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Gabriel giró hacia su calle, feliz de que el día hubiera terminado, aun cuando no avanzara en el papeleo que necesitaba rellenar. Viendo un auto que no reconocía en la entrada de Renato, miró hacia la puerta. Gabriel desaceleró su auto, sus cejas se elevaron cuando vio a Renato de pie en la puerta con solo una sudadera azul. Le observó menear su cabeza, una molesta expresión en su rostro que Gabriel nunca había visto antes. 

Preguntándose qué iba mal, acercó el auto a la acera y prestó atención, leyendo los labios de su vecino. Bastó que Tato articulara el nombre de Tomas dos veces, acompañado de varios no, batiera su cabeza, junto a evidentes e incluso más enfadadas palabras, para que Gabriel uniera todo. Renato estaba discutiendo con su ex novio. El hombre más bajo tenía una mano sobre su cadera y se explicaba violentamente con la otra. Viendo que su amigo necesitaba ayuda, agarró su bolsa con comida para llevar del asiento a su lado y salió del auto.

Las palabras de Tomas lo alcanzaron inmediatamente.

—No quieres decir eso, Renato. Sabía que querías tomarte un tiempo, pero comprar una casa es ir demasiado lejos. Ve a vestirte, así podemos irnos. Hablaremos sobre esto en el restaurant.

—Tomas, te lo pido amablemente por una última jodida vez. Métete a tu auto y vete. Y no regreses.

Las cejas de Gabriel se elevaron cuando oyó el gélido tono de Renato. Nunca le había visto enojado antes, pero incluso él podía decir que Renato estaba furioso. Gabriel conocía solo una forma segura para deshacerse de un ex no deseado. Tan solo esperaba ser buen actor, al menos lo suficiente para convencerlo. Ambos hombres estaban tan concentrados en el otro que ninguno notó a Gabriel hasta que estuvo a pocos pasos.

La mirada de Renato se desplazó por sobre el hombro de Tomas hacia él. Sus cejas se levantaron por la sorpresa.

— Gabi, qué...

—Hey, bebé. —Le saludó, interrumpiéndolo.

Le guiñó un ojo y se hizo espacio a través de Tomas

—Disculpa. — Dijo, dándole apenas un vistazo al hombre.

En su lugar, sostuvo la mirada de Renato mientras caminaba hacia él. Descasó una mano sobre la parte superior de su brazo, empujándolo al interior de la casa y contra la puerta

—Lamento llegar tarde. Me tomó más de lo que pensaba terminar un papeleo. —Dijo, dejando caer su bolsa de comida y las llaves sobre una mesa cerca de la puerta.

Entonces, se inclinó más cerca de su confundido vecino, bloqueando efectivamente la sorpresiva expresión de Renato de la mirada de Tomas.

Inhaló profundo, sorprendiéndose de encontrar agradable el olor a limpio del hombre.

—Sígueme la corriente y nos libraremos de él. — Susurró, antes de gemir y levantar su voz a un nivel normal —. Ah, Tato, siempre hueles tan malditamente bien. — Ensartó una mano en el oscuro y húmedo cabello de Renato y jaló la cara del hombre más alto un poco hacia adelante —. No puedo esperar por una probada. —Gruñó antes de estrellar su boca contra la de Renato.

Gabriel pensó que besar a otro hombre se sentiría extraño, incluso incómodo y raro. Pero para su sorpresa, y placer si tenía que admitirlo, los labios de Renato eran suaves y llenos. Incluso el ligero roce de su barba de las cinco no afectó la exquisita sensación de hormigueo a través de sus labios y su cuerpo, instalándose en su pene, que se animó rápidamente interesado. El chillido de sorpresa desde la puerta cubrió el jadeo de asombro de Renato. 

Gabriel tomó ventaja y empujó su lengua al interior de la boca del otro hombre. Masculinos sabores explotaron en su lengua los que le hicieron permitirse explorar su boca durante varios segundos. El placer se extendió a través de él cuando un latido más tarde, Renato comenzó a devolverle el beso. Sintió una de las rudas manos del bombero agarrar la parte trasera de su cuello mientras su lengua desafiaba la de Gabriel.

LLEVAME #1Where stories live. Discover now