Triste realidad. ✅

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Capítulo catorce: Triste realidad.





Soy una persona demasiado torpe, me hago daño fácilmente y soy bastante descuidada, por eso evito lo más que puedo correr riesgo. No me gusta subir las escaleras corriendo porque la ultima vez que lo hice terminé resfalandome y golpeando mi boca contra uno de los escalones de madera, recuerdo que me sangro tanto y estaba tan asustada porque dolía demasiado. Pero ahora, cuando escucho a mi abuela gritar desde arriba, lo primero que hago es correr a su encuentro.

El corazón me late tan aprisa contra las costillas y estoy tan asustada que no puedo dejar de imaginarme miles de escenarios caóticos.

No soy una persona con suerte, vaya que no. Apenas y conozco la felicidad, y no es que quiera victimizarme ni nada por el estilo, pero mi vida no ha sido la más fácil desde que tengo memoria, por eso no me resulta difícil creer que todo esto que tengo, esto poco que tengo y que me hace feliz, puedo desaparecer en un santiamén.

Y no quería eso.

Siempre he creído que la vida es un balance entre lo bueno y lo malo, el bien y el mal. La felicidad e infelicidad. La desgracia y los milagros. Yo ya viví las cosas malas, ya pasé la mala racha, ahora necesito mi balance. Necesito las cosas buenas, la felicidad, el bien, los milagros. Apenas estoy obteniendo una pequeña dosis de eso, apenas estoy empezando a disfrutarlo, no puede terminar tan rápido. No puede acabar así, apenas estoy empezando a vivir. Necesito aprender a vivir y no voy a poder hacerlo si sólo tengo cosas malas. No pido felicidad o milagros, sólo pido un poco menos de dolor.

¿Por qué no puedo obtener un poco menos de dolor?.


___ ¿Abuela? ¿qué sucede?. - Cuando entre a la habitación, la imagen que me recibió fue desgarradora.

Mi abuela siempre había sido una persona fuerte, feliz y muy inquieta. Recuerdo que cuando tenía tres años y ella iba a visitarme - muy pocas veces porque mamá decía que ella sólo me consentía y era una mala influencia, entonces no dejaba que la viera -, se pasaba todo el día en la cocina conmigo en brazos, hacia pastelitos, tortitas y lavaba los trastes, todo al mismo tiempo, como si su súperpoder fuera hacer todo a la vez y no cansarse. Hace unos días, ese seguía siendo su súperpoder. Pero ahora, parecía haberlo perdido. Parecía que todo aquello que hacía con tanta facilidad y alegría se había esfumado por completo. Ahora, mientras intentaba levantarse se la cama con demasiado esfuerzo, parecía haber perdido toda esa esencia que la caracterizaba tanto.

____ Cariño. - Susurró, con la voz tan rota, tan bajaba, que me arrebato por completo el aire de los pulmones. - Necesitó que me pases mis pastillas, la abuela se siente débil. - A pesar de que intento sonreír, el gesto que hizo fue de completo dolor. Trague el nudito en mi garganta y obligue a mis piernas a moverse hasta el pequeño escritorio que estaba cerca de su cama. Tome sus medicamentos y luego de asegurarme que eran la dosis correctas les tendi las pastillas junto con un baso de agua. Ella intento levantar su mano para tomarlas pero esta tembló completamente. Mi pecho se oprimió y me acerqué aún más, colocando las pastillas en su boca y ayudándola a tomar unos sorbos de agua.

____ ¿Estas mejor? - Pregunte, con la esperanza de que el único motivo por el cual ella se sentía tan débil era por no haber tomado sus pastillas. Mi abuela asintió, pero sabía que estaba mintiendo para no preocuparme. - ¿necesitas algo?¿llamo al médico?. - Jamás me había sentido de este modo, tan abrumada. Tan nerviosa, tan desesperada. No sabía que hacer, quería ayudarla, quería hacerla sentir mejor, pero ¿cómo?.

____ Estoy bien, cariño. - Me aseguró, forzando una sonrisa en sus labios resecos. - No te dejare. - Prometió, tomando mi mano. Las lágrimas inundaron mi ojos en ese momento pero traté con todas mis fuerzas de no llorar.

No me dejaría.

Nadie jamás me había prometido algo así. Nadie, jamás, había querido quedarse conmigo.

___ Te Quiero, nana.






Meses después.



Siempre creí que la felicidad se medía en momentos, en pequeños momentos. Nadie era completamente feliz todo el tiempo ni mucho menos todos los días. Yo creí que la felicidad eran instantes, pequeños y cortos instantes que se quedaban grabados en tu cabeza y tu corazón por siempre. Si alguien te decía que era feliz todo el tiempo, que era feliz todos los días de su vida, mentía. La felicidad no existe en abundancia, la felicidad son instantes fugaces, por eso todo el mundo la valoraba tanto. Porque no duraba mucho y tardaba meses, a veces años, en volver a aparecer.

Yo no era una persona que había tenido muchos momentos felices, pero creo que eso es obvio. Me gustaría decir que eso no me molesta o afecta, pero la verdad es que sí. Aún así, a veces, hasta lo menos afortunados podíamos ser felices.


____ ¡AQUI ESTA!, ¡LO TENGO!, ¡LO CONSEGUI!-Grite, entrando a la habitación de mi nana como una loca. Tenía una sonrisa de oreja a oreja y no paraba de saltar por todo el lugar. - ¡Tengo el dinero! ¡podre verle!. - No podía ocultar mi emoción. Mi felicidad, pero trate de no gritar, mi abuela aún seguía un poco débil, pero estaba bastante mejor que la última vez. - Dios mio - Musite, tomando mi cara de manera exagerada. - ¡necesito la computadora!¡necesito comprar la entrada! - El nerviosismo y emoción en mi voz era palpable, pero la verdad era que no me avergonzaba. Mi abuela se río sonoramente y asintió.

____ Ve, toma tu computadora y compra la entrada. - Me ánimo, con una sonrisa radiante en sus labios.

Asentí casi automáticamente, no necesitaba pedírmelo dos veces. Corrí a mi habitación, tome mi computadora y volví a la habitación de mi abuela, me senté sobre la cama y entre a la página donde vendian las entradas, elegí mi sector e ingrese los datos de la tarjeta de crédito que había sacado meses antes únicamente para esto. Cuando apareció el botón de "comprar" una estúpida y tonta sonrisa se formo en mis labios.

En verdad lo estaba logrando. Iba a cumplir mi sueño, iba a ver a la única persona que me hacía completamente feliz.
A esto me refiero cuando digo que la felicidad son pequeños momentos, momentos fugaces, momentos en los que tu corazón late de manera antinatural sobre tu pecho, tus manos sudan y no puedes parar de sonreír por más que lo intentes. La felicidad son pequeños momentos que la vida te otorga para que lo absorbas y aprecies, lo guardes en tu memoria y en tu corazón y lo recuerdes cada vez que estes mal.


____ Cariño... Sofia... - Levante mi vista al oír la voz de mi abuela, cuando la vi, mi mundo se detuvo completamente. - No me siento muy bien. - Murmuró, con la voz débil. Entonces, comenzó a toser e hilos se sangre comenzarón a salir de su boca.

Y a esto me refiero cuando digo que nadie, jamás, es feliz completamente. Porque si, la felicidad es genial, te hace sentir vivo, pero la triste realidad es que la vida no es felicidad absoluta. La vida es esto, momentos trágicos y sueños rotos.

La felicidad es buena, si, pero tiene su costo.














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Gracias por leer♡.

Tras La Pantalla ||Abraham Mateo|| COMPLETA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora