—Está despertando— escuché murmurar a Ángela.
—Retírate por favor— era la voz de papá.
Qué vergüenza. Me daba nauseas recordar lo que me había pasado.
No quería abrir los ojos. Pero debía enfrentarlo. Además gracias a Félix, James no había logrado su cometido.
— ¿Papá?— murmuré.
—Hijita ¿cómo estás?— acarició mi cabeza, jamás lo había visto tan acongojado.
—Mejor— unas lágrimas se me escaparon. — ¿No estabas en Seattle?— pregunté.
—Venía de camino cuando me llamó Félix, así que llegué en menos de una hora. Tranquila, estoy aquí. Ese malnacido no volverá a acercarse. Bella, he traído a una doctora, es médico legista. Te revisará.
—Pero no me pasó nada papá. Félix llegó a tiempo— el rostro atormentado de mi padre se relajó.
—Gracias a Dios. Es que Ángela acaba de llegar también y no te había revisado nadie, no queríamos despertarte tampoco.
—No pasó nada que lamentar pero fue horrible— volví a llorar recordando lo sucedido.
—Lo sé. De todas formas me gustaría que te revisaran, los golpes y alguna contusión, quiero asegurarme que estás bien, además nos servirá para levantar cargos— acepté.
—Dale las gracias de mi parte a Félix— le pedí.
—Está abajo. No ha querido subir para no incomodarte. Voy a hablar con él—
La doctora entró y me hizo un examen rutinario, evaluó mis heridas y me recetó algunas pastillas que tomé en ese mismo momento.
Luego Ángela me preparó el baño. La pobre mucama estaba más triste que yo y lloraba a cada rato. Culpándose por su ausencia.
Entre mi padre y Félix arreglaron todo para que se mantuviera en el más estricto secreto. No quería ser la comidilla de la prensa sensacionalista.
Dos días después pude salir afuera de la casa, no había tenido ganas de nada, a pesar que me moría por ver a Edward. Sólo en sus brazos sé que podría sentirme bien. Pero mi padre estaba conmigo en todo momento o Ángela.
—Señorita, hoy en la noche viene a verla el señor Félix, debe arreglarse un poco— me recordó Ángela. Tenía razón, traía ropa holgada y apenas me había cepillado el cabello.
—Si gracias, prepárame algo. ¿Cómo está tu novio?— con tantos problemas ni le había preguntado.
—Muy bien señorita, en unos días le dan de alta. Ay señorita Bella, perdóneme por favor. Me siento tan mal, si yo no me hubiese ido ese día usted…— rompió a llorar desconsoladamente.
—Está bien Ángela, no tienes que sentirte así. Al final no pasó nada— traté de calmarla cuando llamaron a la puerta.
—Adelante— era Jessica, se quedó mirando a Ángela con desconfianza.
—Señorita Bella, su padre llamó, dice que él y el señor Aro también vienen a cenar— lo que me faltaba. Más gente. ¿Cuándo podré ir a buscar a Edward?
—Gracias Jess, por favor ten la cena lista y pon la mesa, no de gala pero si muy formal.
—Está bien señorita. Es sólo que… yo quería salir hoy, tengo una cita— parecía nerviosa.
—Yo puedo servir la cena, déjeme compensarla señorita Bella— Ángela parecía tan afligida que acepté.
Me vestí lo mejor que pude y bajé cuando estuve lista. Para mi sorpresa Félix me estaba esperando.
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El Jardinero - Terminado-
FanficEL JARDINERO (Mayores de 18 años, contenido sexual explícito) Todos los personajes le perteneces a S. Meyer, sólo la trama es original. QUEDA PROHIBIDA TODA COPIA SIN PERMISO DE LA AUTORA Introducción: Un nuevo jardinero pondrá de cabeza el mundo e...