Palabras.

Capítulo 2: Arrepentimiento

"Good Omens es una serie de Amazon Prime y un libro de Terry Pratchett y Neil Gaiman"

Aziraphale observo las botellas de Châteauneuf-du-Pape que habían disfrutado durante la larga velada, el demonio había salido como alma que lleva el diablo después de sus duras palabras, y el sintió un vacío en el estómago, como cuando comió un suchi en mal estado hace ya algunos años, y su cuerpo "humano" la pasó terriblemente mal.

Y sin querer un recuerdo de esa noche lo traslado aun Aziraphale muriendo dentro del baño de la librería, y un demonio que le trajo un remedio casero contra su malestar.

— ¡Vas a morir comiendo! — lo regaño, mientras lo ayudaba a ponerse de pie, se sentía miserable, sabia que su apariencia daría lastima, no espero que Crowley lo ayudara a sentirse mejor.

— ¿De donde conseguiste este tipo de plantas? — pregunto mientras tomaba la infusión la cual le apoyaba con el malestar.

— Plantó algunas en mi jardín, por ahí escuche que un té de esto es maravilloso para el estomago — explicó, por un momento Aziraphale pudo percibir una nota de rubor en sus mejillas, pero no quiso darle más vuelta a la amabilidad que salía del demonio, siempre dirigida con él.

Eran amigos, o al menos es lo que se repetía cuando sin importar que pasará, Crowley estaba ahí para ayudarle, por que eran las cosas que hacen los amigos ¿No?

Sin embargo, minutos antes en aquella reunión en su librería en Soho, donde ambos habían consumido cantidades industriales de vino,  el ángel sintió miedo, un temor de la ira divina, desde hace tiempo ambos sabían que no pertenecían a ningún bando, pero no por eso aceptaba que parte de las cuestiones inefables, era que los sentimientos que se tenía uno al otro, era más que fraternales.

Crowley lo había besado en medio de ese baile, sus bocas se habían unido en una danza igual de lenta que el vals que ambos llevaban a cabo minutos antes. Las manos del demonio se pasearon por su cintura, fundiéndolo en un abrazo, y sintió por unos minutos breves, que las cosas seguían el rumbo correcto.

Pero la culpa, el arrepentimiento y sobre todo el maldito miedo provocaron que Aziraphale lo apartara abruptamente de sus labios, pudo por un minuto sentir como el aliento con toque dulce causado por el vino se apartaba de su boca, y observo como a pesar de las gafas de sol que él demonio siempre portaba, reflejaba un rictus de tristeza en su rostro.

— Lo siento, es mejor que te marches — le pidió, Aziraphale sintió un estremecimiento, como si pronunciar eso le causara un profundo dolor.

— Ángel, yo...— Crowley quería decir una simple disculpa, pero no, el rubio no quería escuchar algo que lo hiciera arrepentirse aun más de lo acontecido, así que con todo el dolor que le causaba el hecho de que Crowley aun siguiera en shock, tuvo que cortar cualquier discurso amoroso.

— Somo enemigos naturales querido, no merece la pena cualquier cosa que pueda pasar entre tu y yo — dolía, pero sobre todo al ver que Crowley se quitó su anteojos negros y sus ojos color amarillo reflejaban dolor, un puro y genuino sentimiento.

— ¡Maldita sea Aziraphale! — le gritó — no me importa que opines, pero tu yo jamás seremos enemigos, ambos estamos en el mismo bando, aunque seas un cobarde.

Después de ese infernal rugido, Crowley se alejó de él, y dio un rotundo portazo al salir de la librería, a los poco minutos, el Bentley dejaba la acera de enfrente, y por fin el ángel se pudo derrumbar en su sofá.

N.A. voy con un elegante retraso...