Día Siete: Muerte y Justicia (Segunda Parte)

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(Voz narrativa: Seok Jin)

Decía que su madre estaba desvariando y que su perro estaba muerto

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Decía que su madre estaba desvariando y que su perro estaba muerto. Que trataba de vengarse pero que nunca lo conseguía. Y ese golpe en la cabeza... Y esas pintas tan sucias...

¡Bah! Menudo pirado.

—Limítate a recoger y sal de mi casa o llamo a la policía —le amenacé, antes de agarrar a mi hermana del brazo y sacarla a la fuerza al pasillo—. Hablo en serio.

No respondió. Se quedó sumido en una especie de rara ensoñación unos interminables minutos en los que no apartó la vista de los botes del suelo, como si quisiera memorizar cada letra de la composición, hasta que la hemorragia se detuvo y se levantó, sin una sola palabra, y empezó a limpiar en un estado mecánico. ¡Pero qué era eso! ¡Qué falta de educación!

Estuve a punto de vocearle, cual jefe ante un empleado vago, pero al final decidí que no merecía la pena quedarme sin voz y me marché al salón en busca de la relajación de una buena lectura. Abrí el libro de turno, retiré el marca páginas y pasé los ojos por las primeras líneas, con la cabeza todavía puesta en el niñato de las narices.

Maldita hermana. ¿Cómo se le había ocurrido meter a un tipejo así en casa? Se veía claramente que estaba mal de la cabeza y, aunque le salvaba un poco el hecho de que fuera consecuente con la mierda que había dejado, eso no quitaba que tuviera las neuronas cruzadas. Sería por el porrazo, por un trauma con su madre o vete tú a saber por qué, pero, si algo tenía claro, era que no pensaba permitir que alguien así rondara por mi espacio.

—No puedo creer que le estés obligando a hacer el aseo. —Shin Hye se dejó caer en el sillón frente al mío—. ¿No te das cuenta de cómo se le ha quedado la frente? —me recriminó—. ¿Es que no tienes piedad?

Bajé ligeramente el libro, lo suficiente para asomar los ojos por encima de las páginas. ¿Y ella qué? ¿Tampoco la tenía para dejarme en paz?

—Le encontré inconsciente —se apresuró a explicar—. Está mareado, aturdido y, aunque no se queje, tiene que dolerle mucho.

—¿Y a mí eso qué más me da? —Me encogí de hombros, sin comprender a dónde quería llegar—. No entiendo por qué demonios me tiene que dar pena un desconocido que se mete en mi casa a joderme mis toallas y a mancharme mi suelo —proseguí—. Que tenga una herida en la cabeza y problemas con la sociedad no es asunto mío.

—No tiene problemas con la sociedad. —Vaya; cuánto orgullo al defender al zarrapastroso ese, ¿eh?—. Aunque no he hablado con él hasta ahora, le conozco del instituto y es miembro del equipo de Ciencias Interescolar.

Puse los ojos en blanco. ¡Eso no significaba nada! ¡Cualquier idiota que supiera sumar podía meterse en esos patéticos clubes!

—Además, saca buenas notas, tiene muchos amigos y trabaja de fotógrafo para el periódico —completó su argumento—. Es una persona normal.

DISOCIATIVO ² : Sociopático 《MYG》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora