capítulo seis

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Después de cenar y de trabajar con el temido papeleo, Dev salió al porche para aclararse la cabeza. Miró al cielo y vio las tililantes estrellas. ¿Había una vista igual en alguna otra parte? Lo dudaba. A no ser en la forma en que el sol sacaba el color dorado del cabello de Hannah.

Cielo santo. Llevaba allí solo veinticuatro horas y él no parecía poder dejar de pensar en ella. Sobre todo en sus sensuales labios, en esa boca hecha para besar y ser besada.

Hannah había dicho que el instituto había sido la escuela de los golpes duros para ella, pero él no estaba de acuerdo. Allí le había resulrado mucho más fácil ignorarla. Nunca había pensado entonces en lo que podía ser besarla y, desde que la había vuelto a ver, había podido pensar en muy pocas cosas más.

Respiró profundamente y entonces le pareció ver un movimiento a lo lejos, en el pequeño cenador  que había a unos cien metros de la casa. Se fijó y vio una camisa verde lima.

Hannah.

Ella había desaparecido nada más terminar de ayudar a su madre a recoger la mesa. Si estaba tratando de ocultarse, más valdría que no se hubiera puesto esa camisa. Pensó que iba a hacer el tonto, pero la hospitalidad tejana lo obligaba a no ignorarla. Bajó las escaleras y se dirigió al cenador.

-Buenas noches- dijo cuando entró.

-Hola.

-¿Te importa si te hago compañía?

-No.

Se sentó a lo que creyó que sería una distancia segura de ella. Desafortunadamente, ella estaba a barlovento y le llegó perfectamente su aroma con la brisa. Llevaba el cabello suelto y sujeto tras las orejas por una cinta que hacía juego con la camisa. La luz de la luna hacía que su cabello pareciera plateado y sus ojos parecían enormes con esa luz romántica.

-Bonita...

-¿Qué?

Dev se aclaró la garganta.

-Bonita noche.

-Mmm.

-Ha sido una gran cena. Tu madre es una buena cocinera.

-Sí lo es. Cuando yo estaba creciendo, andábamos mal de dinero y eso la hizo inventarse algunas cosas realmente imaginativas para comer.

-¿Lo pasaste mal entonces?

Dev se dio cuenta de que ella se tensó al oír esas palabras.

-Nos las arreglábamos.

-¿Te gusta cocinar?

Tan pronto como esas palabras le salieron de la boca, Dev se arrepintió de ellas. Después de lo que había dicho Ben aquello se estaba pareciendo demasiado a una entrevista dr trabajo.

-¿Yo? ¿Cocinar yo?- preguntó ella riendo-. No tienes ni idea de lo gracioso que es esto.

-Un simple no serviría.

- No es tan fácil. Yo creo que cualquiera que sepa leer puede seguir una receta. Pero hay gente como mi madre que toma una receta y hace magia. Yo prefiero leer una revista médica.

-Así que elegiste lo acertado al hacerte médico, ¿no?

-Sin dudarlo. ¿Te puedo preguntar yo a ti  una cosa, Dev? Te marchaste inmediatamente después de que nacieran los gatitos y no pude hablar entonces contigo.

-Claro.

-¿Te parece bien que yo esté aquí?

Sí, fue su primer pensamiento, pero se contuvo antes de responder.

Un Solo Beso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora