro por fuera, pero solo él conocía el verdadero ser de Fugaku Uchiha, tal vez si esa mujer no le hubiera traicionado, tal vez si no le hubieran manchado su orgullo de aquella manera ese hombre seria otro, y Sasuke podría haber tenido un destino diferente.

Se odio así mismo por muchas razones más, no podía dudar, no ahora que ya todo estaba hecho y no había macha atrás. Llego a la biblioteca, fue directo detrás del escritorio, presiono un poco la pared y esta cedió lentamente para dar paso a la caja fuerte, tecleo su número privado, sacaría sus documentos personales para después irse cuando llegara el momento.

Sería fácil, todo el tiempo tenía acceso al contenido ahí guardado, busco un poco más y se dio cuenta que algo andaba mal, sus papeles personales no estaban donde él los había dejado, eso solo podía significar una cosa, había sido descubierto.

Tembló con la idea, temió por itachi, si su padre sabia de la denuncia iría tras el sin pensarlo, los planes cambiaron. Tomaría sus cosas y se iría en ese instante, era ahora o nunca antes de que ese hombre volviera, sus pasos se apresuraron, el aire le faltaba, tenía que correr o...

Jamás pensé esto fuera cierto- la ronca he imponente voz de Fugaku le crespo el cuerpo entero- por lo menos no de ti.

Los pocos pasos que habían avanzado los retrocedió dentro de aquel amplio despacho casi hasta chocar con la pared.

En la vida solo he confiado en dos personas, y curiosamente las dos me traicionaron- lo último lo grito tan fuerte que los oídos del omega retumbaron- por muchos días te vigile, me negaba a creer que el papa de mi futuro hijo fuera una perra- le tomo fuertemente por los hombros y le lanzo fuertemente contra el sofá para invitados. Todo estaba jodidamente mal, todo se había ido al caño, lo peor es que no podría avisarle a itachi, no podría evitar que dañaran a su primo y a su pequeña familia.

Eres un estúpido- se lanzó sobre él y le acertó una sonora cachetada - que demonios pensabas imbécil- una bofetada más, su vista estaba borrosa, sus mejillas ardían, sus oídos zumban impidiéndole escuchar el resto de las blasfemias que el alfa furioso vociferaba.

IndemnizaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora