La música resonaba por la lujosa camioneta, las gotas de lluvia golpeaban el panel de cristal de la ventana. Las noticias anunciaban que el tifón seguiría por lo menos hasta pasado mañana, odiaba los días lluviosos, le hacían doler los huesos, en el orfanato le decían brujo, ya que siempre predecía las tormentas con veracidad.
Una sonrisa se le escapo, gesto que fue observado por el ojilila, iba sentado frente a él y le miraba fijamente- Ahora te ríes sola loca- le dijo para molestarle.
En realidad, me reía de tu horrible rostro, pero si gustas acompañarme adelante mírate en el reflejo y riamos juntos- Su sonrisa se esfumo y en su lugar arrugo su perfilada nariz.
Compraremos comida rápida, ¿mi reina quiere algo?- el rubio pensó que era una burla una vez más así que solo lo ignoro.
Vamos rubia, hamburguesas, takoyaki, debes comer algo, o es que ustedes los omegas cuidan su figura- se acomoda el auricular esperando la respuesta del rubio.
Quiero pizza- el pelilila sonrió y el chofer dirigió la camioneta hacia el nuevo destino.
No se podían dar el lujo de cenar como buenos amigos, así que pidieron la pizza para llevar, se sentía incómodo, desnudo ante esos ojos fieros que le examinaban- podrías dejar de verme así, entiendo que seas un pervertido, pero mantén tu mirada desnudante lejos de mi cuerpo, es asquerosa.
Quisieras rubia, mejores hembras he tenido en mi cama- subió el pie al sillón del auto- es solo que... me agradas, eres como un grano en el culo, pero al menos un grano bonito.
¿Se supone que eso tiene sentido?- rodo sus ojos azules, un rayo ilumino el cielo y capto su atención, avanzaron un tramo más en silencio, quedaban pocos metros para entrar a un camino poco transitado a las afueras de la ciudad, el cinturón daba justo a su quijada, le rosaba cada que giraba el rostro, así que decidió desabrocharlo para poder recostarse en el asiento.
Trato de dormir un poco antes de llegar a ese vacío departamento, pero su mente se negaba a desconectarse, en su lugar le traía una y otra vez los recuerdos de ese hermoso pero podrido alfa, su corazón grito destino cuando este le beso, pero en sus ojos solo vio desprecio. Antes de conocerle él se sentía feliz, sentía que a pesar de sus carencias no le faltaba nada en su vida, salvo su libertad, pero ahora, lo único que podía saborear es una profunda soledad y tristeza en su alma- nos rechazó- retumbo un quejido lastimero en su mente – él no nos ama- esas palabras le dolían aún más. Desde que salió del hospicio para omegas nada bueno le había sucedido, y aunque su omega deseara la aceptación y la marca de ese alfa, por su parte, repulsión era lo único que podía sentir hacia ese hombre.
Sabes- a lo lejos ignoraba la voz de su molesto guardaespaldas- no es tan... ¡cuidado!- le grito el peli gris, un fuerte impacto de parte otro vehículo más grande, les dio en la parte trasera de la camioneta, la hizo girar sobre sí misma para luego volcarse un par de veces al lado del camino.
Todo paso tan rápido frente a sus ojos, un fuerte golpe al vehículo le hizo golpear enérgicamente contra el capacete de la camioneta, los giros le proyectaron contra la quinta puerta que daba el acceso a la cajuela, al caer el piso su muñeca se torció en extremo que puedo oír cuando esta se fracturo en dos partes, un último giro le estampo contra la pared derecha del vehículo donde recibió el golpe final que le dejo inconsciente.
Maldición, los hijos de perra nos estaban esperando, salieron de la nada- se incorporó- ¿están bien chicos? - abrió la ventanilla del chofer y copiloto.

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Indemnización
FanfictionEl mayor problema en la vida de un omega era su vulnerabilidad, al poseer el celo más fuerte que betas y alfas, eran víctimas de constantes abusos, ya fuera físicos, emocionales o en el peor de los casos sexuales. El mayor índice de abandonos infant...