Capítulo 59.

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Nada se sentía bien y claramente nada lo estaría por mucho tiempo, no después del desenlace tan violento que había tenido aquella noche trágica y aberrante

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Nada se sentía bien y claramente nada lo estaría por mucho tiempo, no después del desenlace tan violento que había tenido aquella noche trágica y aberrante.

Había matado a Jhon.

A mi esposo...

Exesposo.

Él había venido a casa de Brian, con ganas de asesinarme, sin llegar tener compasión por la vida mía y la de mi hija, él realmente si había estado a punto de matarnos sin piedad alguna. —Yo había tenido que actuar sin pensar. — Era él o éramos nosotras.

—Lo maté. —Lloré desconsolada mientras miraba mis manos manchadas de sangre. —Lo siento... —Dije a la nada, porque siendo sincera, no podía arrepentirme de lo que había hecho, no cuando se ponía en medio la vida de mi bebé.

Miré el cuerpo de Jhon, que estaba a escasos metros de mí, sus ojos estaban abiertos mirando hacía el techo, y su boca estaba ligeramente abierta, su mejilla estaba manchada con la sangre que había expulsado por su boca. Y mientras lo miraba yacer ahí de manera inmóvil, no pude evitar pensar en lo último que él me había dicho. —Me mataste—. Cuando dijo esas palabras, sus ojos habían estado inyectados de miedo y odio, el mismo odio que yo sentía.

—Simplemente debías dejarme en paz. — Susurré mirando el enorme charco de sangre que estaba debajo del cuerpo. —Yo solo quería ser feliz, quería tener a mi hija y lograr ayudar a Brian, yo solo quería sobrevivir. —Sollocé desconsolada mientras de nuevo miraba mis manos, las cuales estaban empapadas de sangre y cubierta de arañazos.

Mientras todo pasaba lentamente frente a mí, y me era imposible hacer otra cosa que no fuese aceptar el hecho de que había asesinado a Jhon de forma fría, sin piedad alguna. Supe más que nunca que la vida era alguna clase de jungla en donde había cazadores y bestias salvajes, y a la hora de la verdad... No se sabía cual era peor.

Si los cazadores que asesinaban por gusto, o las salvajes bestias que mutilaban por instinto.

No sé cuánto tiempo estuve sentada en el piso pensando cosas al azar, ni traté de ponerme de pie y mucho menos alejarme del espeso rio de sangre que comenzaba a empapar mi ropa, yo solo existí en un segundo plano en donde nada sucedía y nada se sentía. Estaba sin palabras y sin acciones, estaba deshecha...

—Lo siento, Lena. —Le susurré a mi hija sin dejar de llorar, ni siquiera llevé una mano para acariciar el lugar en donde siempre estaba moviéndose mi hija, no quería manchar la piel con más sangre, pero eso no era todo, claro que no, muy en el fondo de mi ser; estaba aterrada de que mi hija no se moviera o que algo peor hubiese sucedido.

Jhon me había golpeado fuertemente en el vientre, él había atentado contra mi hija, él había merecido morir...

Intenté ponerme de pie para pedir ayuda, sin embargo, me fue totalmente imposible, mis piernas temblaban y el piso estaba encharcado con muchísima sangre... No sabía como seguía consiente, tenía alguna clase de trauma con la sangre, pero, sin embargo, ahí estaba viéndola fijamente sin perder la cordura o eso creía.

El Arte De Amarnos. (Amores que curan # 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora