Capítulo 8

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BRIAN

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BRIAN.

Miré de nuevo la manita herida de Camyl y sentí esa sensación de dolor de nuevo en el pecho, era algo que realmente no podía explicar o quizás si, nunca quería que mi hija sintiera dolor, así de sencillo, pero esa incomodidad mía también era por otro cosa o mejor dicho por otra persona, Brenda.

Desde que la había encontrado de nuevo, o mejor dicho, desde que ella me había encontrado de nuevo todo me alteraba más fácil, quizás se debía a que todo lo tenía que ver con ella me ponía a la defensiva, nunca había esperado realmente verla de nuevo, no después de que ella se fue y me dejó sin mirar atrás, desde la partida de ella, al menos los anteriores cuatro años todo fue realmente una mierda, pero entonces es cierto eso que nadie muere de amor, no en estos tiempos, me olvidé totalmente del amor,  tiempo después conocí a una persona que me sacó de mi miseria, me ayudó económicamente cuando vivía en el bajo mundo aguantando hambre, pero él no había sido la mejor persona del mundo, había sido proponente e inestable,  pero aun así me sacó de mi miseria, fue lo único parecido aún padre que tuve y eso ya era de agradecer.

Pero volviendo al tema, me sentía culpable por haberle hablado de aquella manera de Brenda, ella no merecía eso, no de mí, a pesar de que cada que la veía a los ojos recordaba como había sido su abandono, aún así no se merecía que la tratara como lo había hecho aquella tarde, ella no era la niñera de Camyl y sabía como era mi hija, sabía que era una mini demonia, pero aún así ver toda esa sangre salir de su pequeña mano me volvió casi loco, Camyl realmente era delicada y siempre temía que alguien o algo la rompiera.

-Papi - Camyl me llamó suavemente -Quiero un helado.

Alejé la mirada un momento de la carretera para mirarla suavemente, la noche ya había caído y comenzaba hacer un frío aterrador, hacía poco había salido del médico con Camyl, su médica de familia me había informado que aquella cortada no interfería en su salud, gracias a Dios.

-Está haciendo frío, quizás quieres algo caliente - Sonreí cuando la pequeña me miró molesta y seguí mi camino.

-Pero yo quiero un helado - Repitió después de un momento, obviamente ella no iba a dejar el tema, era igual de insistente a mí -Por favor papá, quiero un heladito, uno pequeñito, por favor - Suspiré porque sabía que iba a perder esa batalla.

-Entonces uno pequeño - Dije suspirando y desviándome hacia la heladería más cercana -Pero cuando lleguemos a casa comerás de la sopa que hizo Liz -Negocié con Camyl, porque claramente con ella todo debía ser así.

Ya de nuevo en camino a casa, mi mente voló de nuevo hacia Brenda, en su mirada atormentada cuando le hablé tan feo, o el temor de sus ojos cuando la sangre de Camyl no se detenía, una vez más me repetí que debía disculparme con ella, lo que había pasado en nuestro pasado no tenía que afectar nuestro futuro, no iba a mentir y decir que cada que la veía sentía una pizca de rencor, bueno quizás no una pizca, sino mucho, pero aun así eso no me daba realmente permiso para tratarla mal, ya tenía demasiado de eso, en los ocho meses que habíamos trabajo juntos, la había conocido un poco, no demasiado porque solo realmente nos limitábamos a lo profesional, pero la cuestión era que sabía que su esposo era una mierda, la había escuchado llorar en el baño o discutir con él por teléfono, no sabía cómo podía estar con alguien como él pero la pregunta que más me atormentaba era ¿por qué se había casado con él?

El Arte De Amarnos. (Amores que curan # 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora