un vaso de avena

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Capítulo 1

Un Vaso con avena

Naruto – le llamaba una tierna voz desesperada- Despierta Naruto- en sueños podía sentir esos débiles brazos que le obligaban a moverse apenas un poco sobre su tibia cama.

Naruto, por favor – la frágil chica intenta arrebatarle las cobijas, que a su sentir en ese momento eran las cosas más suaves que su piel había sentido jamás- por favor, no llegarás al trabajo.

La desesperación creció en la chica, y a pesar que prometió una y otra vez no volver a utilizar el método tan ortodoxo del agua en la cara, su necesidad la llevo a quebrantar dicha promesa.

¿Qué demonios?- grito el rubio de ojos azules al sentir el frio liquido arrebatarle su preciado momento de sueño- Hinata ¿otra vez?- le cuestiono con tono molesto, aunque su semblante furioso fue desapareciendo, cuando el de la chica comenzó a entristecerse.

Ven aquí – el rubio abrió sus brazos dando paso a aquella hermosa chica – Sabes que no puedo enojarme contigo- le beso la frente- Mucho menos cuando yo te pedí que hicieras esto ¿Qué tan tarde es?

La chica aun con su voz amenazando con quebrase contesto – De hecho aún no es tarde, es solo que te hice el desayuno, y otras veces no alcanzas más que un vaso de avena, porque vas tarde al trabajo- a pesar de que sus ojos ya era muy claros, Naruto pudo ver la tristeza en ellos- Si tan solo me dejaras trabajar, tu podrías pagar tu dote y yo la mía- agrego la chica.

Eso nunca hinata, te prometí pagar primero la tuya y luego la mía, recuerda que tu plazo vence primero, además – acaricia un largo y brillante mechón de cabello negro- Ya no estoy muy lejos de lograrlo, tú debes conservarte hermosa, por si un día llegas a encontrar a tu destinado, si eso no pasa entonces pagare tu dote, serás libre, después viviremos juntos como siempre lo hemos soñado, libres y sin nadie que nos ate.

Ambos sonrieron, el momento era hermoso, en el que ambos imaginaban un futuro juntos hasta que el rubio vio el reloj gigante que tenía pegado en su pared.

¡No!- grito alarmado- ¡Es tarde otra vez! – anuncio corriendo por toda la habitación que compartían juntos.

Naruto el desayuno- grito la chica antes del que el rubio saliera de la cabaña 37 que era la que tenían asignada.

Lo siento hinata, gracias a nuestra charla, que no te culpo, se me hizo tarde de nuevo- dijo disculpándose tomando un pan tostado de la mesa y llevándose un botellón con avena.

La chica vio a ese remolino desaparecer hasta el final del camino, dio un fuerte suspiro – Al final, como todos los días, solo se llevó un vaso de avena- expreso para ella misma mientras se sentaba en aquella vieja silla.

Hacía más de 10 años que había llegado al orfanato, sus padres la dieron en adopción a una tía al saber que era omega, pero al final su tía murió, así que paso a la custodia del gobierno, de esa forma fue como termino en este hospicio, a decir verdad desde su punto de vista la vida no era tan mala, desde el primer día le asignaron de compañero al rubio, quien había crecido aquí desde su primer día de vida. Siempre se preguntaría como fue que Naruto termino ahí, pero al ser tan pequeño él decía no recordar nada. Su mente evoco el recuerdo de esos hermosos ojos azules, de esa sonrisa tan perfectamente alineada, a su lado todo parecía ser perfecto, si tan solo pudieran quedarse para siempre así – Si tan solo pudiera decirte lo que siento Naruto- dejo sus pensamientos y se dispuso a asear su minúscula cabaña para después salir a sus clases.

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Tomo el camino diario a sus trabajos, salir del orfanato era rutinario, primero debía pasar los filtros de inspección, diariamente todos los omegas que tenían un trabajo, se formaban en aquellas grises oficinas, un lector óptico leía sus brazaletes que tenían en sus antebrazos, para evitar que estos escaparan antes de realizar el pago de su indemnización, al pagar sus deudas, estos eran retirados y eras considerado un omega funcional.

IndemnizaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora