Capitulo # 7

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ATRAPAME SI PUEDES
Capítulo # 7
PASTA Y VINO

Narra Darien
Se que la rubia se va, por que la puerta de mi habitación es azotada con fuerza, solo vine para acercarme a ella y ahora resulta que cada vez estoy más lejos; los celos recorren mi cuerpo como una peste, no puedo sacar de mi mente la romántica escena, verla a ella sonriendo frente a él, no dejo de pensar que si no hubiera llegado, tal vez ellos hubieran terminado en la cama; empuño mis manos con fuerza, la rabia me corroe, es evidente para mi que Seiya se dio cuenta que Serena me atrae, el infeliz me conoce bien, pero no voy a permitir que me la quite, claro que no, esa mujer será única y exclusivamente mía; no he hecho tanto para tenerla para que ahora el se entrometa y se la lleve.

Un par de horas más tarde, sigo en la habitación, sentado en un sillón, soy incapaz de irme, no quiero dejar a Serena como un cordero en manos de un lobo, escucho risas que vienen de afuera de la casa, me levanto y voy a mirar justo a la ventana  que da a la entrada  principal, alcanzo a ver como Mina sube al auto de Seiya y habla con otra mujer, no pude ver si es Serena o Lita o quizás las dos chicas, pero es lo más seguro ya que ríen divertidas mientras mi primo sube y el auto arranca, mi enojo es aún más grande, Serena se fue con él y sus amigas, no entiendo por que me lo niega, cuando es evidente que Seiya le gusta, eso me queda claro y ahora el ira por ella, solo por que sabe que estoy interezado; carajo! ahora se que lo hecho todo mal, debí enamorarla en vez de irritarla tanto, Andrew tenía razón, no debí dejar que ella se encargará del comercial con el, al parecer con eso yo se la serví en bandeja de plata.

Camino de un lado a otro por esa habitación, quiero pensar pero mi mente está en blanco, mi teléfono suena, es Esmeralda, ignoro la llamada, ella es con quien menos quiero hablar en este momento, se me ocurre entonces irme de allí, volver a mi departamento, por hoy es inútil que me quede más tiempo; escucho sonar un estruendoso trueno, el agua le prescide, un torrencial aguacero acaba de empezar a caer, me alerto al escuchar sonar caer algo al interior de la casa, salgo de la habitación para investigar, bajo las escaleras y el ruido aumenta, proviene de la cocina, junto con un buen aroma, cuando me acerco lo suficiente a la puerta obtengo la mejor vista que hubiera podido tener, la altanera rubia prepara pasta, al parecer napolitana, no puedo evitar barrer su cuerpo con mis ojos al percatarme que viste un short corto que deja al descubierto sus hermosas y bien formadas piernas, lleva puesta una pequeña blusa de tirantes, sus hombros están al descubierto; aunque su ropa no es mucha, en mi mente ha quedado completamente desnuda, como me gustaría arrancarle cada prenda que aún lleva puesta y doblegar ese orgullo que me vuelve loco, Se inclina para tomar un plato, pero la alacena es algo alta para ella por lo que le cuesta , me acerco sigilosamente y me ubico detrás de ella para alcanzarlo y entregárselo, me pego mucho a su espalda, no es accidental, quería sentir su cuerpo junto al mío, saber si su cercanía me provocaría mucho más que deseo, siento como la tensión corta un poco su respiración, no se si es incomodidad pero quiero creer que también le gusto, así que coloco mi voz lo más sensual que el deseo me permite y susurro en su oido:

- Darien: Dejame ayudarte.

Ella se gira y yo le entrego el plato al compás que clavo la mirada en sus hermosos ojos azules que me miran con asombro, se aclara la garganta y me dice en un tono algo mandon:

- Serena: Falta uno más;( la miro extrañado, pensé que no había nadie más, ella aclara mi duda)o acaso cree  que prepare esto para mi sola?, se que no es lo que está acostumbrado a comer pero bueno, le aseguro que tampoco lo hago tan mal.

- Darien:Será un honor para mi acompañarte, además ya he sido bastante grosero contigo el día de hoy que no estaría bien que me negara.

Le digo inmerso en el asombro, esta mujer no deja sorprenderme, es como una indescifrable caja fuerte, la cual promete mucho una vez que logres abrirla; Tomo una botella de vino del refrigerador para acompañar la cena que la rubia preparó y me siento con ella en la mesa de la cocina; estoy algo nervioso ante su presencia, sobretodo cuando mi ojos se clavan en su torso algo descubierto sus grandes pechos son visibles para mi por primera vez, jamás pensé que fuera tan sexi y apetecible, sin duda esa insípida ropa que usa, había podido apartar de ese deleite a mi ojos todo el tiempo; caigo en cuenta de mi indiscreta mirada al escucharla aclararse la garganta, para que yo busque sus ojos:

ATRAPAME SI PUEDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora