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Todos se habían ido a dormir, excepto Felix, que estaba sentado en la cama mirando a un punto fijo de la habitación.

Se puso a pensar en cómo serían sus padres, por qué lo abandonaron, cómo hubiese sido el lugar en donde está ahora si no fuese por Hyerim, quien es como su madre. Pensaba en tantas cosas a la vez, que no se dio cuenta cuando una monja entró y le puso un trapo en la boca y la nariz con un líquido, el cual lo desmayó.

Antes de que Felix cayera inconsciente al costado de la cama, dos monjas entraron para llevárselo a la oficina de la hermana Kim. Sabían que el australiano se opondría, y si no era él, sus amigos no lo dejarían ir. Optaron por dormir a Lee y alejarlo de sus amistades antes de que despierten y noten que no está.

– No pesa nada, es como un gatito recién nacido– Dijo Nayeon, una de las hermanas del orfanato, quien era unos años mayor que el chico que llevaba en brazos junto a su mejor amiga, Tzuyu.

– Camina más rápido antes de que alguien lo note– Dicho eso, los pasos eran silenciosos pero rápidos.

Usaban vestidos negros o blancos, no usaban habitos como las monjas de mayor edad. Tenían desde veinte a veinticinco años de edad, no eran ancianas, eran nietas de las antiguas hermanas. La infancia de todas ellas fue muy dura, lo que conlleva a que ahora también lo sean con los huérfanos del lugar.

Una vez que llegaron a la oficina, dejaron al australiano amarrado a una silla con sogas y una cinta en la boca.

Cuando este despertó, vio que estaban las dos mujeres que entraron a su habitación, la hermana Kim y un hombre con una mujer. ¿Los Park? No los conocía bien, nunca les prestó atención a sus rostros, solo a los casos.

– Felix, tus nuevos padres– Habló Junggeun con un tono burlón, señalando con su mano y con delicadeza a los mayores presentes.

– Bienvenido a la familia, Park Felix– Se agacharon y lo abrazaron delicadamente.

El menor de todos los presentes sentía un miedo increíble, pudo ver los ojos de los Park en persona y juraría que estaban locos. No sabía por qué estaba amarrado, pero necesitaba a sus amigos en ese momento.

Se lo llevarían del lugar y ni siquiera pudo despedirse de sus amigos.

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Perdón por tantas notificaciones, archivé la historia por una crisis existencial que tuve.

orphanage of the stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora