EL TRISTE PASADO DE MI JARDINERO

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Regresamos a casa, después de almorzar por allí, le cedí el volante a Edward, yo estaba cansada.

-Bella- Edward me despertó algo preocupado.

-¿Qué?- dije removiéndome.

-Es tu padre. Está parado en frente- miré de pronto, acabábamos de entrar en casa. Rayos. ¿Qué hago?

Como le digo que salí a pasear con el jardinero.

Papá caminó hasta nosotros. Salí casi corriendo para que no se acercara a mucho.

-Bella ¿dónde has estado?- me reclamó cuando llegué a su lado.

-En el cementerio papá ¿Lo olvidaste?- hice un convincente puchero rogando a todos los dioses que se haya olvidado y no se le ocurriera ir al cementerio o mi explicación se iría por caño.

-No lo olvidé pero no pude salir tuve junta todo el día- entonces se fijó que Edward salía del auto.

-Buenas tardes señor Swan- saludó el jardinero con mucha seguridad.

-¿Fueron juntos al cementerio?- preguntó mi padre achicando los ojos.

-Sí señor. Bella me pidió que plantara algunas flores en la tumba de su madre- solté el aire contenido… mi corazón latía aprisa pero se estabilizó. Para ser un bien educado huerfanito era buen mentiroso. No… sólo lo hacía por mí.

-Oh bueno, eso es muy lindo de tu parte hija- dijo mirándome papá -Gracias muchacho- me abrazó y caminamos hacia la casa, quería voltear y despedirme de Edward pero no pude.

-¿Cómo te va con el chico Cullen?- preguntó el gran jefe de mis tarjetas de crédito.

-Bien. Tal vez salgamos mañana- le sonreí. Tenía ganas de correr por allí con mi guapo jardinero.

-Que bueno. Estoy por hacer unos negocios con su padre. ¿Cómo te va con los preparativos de la fiesta?

-Bien, super. Ya casi tengo todo, no voy a invitar a muchas personas, unos 15 amigos, no haré fiesta, sólo una pequeña reunión- porque Alice me abandonó y no sé como planear una maldita fiesta, pensé.

-Partiré mañana, voy a Alemania, tardaré dos semanas ¿Quieres que te traiga algo?-

-¿Tan lejos?-suspiré. -No quiero nada, tengo todo lo que necesito-sonreí.

-Ya veré que te compro, me alegra que seas así. Mis amigos se quejan que sus hijas los van dejar en banca rota y tu nunca me haces gastar demasiado- me abrazó.

-Es que todavía no has visto el estado de cuenta de este mes- también lo abracé.

-Ya lo revisé, hasta el administrador quedó sorprendido. No eres una despilfarradora- me acarició la cabeza y nos sentamos a cenar.

-Papi, ¿podrías traerme semillas de flores?- pedí.

-¿Flores? ¿Quieres que te traiga semillas de flores de Alemania? –sonrió.

-Quiero que mi prado sea el más bonito. Edward ha sembrado flores silvestres pero me gustaría que también haya flores exóticas.

-No sabía que te gustaba la jardinería- sonrió. Ay si supiera que lo que me gusta en realidad es el jardinero.

-No en realidad. Lo que me agrada es el paisaje, creo que agregaré una glorieta y un camino de piedras en la parte posterior de la casa ¿Te parece buena idea?- en realidad yo le había dado vueltas al asunto de hacer que Edward se quede permanentemente y con un mejor sueldo. Así podría ir a Chicago y volver rápido.

-Me parece estupenda, pero necesitaremos personal para eso, contrataré algún arquitecto y un maestro de obras-

-No. Yo quiero escogerla personalmente y creo que Edward puede hacerse cargo de eso, le pregunté y sabe de construcción, autos y muchas cosas-

El Jardinero - Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora