Capítulo dieciséis

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Esa noche, Hannah bajó a la cocina y se encontró allí con Dev, que había estado asistiendo al parto de una yegua que había ido bastante bien, y estuvieron un rato charlando de los eventos del día.

-La verdad es que no sé que estoy más, si cansado o hambriento- dijo Dev sonriendo en un momento dado.

-Mi madre me ha dicho que te ha dejado preparado la cena en el frigorífico. Siéntate que te la voy a calentar.

-No es necesario.

-Sí, que lo es. Es lo menos que puedo hacer para agradecerte tu hospitalidad.

Aquello sonó como el principio de una despedida.

Dev estaba demasiado cansado como para luchar contra la triateza que le producía el pensamiento de que ella se marcharía de allí en menos de una semana.

-¿Sabes cuando va a volver el doctor?- le preguntó.

-Hablé con él justo antes de la feria de la salud. Me dijo que volvería pasado mañana. Su madre está mejorando y sabe que me voy a marchar dentro de menos de una semana.

-Ha estado bien tenerte por aquí, Hannah.

-Y yo me lo he pasado muy bien- respondió ella miemtras le ponía delante la cena.

A Dev le daba toda  la impresión de que no era el único de los dos que lamentaba el que ella se fuera y que tampoco lo era en darse cuenta de la atracción que había ido creciendo cada vez más entre ellos.

-¿Quieres una cerveza?- le preguntó ella.

-Sí, gracias.

Dev siguió con la mirada los movimientos de ella y decidió que la vista de su parte trasera era definitivamente tan buena como la de  la delantera.

Llevaba una camiseta amplia y pantalones cortos y, cuando se inclinó para sacar la cerveza del frigorífico, la tela se pegó a su curvo trasero, algo que hizo que las manos de él empezaran a moverse como con voluntad propia. Era curioso cómo una chica bonita podía hacer que un hombre se olvidara de todo su cansancio.

Pero no cualquier chica, solo Hannah.

Ella trató de desenroscar el tapón de la botella, pero no pudo.

-Necesito un hombre- dijo.

-Encantado de ayudarla, señora.

Dev tomó la botella, la abrió y le dio un largo trago.

-Te ha sido tan fácil porque yo ya lo había soltado.

-Realmente te fastidia cuando no puedes hacer algo, ¿verdad?

-Prefiero ser yo la que tenga el control todas las veces..

-¿Y no es eso lo que queremos todos?

Luego Dev siguió comiendo en silencio, perdido en sus pensamientos. Sabía que no era él solo el que quería que Hannah se quedara; su hijo estaba también perdidamente enamorado de ella y, seguramente, le dolería mucho cuando ella se marchara.

-¿Un penique por tus pensamientos?- dijo Hannah.

-Confía en mí. No valen tanto.

-Lo dudo.

Entonces sonó el telefono, sorprendiéndolo. Desde que Hannah se estaba haciendo cargo del trabajo del doctor, eso sucedía de forma habitual. Dev sabía que, para entonces ya debía estar acostumbrado, pero no era así. Hannah ni parpadeó.

-Iré yo- dijo.

Habló brevemente por el teléfono y luego se dirigió de nuevo a Dev.

-Era el servicio de contestador. Tengo que marcharme en cuanto me cambie de ropa. Un niño enfermo.

Un Solo Beso (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora