Tras La Pantalla ||Abraham Mateo|| COMPLETA.

¿Qué ha pasado?

Capítulo 82: ¿Qué ha pasado?

No puedo eliminar la sensación de pesadumbre que abandona mi cuerpo, no puedo dejar de pasearme de un lado a otro, no puedo evitar sentir que algo va mal.

Porque sé que algo no está bien.

Mi mano no se ha despegado de mi boca, la uña de mi dedo pulgar se encuentra atrapado entre mis dientes y a pesar que me repito una y otra vez que debo dejar de morderla no lo hago.

Hace tanto que no me sentía así. Hace tanto que no me sentía de este modo, hace tanto que no he sentido el mundo derrumbarse sobre mi que ahora que lo hago, que ahora que vuelvo a sentir el peso del mundo derrumbarse sobre mis hombros, el peso de que algo no esta bien, no puedo evitar quedarme sin aliento, no puedo evitar esta sensación desgarradora que se aprisiona en mi pecho.

Quiero hacer algo para detenerla, cualquier cosa, pero nada llega a mi.

Algo dentro de mi me repite una y otra vez que esto pasará cuando hable con él. Algo dentro de mi no deja de repetirme una y otra vez que las cosas mejoraran cuando se lo cuente todo, cuando sea sincera con él.

Pero sé que eso es mentira, sé que eso no va a mejorar las cosas, sé que está vez las cosas no serán tan fáciles.

Pero aún así me aferro a esa pequeña esperanza con todas mis fuerzas.

Porque lo necesito.

Necesito sentir que el mundo no está apunto de desmoronarse sobre mi como tantas veces ya lo ha hecho. Necesito saber que esta vez, al fin, podré obtener paz y que esta vez durara.

Pero no estoy del todo segura de eso porque mi pecho no ha dejado de contraerse y mi corazón no ha dejado de latir a un ritmo antinatural contra mis costillas que incluso parece que va a perforar un agujero y saldrá disparado de ahí.

Respira.

Mi subconsciente me recuerda, pero esa simple acción parece tan difícil ahora porque aunque intento por todos los medios hacer llegar el aire a mis pulmones no lo logro del todo.

Inhala y exhala, no es tan difícil.

Pero no puedo hacerlo, por más que abró la boca en busca de aire nada llega y sé de inmediato que estoy apunto de sufrir un ataque de ansiedad.

Practicamente corro hacía la cocina y con las manos temblorosas tomó un baso y me sirvo un poco de agua, cuando el liquido casi helado pasa por mi garganta me asiento un poco mejor, pero no del todo.

Entonces y sólo entonces me obligó a mi misma a tratar de calmarme, me digo que de nada me sirve ponerme de está manera, que no esta bien.

Y trato, con todas mis fuerzas, de calmar mi mente y respirar con normalidad.

Pero eso no dura demasiado.

Los golpes en la puerta hacen que mi corazón vuelva a latir a una velocidad impresionante y sé incluso antes de abrir quien es.

Sé que Abraham esta del otro y sobre todo sé que ha venido a hablar para aclarar las cosas entre nosotros.

Me acerco a pasos torpes y lentos hacía la puerta y cuando tiro de ella para abrirla la imagen que recibo me deja sin aliento de inmediato.

Abraham está allí, hay una barba de unos días en su cara, sus ojos caramelos buscan los mios de inmediato pero yo los evito, me fijo en cada pequeña facción de su cara y me aferró a ella con todas mis fuerzas.