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Estaban parados enfrente de la gran mansión, sin saber qué hacer.

– ¿Están listos?– Todos se tomaron de las manos, menos Jeongin, quien salió corriendo hacia el lado contrario.

Todos se miraron y Chan hizo una señal con la cabeza de que Changbin vaya por él mientras los demás entraban y seguían con el plan.

Dieron un leve suspiro y se escondieron detrás del muro enorme de piedras cantera, repasaron cada parte del plan y comenzaron.

Jisung, al no ver a ningún guardia, tomó su honda y comenzó a apuntarle a las cámaras de seguridad que estaban en cada esquina de las paredes de la casa, pero Hyunjin lo paró.

– Existen las alarmas, idiota– En lo que acordaron, se olvidaron de hablar sobre eso, pero rápidamente tuvieron la idea de ir lo más rápido posible hasta un lugar donde no hayan cámaras o algo que no los delate.

Cruzaron el jardín delantero, lleno de arbustos y hermosas flores hasta llegar a las afueras de la gran mansión. No había vigilancia en los costados de esta, así que procedieron a fijarse por las ventanas el interior de la casa para ver cuál era la habitación de Felix o dónde estaban él y Minho.

– Bien, escuchen– Chan los formó en una pequeña ronda para comenzar a hablar– Por lo que vimos, no disponen de guardias pero no sabemos si los Park tienen armas– Con las últimas palabras, a Seungmin se le cayó la cara del miedo– Nos vamos a dividir en tres grupos, iré solo y ustedes se arreglan.

– ¡¿Solo?!– Woojin gritó en un susurro, estaban todos preocupados y temían de que algo le pase al líder.

– Tranquilos, sé cuidarme. Recuerden cada paso y la llamada por teléfono seguirá en pie– Se levantó y sonrió– Nos vemos, tengan cuidado– Desapareció por la parte trasera de la casa.

Tomaron su teléfono y armaron un grupo, con Changbin y Jeongin incluidos.

– Estamos por entrar, ¿van a venir?– Jisung quería que sus dos amigos aparezcan para ayudar ya que estaba aterrorizado. Aunque ninguno de los chicos contestó, entendió que era un claro "no".

Era hora de seguir, Han se fue con Hyunjin y Woojin con Seungmin.

Estos últimos fueron al otro lado del lugar, la cual no era demasiado grande pero era de un tamaño importante como para tener que correr lo más rápido posible para que no te capte ninguna cámara.

– Hay que entrar– Abrió una de las ventanas y estuvo por hacer lo que dijo, pero Hwang lo agarró.

– ¿Estás loco? Van a verte– El menor lo miró y bajó la cabeza, como si estuviese arrepentido.

Pero en dos segundos saltó la ventana hacia el interior de la casa, haciendo que suene una alarma que podría escucharse hasta el orfanato.

orphanage of the stray kidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora