But I still want you |Taegi|

No estoy loco.

Y abrió sus ojos, sabiendo que ese sería el último día en el hospital. YoonGi sonreía...él de verdad estaba sonriendo. Era fácil notarlo, no era una sonrisa fingida, no estaba herido, estaba feliz, muy feliz.

—¿Cómo despertó el bello durmiente?

El castaño, como siempre, saludó desde la puerta. Sonriendo se acercó al pálido joven junto a la ventana.

—Horrible.

Respondió, y mientras Taehyung se acercaba con lentitud, él bostezaba. Recordando que era el último día ahí, no perdió tiempo. Taehyung trajo la silla de ruedas y se pusieron en marcha al jardín.

—No hemos desayunado. No sé qué haremos aquí —Comentó el castaño, empujando aquella silla por la gran puerta de vidrio.

—No importa ahora, por fin saldré de aquí. Y de verdad quiero estar contigo en el jardín. —Le dijo sonriendo.

—Bien, pero no con eso. — Tras unos pequeños metros, la silla se detuvo y YoonGi no supo porque, hasta que el castaño se colocó de rodillas a él. —Sube, daremos un paseo.

Sin dudar, colocó sus manos en el cuello del menor, Taehyung por su parte, sujeto las piernas de YoonGi y con algo de dificultad se puso de pie.

YoonGi había olvidado lo que era recibir el viento en su cara, mirar hacia abajo y ver el suelo tan lejos. Alzar sus brazos y sentir que puede tocar el cielo.

— Por favor dime que no olvidaste lo que era estar tan alto.

YoonGi sólo rio y Taehyung lo tomó como un "Sí, lo había olvidado"

Caminaron, o bueno Taehyng lo hizo. Aún con el pelimenta en su espalda él continuó con su destino. Llegaron al lugar más desierto y para su suerte, el árbol frente a ellos daba la sombra perfecta para descansar.

Delicadamente el castaño ayudo a YoonGi a acostarse, él respiró profundamente, Tae lo observó sonriendo. La brisa los acompañaba y ellos sin nada que decir, disfrutaban de la compañía del otro.

— ¿Por qué crees que la gente les tiene miedo a los payasos?

Preguntó Min, sin despegar la vista del cielo.

—Porque son feos.

—Aterradores.

—No son graciosos.

Ambos rieron, simplemente porque compartían sus pensamientos. El Castaño no pudo evitarlo, volteó su rostro y su mejilla sintió el pequeño pasto chocar contra su cara. Y luego su corazón dolió, Min sonreía y Tae sintió paz al ver su sonrisa. Se sintió completo, pero sin darse cuenta, terminó sonriendo con él.

El pelimenta hizo lo mismo, pero terminó encontrándose con sus ojos. Aquellos oscuros ojos lo hipnotizaron, a pesar de su simplicidad, sentía que podría apreciarlos el resto de su vida. El Castaño tenía los ojos más hermosos que alguna vez había visto, ni los más verdes, ni los más azules, se comparaban.

Y sin decir nada, terminaron sonriendo entre ellos. Apreciando la brisa, el cielo y a ellos mismos.

YoonGi sentía la mirada de Tae en su rostro y con una sonrisa, sus mejillas se teñían de rojo. Tae lo notó, entonces regresó con su vista al cielo.

—El cielo es bellísimo.

—Una obra de arte muy cambiante.

— Como si la hubiera pintado el mismo Da Vinci.

—Picasso.

Y de la misma manera, volvieron a reír.

Tengo hambre. No he almorzado y solo desayuné un vaso de gelatina.

Tengan una linda tarde...noche...semana.
Mejor una linda vida, sí, tengan una linda vida.
Les recomiendo la canción. Me fascina.

—BeyondCoffee