Capítulo doce

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Dev se frotó la nuca mientras estaba en la sala de espera del hospital con Kent y Mary Slyder, los padres del chico herido, todos muy preocupados; pero él además, no podía dejar de pensar en Hannah.

Momentos más tarde, se abrieron las puertas y Hannah entró en la habitación. Seguía llevando la bata blanca de laboratorio que había llevado antes en el rodeo, y el estetoscopio al cuello. Lo llevaba comonlas demás mujeres llevan sus joyas, pero Hannah no era como las demás, pensó Dev.

-¿Cómo está? ¿Qué le pasa?- preguntaron ambos padres al unísono.

Hannah respiró profundamente y dijo:

-El médico de guardia es traumatólogo y eso está bastante bien. Ronnie está en excelentes manos con el dostor Elliott. El no cree que tenga nada serio, pero ha ordenado unas pruebas para ver si tiene alguna emorragia interna. Y quiere unas series del cráneo...

-¿Y eso qué es?- preguntó Mary Slyder con cara de miedo.

-No es nada más que unas radiografías de la cabeza. Es un procedimiento habitual en urgencias, ya que Ronnie tiene una contusión y laceraciones. Y ha perdido la consiencia por un corto tiempo. Al médico le preocupa la contusión, y con razón. A mí también.

La mujer se enjugó una lágrima.

-¿Cómo de seria es esa contusión?

Hannah volvió a respirar profundamente. Dev la estaba mirando fijamente y vio algo en su mirada. De alguna manera, se dio cuenta de  que ella estaba pensando en cuánta información les podía dar. Hannah tomó la mano de la madre y la hizo sentarse en el sofá con ella.

-Si yo estuviera en su lugar, querría toda la historia, así que se lo voy a contar todo- dijo.

-Gracias, doctora. No saber es peor que nada.

-La herida es potencialmente seria, pero no hay ninguna razón para dejarse llevar por el pánico. El hecho de que ahora esté consciente es una buena señal- dijo sonriendo-. Lo que ha pasado es que nos ha dejado preocupados a todos cuando le preguntamos qué día era.

-¿Por qué?

-Porque dice que era viernes.

-Pero es que hoy es viernes.

-No tiene ningún hueso roto, pero hasta que no estén todas las pruebas, solo sabemos que tiene un chichón y un corte sobre la ceja. Ha tenido suerte de que no lo haya afectado al ojo. Es joven, duro y está terriblemente en forma, todo eso son factores a su favor.

-Quiero ver a mi hijo- dijo Mary.

-No creo que la dejen entrar mientras le sigan haciendo pruebas. Pero yo voy a volver. No les apetece mucho que esté allí, pero que se fastidien, pienso seguir siendo una metomentodo y los mantendré informados.

-Gracias, doctora- dijo Ken-. ¿Cómo podremos agradecerle el que esté aquí por nosotros y por Ronnie?

-Sí, ya da bastante miedo, pero le agradecemos que nos lo explique todo.

-Yo no lo haría de ninguna otra manera- dijo ella y se puso en pie-. Volveré dentro de un rato.

Dev la siguió hasta el pasillo.

-¿Era esa toda la verdad?

-Yo no les mentiría.

Al final del pasillo había las clásicas máquinas de café y bebidas de los hospitales. Dev la tomó del brazo y le dijo:

-Deja que te invite a un café.

-Gacias, me vendrá bien.

Mientras se lo tomaban, él le dijo:

-¿Así que lo de Ronnie tiene byen aspecto?

Ella asintió.

-Pero siempre puede haber alguna complicación, aunque eso no se lo voy a decir a los  padres. Lo cierto es que hay toda clase de razones para pensar que se va a poner bien.

-Ya sé que, en el rodeo, estabas frustrada por no tener equipo.

Hannah asintió.

-Por suerte, aquí hay de todo y Ronnie está en excelentes  manos. Estoy segura de que aquí recibirá los mejores cuidados.

-Su familia te agradece que estés aquí. Y yo también.

-¿Tú? ¿Por qué?

A pesar de sentirse culpable por no haber sacado a Ronnie de encima del toro, el hecho de estar allí con Hannah hacía que todo fuera mejor. Simplemente le guataba estar con ella.

-Eres una buena médico, Hannah- dijo.

-¿Cómo lo sabes? Yo no he hecho nada. ¿Cómo sabes que esto no es solo un trabajo?

-Sé que tienes razones para querer triunfar, pero esto no es solo un trabajo para ti. Te he visto en acción y eres una médico muy dedicada.

Ella se encogió de hombros, pero el placer se le notó en el rostro.

-Cualquiera puede llamar al tipo que esté a cargo para recabar información.

-Sí, pero tú pudiste limitarte a llamar por teléfono. No todo el mundo se tomaría la molestia de venir aquí, pero tú sí lo has hecho.

-Soy inteligente...

-Esto no tiene nada que ver con el coeficiente intelectual- la interrumpió él-. Esto tiene que ver con la decencia y el que te preocupe la gente. A Destiny le vendría bien más gente como tú.

Dev parpadeó incrédulo. No se podía creer que hubiera dicho algo así. Ya estaba otra vez el que quisiera que ella se quedara. ¿En qué estaba pensando?

-Gracias, Dev- respondió ella y luego miró por encima del hombro como si temiera que él pudiera ver algo en sus ojos-. Pero lo único que he hecho aquí ha sido aparecer.

<Y lo he hecho por razones egoístas. Necesitaba saber que Ronnie estaba recibiendo los mejores cuidados. Si eso le hace ser mejor médico, entonces lo acepto.

Dev se dio cuenta de que ella había ignorado por completo su comentario de que Destiny la necesitaba. Pero la verdad era que el pueblo estaba creciendo y les podría venir bien la habilidad de ella como médico. Esa tenía que ser la razón por la que lo había dicho. No debía tener nada que ver con que quisiera que ella se quedara.

Él no iba a querer meterse por segunda vez en el camino de una mujer con su trabajo. De eso nada.

Hannah dejó el vaso de papel en la papelera y dijo:

-Tengo que ir a ver lo que está pasando.

Dev asintió.

-De acuerdo, vete. Te esperamos.

-Es tarde, Dev.

-Pero soy yo el que te ha traído y la llevaré de vuelta a casa, señora- respondió el llevándose la mano al ala del sombrero.

Hannah sonrió.

-Gracias. Te veré pronto.

Dev la vio alejarse, la médico en vaqueros. No pudo contener el calor que lo invadió. La bata le tapaba hasta las rodillas, pero se imaginaba el bamboleo de sus caderas. ¿Qué tenía Hannah que lo había afectado tanto?

Tal vez si no la hubiera besado... A pesar de que eso lo había hecho para que su hijo aprendiera una lección, había sido él quien había aprendido algo.

Acababa de ver el entusiasmo y la devoción de Hannah por su trabajo. Debería haberse dado cuenta antes de que ella era una mujer apasionada. Eso lo había descubierto de primera mano, o mejor, por experiencia de boca a boca. Se apostaba lo que fuera a que ella era capaz de tener profundos sentimientos personales. El hombre que le importara a ella sería un tipo afortunado.

-Pero  no seré yo- se dijo a sí mismo-. No me puedo arriesgar a ello.

Un Solo Beso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora