Capítulo 11

18.8K 2.3K 792
                                    

Los días habían pasado de una manera rápida, casi vertiginosa diría yo, pero apesar de aquello, no podía quitar ese sabor amargo de mí boca cada que miraba a Brian y lo notaba ignorándome intensionalmente, tampoco había podido olvidar como había g...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días habían pasado de una manera rápida, casi vertiginosa diría yo, pero apesar de aquello, no podía quitar ese sabor amargo de mí boca cada que miraba a Brian y lo notaba ignorándome intensionalmente, tampoco había podido olvidar como había gritado que alguna vez me había amado -Ya no- Y tuve que decirme una y otra vez que no debía importarme, que ya era pasado y no había nada entre nosotros, solo algo profesional... Pero aquello era tan falso.

Las cosas en la oficina no habían cambiado, como Brian se empeñaba en ignorarme, tampoco traté de ayudarlo más de la cuenta, de ahora en adelante él que se las arreglara con sus propias cosas, lo único bueno del tema era que Camyl no había vuelto a la empresa, gracias a Dios, lo último que necesitaba era tener que lidiar con esa pequeña cosa del demonio.

Hoy era domingo, había aprovechado toda la mañana para descansar y dedicarme algo de tiempo, incluso había pintado mis uñas de un nuevo color, la verdad no quería salir ni nada por el estilo, pero Jhon estaba entusiasmado por conocer un nuevo restaurante en la ciudad y la verdad es que no quería decirle que no, así que habíamos quedado en reunirnos a las cuatro en el lugar, seguía si entender porque Jhon había tenido que ir a trabajar hoy, pero tampoco había querido preguntarle, no quería que pensará que estaba haciéndole reclamo o algo así.

Cuando casi llegaba la hora para desplazarme hacia el restaurante, me puse un vestido rojo que había comprando hacia meses y lo combiné con unas sandalias blancas, quise dejar mí cabello suelto pero sabía que Jhon haría comentarios, así que lo ate con una liga blanca y dejé que los rulos cayeran en mí espalda, un poco de labial rojo y listo, ya estaba bien.

A veces realmente me daba depresión el saber que ya no me organizaba para mí y con mis gustos, si no que lo hacía para otra persona que ni siquiera lo notaba y aunque era cierto que Jhon estaba cambiado y ahora estaba tratando de manejar mejor su pésimo humor, a veces pensaba que lo hacía por obligación y no porque quería o mejor dicho, porque nos quería a los dos bien. Pero la verdad era que tampoco me atrevía a hacerle reclamos... Él era lo único que tenía y no podía darme el lujo de perderlo.

Para mí suerte el clima estaba genial cuando decidí salir por fin de casa, el vestido atrajo varias miradas de chicos que habían al frente de mí apartamento y lo raro fue que en vez de molestarme me gustó, hacia tiempo que no me sentía tan atractiva estando tan sencilla, quizás era bueno recordar de vez en cuando que aún era joven y bonita.

Al llegar al restaurante me percaté dos cosas que me disgustaron, la primera era que Jhon no estaba por ninguna parte y la segunda era que el restaurante era de comida de mar y no pude evitar sentirme un poquito irritada, Jhon sabía que la comida de mar no era mí favorita pero aún así aparentemente lo olvidó...

-¿Puedo entregarle el menú señorita? - Me preguntó un joven el cual sonría como el gato de Alicia, llevaba esperando a Jhon más de diez minutos y no respondía el teléfono, estaba cuestionandome si debía irme o quedarme.

El Arte De Amarnos. (Amores que curan # 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora