NUESTRO NIDITO DE AMOR

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Desperté muy temprano, tenía tanta ilusión de buscar un lugarcito para Edward y para mí.

Me puse ropa muy simple, dejé mi auto en una cochera y salí a caminar en la zona menos exclusiva de Forks. Adquirí un diario de avisos clasificados, jamás en mi vida había leído algo parecido. Hasta regalaban gatos sin pedigrí ¿Estarían vacunados?

Visité varios lugares, de uno salí corriendo cuando me cruce con una cucaracha. Todos estaban arriba de los 300 dólares, esperaba que Edward me permitiera aportar los 100 dólares restantes.

Había más baratos pero se situaban en unas zonas horribles, donde parecía que podría encontrarme con un cadáver en la calle y a nadie le importaría. De todas formas fui a ver un par de esos.

Los servicios eran un asco, no tenían agua o estaban dentro de departamentos.

No podía creer que la gente viva tan hacinada. Bueno parece que no sé mucho del estilo de vida de las personas pob… con menos recursos.

Cuando Edward salió de trabajar lo llevé a ver las habitaciones que me gustaron, o que al menos no me disgustaron tanto.

—Amor, te dije el presupuesto— me dijo entre dientes cuando estábamos en la habitación que más aparente se veía.

—Yo puedo aportar lo demás— le dije para que no escuchara la dueña.

—Señora, regresaremos en un momento, nos disculpa— salimos a la calle.

—Bella, no quiero que te gastes el dinero de tu padre en esto— me dijo algo fastidiado.

— ¿El dinero de papá? ¿Eso es lo que te molesta?

—Amor, no. Es sólo que me gustaría poder decir que yo sólo puedo cubrir nuestros gastos básicos—

—Pero Edward, las habitaciones de 200 dólares son horribles, tienen cucarachas, no voy a ir a verte a un lugar lleno de cucarachas— me ofendí.

—Linda… Bella, entiéndeme— me susurró dándome un beso en el cuello, condenado manipulador.

—No me vas a convencer con tus besitos Edward Masen tú no has visto como me pongo cuando veo una cucaracha y si me encuentro con un ratón grito tan fuerte que te puedo dejar sordo— él solo rió. –Además no es sólo el dinero de papá. Mamá también tenía mucho dinero que mi papa supo invertir bien. Así que tómalo como mi dinero, pero por favor no me hagas vivir en un basurero— hice un puchero muy convincente.

—Está bien. Pero yo voy a pagarlo, así me quede con el dinero justo para la comida— dijo un poco ofendido.

—Ésta es la habitación que más me gustó, anda, es grande, solo está en el segundo piso y tiene ventana a la calle. Por favor, me gusta este lugar— rogué un poco.

Hicimos el contrato a su nombre y esa misma noche fuimos a ver la cama que ya había separado en una tienda de muebles.

— ¿Para qué quieres una cama tan grande?— se quejó mi novio delante de la dependienta al ver la cama King que había comprado.

—Para maniobrar, no me hagas quedar en ridículo— le dije entre dientes. Él solo asintió y quedaron en entregárnosla en dos días.

Los siguientes días nos la pasamos limpiando la habitación, Edward la pintó y quedó muy bonita. Compre tapices, cortinas, muchas cosas para el baño, que aunque tenía sólo una ducha iba a ser muy bien aprovechada.

También llevé una cocina pequeña, repisas, una mesita de noche, una lámpara y esperé en el día a que trajeran e instalaran la cama.

Al cuarto día ya estaba esperándolo con todo listo para la inauguración de nuestro nidito de amor.

El Jardinero - Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora