EPILOGO

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Renato descansaba en una silla del parque y sonreía hacia el grupo de hombres que jugaban un violento partido de futbol. O, específicamente a uno en particular que jugaba con los otros. Gabriel estaba de pie entre el monton discutiendo con un par de tipos sobre el juego. El sudor brillaba en su piel desnuda, acentuando los fuertes musculos de su espalda y hombros. La vista hizo que a Renato se le hiciera agua la boca y no pudiera esperar a llegar a casa e implementar sus planes.

-¿Mmmm, alguien en particular llamo tu atención? – lo molesto Patrick, sentándose a su lado en la silla

-Como si tu no tuvieras ojos para un solo hombre . – Bromeo de vuelta, riendo. Renato estaba impresionado de que Fausto llevara tanto tiempo con un chico, ya que su amigo no era conocido por quedarse con un hombre mas de una semana o dos. Esperaba que eso se debiera a que sentía algo mas en esta ocasión. Sin duda, Patrick parecía ser un buen tipo.

Patrick rio, observando a los hombres jugar. – Sí.

Renato salto sobre sus pies, ignorando la pequeña punzada en su hombro y les animo ruidosamente justo cuando Gabriel anotaba un tanto.

*

—¿Te divertiste en el picnic? —le preguntó Gabriel desde su lugar en la puerta del dormitorio.

Renato se preguntaba si el hombre se rehusaba a acercarse porque aún seguía mojado luego de la ducha y solo llevaba una toalla alrededor de su cintura mientras usaba otra para secarse el cabello. Le sonrió y luego asintió.

—Fue agradable salir. —Había pasado cerca de un mes y medio desde el incidente con Tomas.

Su ex estaba en prisión. El juicio había sido sorpresivamente rápido, con muy pocas complicaciones. Aparte del juicio, Renato pasaba la mayor parte del tiempo en casa. Desde hacía no mucho, siempre que llevara a alguien con él, se le había permitido hacer mandados. Incluso la terapia física se había hecho en casa de Gabriel. Y el hecho de que Gabriel nunca hiciera más que besarlo le estaba volviendo loco. Sin embargo, planeaba cambiar eso aquella noche. El pensamiento hizo a Renato sonreír.

—¿Necesitas ayuda con algo antes que me meta a la ducha?

Renato levantó la vista desde donde se secaba el cabello y meneó su cabeza. Gabriel le preguntaba eso cada noche. Su amante era tan atento, esperando cuidarle y asegurarse que estuviera bien. Hasta el punto de agotarle, pensó Renato con tristeza.

—Nop. Estoy bien.

Gabriel asintió.

—Entonces solo serán unos minutos.

Haciéndole un ademán a su amante con la mano, Renato vio por el rabillo de su ojo cómo Gabriel se desvestía y entraba al baño a ducharse. Su boca se humedeció al ver el trasero desnudo del detective. Deseaba tanto ese culo, y esa noche, pretendía obtenerlo. Dejando a un lado la toalla de su cabeza y quitándose la que cubría su cintura, rápidamente abrió el cajón de la cabecera. Ladeó su cabeza y escuchó el sonido de la ducha abrirse, dejando que los pensamientos de un húmedo y resbaloso Gabriel le distrajeran por un momento. Reconcentrándose en su plan, Renato sacó un trozo de papel y un tubo de lubricante. Se tendió sobre la cama, disparó un chorro y roció una gran cantidad en la superficie de sus dedos. Renato gruñó cuando deslizó dos dedos al interior de su recto. Se detuvo, dejando que su cuerpo se ajustara a la intrusión. El estiramiento y la quemadura le recordaron cuánto tiempo había pasado desde que fue el de abajo.

¡Maldición, han sido años! Alejando el recuerdo de su última vez, la cual fue con su psicópata ex-amante, Renato torció sus dedos y buscó su próstata. La encontró. Un aumento en su sensibilidad se coló a través de su cuerpo, haciéndole gruñir mientras acariciaba la esponjosa glándula. Sus ojos se cerraron y comenzó a respirar lentamente por la boca al tiempo que trabajaba su agujero abierto, dándose placer, sintiendo su pene llenarse al punto que su erección tocó su abdomen y goteó sobre su estómago. Un jadeo, luego un gemido que no era suyo atrajo la atención de Renato. Calmando sus movimientos en un esfuerzo, porque maldición si olvidó lo bien que se sentía, Renato mantuvo sus ojos abiertos y le sonrió a la sorprendida expresión de Gabriel.

LLEVAME #1Where stories live. Discover now