Tras La Pantalla ||Abraham Mateo|| COMPLETA.

Esperanza para los desesperados 1/2

Capítulo 80: Esperanza para los desesperados.

Observe a Abraham doblar mi ropa con sumo cuidado para luego guardarla dentro de mi pequeña maleta, de vez en cuando me miraba de reojo y yo le dedicaba una pequeña sonrisa para hacerle creer que estaba bien, entonces él seguía con lo suyo.

Me habían dado de alta en el hospital así que dentro de unas horas podría irme a casa.

Genial, odiaba los hospitales.

- Creo que debo cremar a mi madre. - Le dije a Abraham luego de unos minutos en los cuales ambos nos encontrábamos en silencio.

- Si eso quieres por mi está bien. - Hablo con voz dulce.

Asentí.

No era eso lo que quería, o tal vez, no lo sé, pero creo que sería menos doloroso que hacer un funeral normal.

El chico frente a mí me dedico una pequeña sonrisa y siguió con su labor.

Mordí mi labio y retuve las lágrimas tras mis ojos.
Desde que me había enterado de la verdad había desarrollado unas ganas tremendas de llorar a toda hora y por todo, pero no podía hacerlo, me rehusaba a hacerlo.

Desee tantas veces saber la verdad, desee tantas veces que mi madre me contara lo que pensaba sobre mi o porque no me quería, desee que fuera sincera conmigo, recuerdo que solía decirle " Adelante, dímelo, puedo soportarlo." , aunque en ese momento creía que se trataba de algo mucho menos grave y traumático, algo mucho menos doloroso, en ese entonces creía que la razón de su rechazo hacia mí era algo irrelevante que me haría tal vez detestarla un poco y así sobrellevar mi vida, algo que me hiciera culparla de mis problemas y tal vez hacerme sentir un poco mejor, pero ahora que sé la verdad ¿cómo puedo culparla?.

No puedo hacerlo.

Quería volver a esos tiempos, quería con todas mis fuerzas volver a ser esa chica la cual pensaba que su madre no la quería porque se había embarazado demasiado joven y no había logrado cumplir sus sueños, quería con todas mis malditas ganas volver a vivir en la ignorancia.

Porque la ignorancia es felicidad.

- ¿Lista? - Abraham me sacó de mi transe. Parpadeé varias veces para eliminar los restos de lágrimas que querían salir de mis ojos y Asentí.

- Lista. - Susurré.

Si Dios existe, en verdad espero que me ayude a vivir con esta mierda dentro de mi.

Que por favor exista.

[...]

Una semana después.

Tienes que dejar de hacerlo. No puedes pasarte toda la maldita vida llorando por los rincones, simplemente no puedes.

- ¿Sofía? - Oí la voz de Abraham entre las miles que estabas dentro de mi tortuosa cabeza.

- ¿He?, ¿si?, lo siento.... - tartamudeé.

- ¿Me estás escuchando? - Frunció su ceño. Mordí mi labio y negué con la cabeza.

- No... Lo siento, estaba pensando... - Murmuré.

- ¿En qué?

- En nada.

En todo.

- ¿Estas segura?, no quiero presionarte, sé que aún estás dolida por lo de tu madre pero llevas una semana entera distraída, me gustaría saber que está pasando por tu cabeza para poder ayudarte. - Su voz sonó dulce pero aparesar de eso pude distinguir una pizca de impaciencia.