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Dos semanas pasaron desde aquel encuentro con los chicos, la señora y el señor Park no se dieron cuenta de eso. Para evitar sospechas, Seungmin y Jisung se llevaron una valiosa estatua de una mujer para fingir un robo. 

– Señores– Se levantó de la mesa para llamar la atención de los dueños de la casa– Les pido permiso para llevar a su precioso hijo a una fiesta.

Se quedaron helados, Minho sudaba hasta por los codos por miedo a que lo rechacen y los castiguen por esa petición.

– ¿Dónde es el lugar?– La mujer trató de hablar tranquila aunque los nervios la iban a traicionar en cualquier momento. Pensaba en lo peor, por los maltratos hacia Felix, éste podría denunciarlos y perderían toda su fortuna, no debían estar en la mira de nadie luego de sus hijos anteriores.

Sus hijos anteriores. Su nuevo hijo adoptivo estaba intrigado por aquella extraña desaparición, ¿cómo unos niños podrían desaparecer de la faz de la tierra sin ninguna pista? No quería preguntar, sabían que iban a golpearlo hasta dejarlo inválido si era necesario.

– En el centro de la ciudad, mi primo...– Se quedó pensando en un nombre que no delate a sus amigos– ¡Lee Jangjun! Hará una fiesta con sus amigos de la universidad y nos ha invitado.

No sonaba muy real, el hombre mayor alzó una ceja y su madre se tornó tranquila, le tocó la mano a su esposo con suavidad.

– Por supuesto que deben ir– Minho hizo una reverencia en forma de agradecimiento y volvió a sentarse– Por cierto, ¿qué estudia tu primo, Lee?

Otra vez debería mentir, no era bueno para hacerlo, estaba esperando a que un aire fresco lo golpee para tratar de calmarse y sus pulmones no se salgan de su pecho.

– Él es modelo– En realidad era un joven de veinte años que conoció en la calle hace unos días, niño rico gracias a su padre, fiestas, drogas, alcohol y mujeres, pero no podía darle esa información a la mujer que lo miraba seriamente, analizando si mentía o no. 

La fiesta era la noche siguiente, irían por su propia cuenta, con la condición de llegar antes de la una. Sin guardaespaldas, ni cámaras insertadas en el pecho de alguno, ni micrófonos, totalmente libres.

– Confío en ti, Lee Minho– El hombre se despidió para ir a su habitación a descansar.

Escucharon una breve discusión entre él y la señora Park debido a que los jóvenes podían escaparse o pedir ayuda, pero la mujer confiaba en ellos y sabían que no se irían. 

Lo que no sabía era que no existía tal fiesta, ni tal primo Jangjun, solo un plan de escape.

orphanage of the stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora