Jimin llevaba tres días cabalgando hacia el este, tan rápido como le permitía el caballo que había robado de la militancia.
El aire fresco le hacía olvidar un poco todas las sensaciones que lo atormentaban, entre más tiempo pasaba la ansiedad y desazón eran más grandes.
Pero el no se dejaba caer, no había poder alguno que acabaran con su valentía.
Pero no podía ser fuerte cuando en su mente se repetían las imágenes claras de los encuentros con el alfa durante su celo. Jimin recordó todo.
Todos y cada uno de los encuentros, la cara se le ponía con caliente cuando recordaba como le había pedido que lo amarrase ala cama, es que se avergonzaba de si mismo, que diablos le pasaba por la cabeza, recordaba las sensaciones de ser tomado y reclamado por el alfa, pero también la veces que el alfa lo había abrazado y amado.
Es que no podía decirlo de otra manera, el alfa le había echo el amor con demasiada paciencia y cariño.
Pero pocas veces lo admitía, no podía pensar en eso cuando huía lejos de él, se suponía que debería de ser un alfa malo que lo había tomado con violencia, ese debía ser su pensamiento para poder alejarse más y más de él.
Tenía que mentirse, pues tampoco lo podía condenar por haber matado a su pueblo, si el había sido tan solo un niño, un niño que recibió una maldición por culpa de su padre. Su abuela debía estarse riendo de su propio nieto, maldito destino.
El lo había sanado, nunca pensó que también lo liberaría del hechizo ¿se arrepentía? No, no lo hacía.
Estaba totalmente acabado. A eso sumándose la necesidad catarquica de su cuerpo por estar cerca del alfa. Que ya lo veía venir, los primeros días en los que estuvo marcado había estado tan cerca de él por que no podía soportar no verlo o no olerlo. Ahora ya llevaba tres días, tres días, tres dias, sin su aroma, sin verlo, sin tocarlo, sin escuchar su voz, con solamente un montón de recuerdo de el haciéndole el amor.
- Maldición Jimin cállate de una puta vez - Se hartaba de si mismo - Te ofreció quedarte una maldita semana... ¡así que cállate!
¿Para que quería una semana? ¿Para qué lo convenciera que él era su dueño?
Jimin era libre, ahora estaba en libertad, sin saber a dónde ir, sin tener a alguien con él, sin tener suficiente comida.Una completa estupidez haberse ido sin tener la certeza de no estar embarazado.
Pero no daría un paso a atrás, eso jamás.
- y no estoy enamorado.
Siguió su camino, buscaría a sus padres, no había otro plan.
Al final de la tarde había llegado a la cima de una pequeña montaña y descansó un poco, parecía buen lugar para pasar la noche y atormentarse durante horas con las memorias claridosas de su pasado inmediato.
Acomodo a su caballo y se recostó y trató de dormir, vio la luna, su corazón latio, por siempre la luna sería un amuleto que lo unió al alfa aunque sea por unas horas.Pero escuchó un murmullo lejano, durante todo el trayecto había evitado los caminos, siempre viajo entre el bosque así que no había tenido encuentros inoportunos. Se levantó y subió a la loma agachado.
Y lo que vio lo dejo sin aliento.
Un ejército como de doscientos hombres marchaba demasiado lejos de él para que pudieran verlo, pero su corazón pareció pararse cuando se percató de la dirección hacia la que iban.
- ¡No!
Jimin se subió a su caballo y dio la vuelta rápidamente, tenía que llegar antes que ellos... pero su mente buscó soluciones, no había suficientes guerreros en el pueblo, no después de esa guerra, muchos habían salido heridos, los omegas no estaban escondidos.
- ¡Tae!
Su corazón se aceleró, necesitaba buscar ayuda, la compuerta estaba aún en construcción, los agarrarian con la guardia baja y sin protección.
Temió lo peor, pero modificó su trayecto y se dirigió hacia el sur, no sabía como se llamaba el guerrero que había estado dirigiendo los ataques de los arqueros, pero sabía que él los podría ayudar, así que se dirigió al reyno de Andrew a pedirle que ayudaran a Jungkook a salvar a su pueblo.
◇
- Nosotros no podemos ayudar. No hay ningún beneficio de por medio. Nuestra princesa ya se ha casado.
Jimin estaba muy nervioso, había llegado al reyno rápidamente, sólo le había tomado un par de horas, frente a él estaba el Rey con Namjoon de lado derecho.
- Es una lástima la situación de Jungkook - hablo Namjoon
Jimin lo vio extrañado.
- ¿que pasa con él?
- La lesión, en la espalda, cuando mataste al guerrero que lo hirió - Jimin recordó aquel día, había sido horrible.
- Él ya se encuentra sano.
- Pero ¿Como? Si yo mismo ví su espalda, tenía una vértebra destruida.
Pero la mente de Jimin era demasiado ágil para crear planes.
- Oh eso, si fue muy fácil sanarlo.
Los dos hombres lo miraron extrañados.
- Yo sólo use un artículo gitano que pertenecía a mi abuela, le transmitió energía sanadora atravez de él.
- Eso si me interesa.
- Es una lástima que no podamos llegar a un arreglo.
- ¿Nos estas diciendo la verdad?
- Podrán verlo con sus propios ojos si me ayudan a salvarlo, si lo hacen, ayudan a mi pueblo, les doy mi palabra que les daré esos clavos mágicos y enseñaré a alguien de su Reyno a utilizarlos.
El Rey y Namjoon se vieron entre ellos.
- Si no llegase a ser verdad la orca te espera pequeño.
- Doy mi palabra - enseño su marca - soy el Omega del líder Jungkook y en mi vientre llevo su descendencia, mi muerte sería más qué una simple desdicha si no una tragedia para mi pueblo.
Y con una reverencia cerraron el trato y se prepararon para salir de inmediato, pues el viaje hacia el pueblo de Jungkook sería de dos días, con un poco de suerte llegarían antes de que fuese atacado, Jimin fue tomado como rehén voluntario pues era lo único que podrían reclamar si llegasen a ser falsas las palabra del omega.
Jimin tuvo una larga plática con el Rey antes de partir en la cual le explicó con vehemencia todo lo que los clavos eran capaces de hacer si se usaban de manera correcta.
Partieron tan sólo dos horas después de su llegada, quinientos hombres fueron movilizados.
Y en caballo custodiado por dos alfas iba Jimin, con el corazón angustiado por su amigo, y su Alfa. Sabía que Jungkook era demasiado valiente y trataría de ser el primero que cayera en caso de una invasión y eso solo era un problema para tranquilidad del omega que se debatía entre llorar y ser fuerte.
Una vez más se recriminaba tantas cosas que terminaba por hartarse por ser tan altanero.
Necesitaba sentirse seguro.
Necesitaba creer que estarían bien.
Necesitaba creer que pronto estaría con Jungkook.
Necesitaba creer que la llegarían a tiempo y que salvaría al amor de su vida de un destino fatal.
Porque aunque no quería aceptarlo aunque le costase su orgullo aceptarlo amaba Jungkook, y esa había sido la única y fuerte razón por la cual lo había sanado.
Cerro los ojos y le rogó a su abuela que lo ayudase una vez más.
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¡Soy un Omega!
FanfictionJungkook estaba hechizado, su sentido del olfato no detectaba omegas. Jimin era un omega que solo quería salvarle la vida. - Nunca conocí a un Beta que se obsesionara tanto con ser un omega. - ¿Tu qué sabes de omegas? no reconocerias a uno aunque l...