ME ENAMORÉ COMO UNA IDIOTA

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Edward no vino a dormir conmigo esa noche, ni las siguientes. Tenía ganas de salir a buscarlo y aceptar su ofrecimiento. Esto estaba mal, no debía deprimirme por rechazar al jardinero. ¿Qué derecho tenía el muy tonto a enamorarse? Yo le advertí que no lo hiciera. Fui sincera con él.

—Bella, esta noche tenemos una fiesta en casa de los Cullen— papá entró presuroso al comedor esa mañana.

— ¿Otra fiesta?— rezongué, al menos sería en casa de Emmett y podría conversar un poco con él.

—Voy a perder mucho tiempo, Garrett el chofer está de vacaciones y no dejó reemplazo. No sé qué hacer ahora, no voy a llegar manejando el auto a lo de los Cullen— se veía fastidiado, siempre me preocupaba verlo así por eso me encargaba de que le hicieran sus chequeos cada 6 meses y procuraba que comiera sano al menos en casa.

—Papá… ¿Y si le dices a Edward el jardinero? Él conduce muy bien— sugerí, además el volver a verlo me ilusionaba un poco.

— ¿En serio? Me ahorraría entrevistar gente, el padre Eleazar dice que es totalmente de confianza, odiaría volver a cometer el error de contratar a algún otro loco— me miró con algo de pena. Seguro por James.

—Pues sería sólo cuestión e pedírselo, ya terminó mi glorieta y no creo que esté tan ocupado y... deberías pagarle otro sueldo, no sería justo que haga dos trabajos y solo le pagues por uno— aparenté que no me importaba pero estaba pendiente de la respuesta de mi padre.

—Será sólo por dos semanas y claro que le pagaré otro sueldo. Lo mandaré llamar en seguida— salió a la cocina.

Salí corriendo a mi habitación al menos a peinarme y cambiarme, si Edward iba a venir a la casa tenía que estar presentable.

Bajé las escaleras con algo de temor, escuché la voz de Edward en el primer piso.

—Está bien señor Swan, estoy de acuerdo con sus términos.

—Bueno entonces está hecho, ve al garaje a cambiarte, ponte el uniforme. Regresarás por Bella a las 6 en punto y la llevarás a la casa de los Cullen— Edward me miró cuando iba bajando las escaleras, su mirada era la de siempre, como si viera una aparición o algo así, me encantaba tener ese efecto en él.

—Hola Edward— saludé sonriendo.

—Buenos días señorita Bella— dijo respetuoso.

—Hija, Edward va a ser el chofer estas dos semanas, gracias por la idea, no se que habría hecho sin conductor— papá salió a su despacho por sus cosas.

—Qué bueno que aceptaste, Charlie se estaba volviendo loco sin chofer— comenté.

—Permiso, debo ir a cambiarme— se fue sin decirme nada más. Debía estar molesto conmigo. Bueno, era su problema no el mío.

Todo el día me la pasé escogiendo que ponerme, peinándome y maquillándome con especial cuidado. Quería estar muy guapa.

Pero a quien quería impactar era a Edward.

Él vino por mí a las 6 en punto cual inglés. Me abrió la puerta de atrás del auto y salimos a la reunión.

—Estas muy hermosa— me dijo mirándome por el espejo retrovisor.

— ¿En serio? Porque parece que ya no te gusto, ni siquiera vienes a verme— me hice la ofendida.

—No me he sentido bien— dijo

— ¿Estás enfermo? – me preocupe.

—Una infección simple pero ya pasó— confesó.

— ¿Edward porque no me avisaste?— le reproché.

El Jardinero - Terminado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora