¡Soy un Omega!

1. Profugo

Jimin corría como un desesperado, esquivando árboles y piedras con agilidad, había escapado del internado de Omegas, no quería volver a ese lugar terrorífico. No había nada peor que estar encerrado por ser débil, Jimin no se sentía así en absoluto.

Sabía que vendrían por él, pero al menos lo tendría que intentar.

Corrió unos metros más cuando escucho que alguien lo seguía.

- No, no, no - Aceleró el paso, antes de regresar prefería morir.

A lo lejos pudo ver un claro, cambio de dirección para seguir cubierto por los árboles, pero escuchaba más cerca los caballos. Entonces se detuvo y se escondió detrás de un árbol con el corazón latiendo a toda velocidad. Entendió el sonido, no venían detrás de el, el sonido venía del claro.

Tres caballeros alfas montaban unos enormes caballos, con sus armaduras se detuvieron cerca de Jimin, este los podía oler, y ellos también a él con seguridad.

Pero su desesperación  creció más cuando vio que por el camino donde venía aparecieron los Betas de su internado.

Una pequeña batalla de miradas se creó cuando estos se enfrentaron a los alfas.

- Buscamos a un omega Fugitivo.

Los alfas bajaron de sus caballos y se acercaron a los betas.

- Nosotros buscamos a un Mendigo que se robó las monedas de la recaudación de hoy, estamos bordeando la zona. ¿Acaso lo han visto?

- No, pero puedo asegurar que ustedes pueden oler al omega que estamos buscando.

Jimin se le fue el alma, solo bastaría que lo voltearon a ver para estar completamente perdido.

- A decir verdad..  - Un alfa hablo...

- Piensa, piensa... - Jimin exaltado pedía un milagro para sacarlo de allí, pero una idea lo atravesó. Y menos de unos segundos corrió atravez del claro y se trepó en uno de los caballos. Dándole la vuelta y saliendo por el camino contrario de donde se encontraban los alfas. Cabalgó como alma que se lo lleva el diablo.

Después de unos momentos volteó y se dio cuentas que iban tras el.

Jimin temió por su vida, problamente no saldría ileso, una cosa era escapar y otra cosa era robarse un caballo de la armada.

Aún así se enfocó en el camino, desvió su caballo en medio del bosque y se perdió entre los árboles.

Jimin anhelaba ayuda, quería encontrar la solución al problema al que se había metido.  Siguio avanzando a una velocidad en la que las hojas de los árboles eran solo borrones. Unos minutos más y escucho agua. Si. Sonrio  Jimin. Pudo idear una plan rápidamente, solo tendría que aventarse al Río, así dejaría el caballo en la orilla y se escaparía en los caudales.

Los árboles se terminaron y vio la orilla del río. Sonrió.

Pero su plan fue sofocado por la orda de soldados alfas que lo rodearon.  Jimin quizo regresar pero estaban por todos lados. Al menos eran quince. Jimin temio lo peor y dejó que su destino se escribiera de nuevo, sin poder hacer nada. Solo volteó a ver el río, estuvo tan cerca de ser libre.

- ¡Por fin te hemos encontrado! - uno de los alfas le grito - ahora tendrás que regresar todo lo que robaste.

Jimin lo vio dudoso.

- ¡Yo no me he robado nada más que el caballo, y allí lo tienen!

- No, no te hagas el desentendido, las monedas... ¿donde las tienes?- el alfa ordenó  - Registrenlo.